Por Mariano Del Mazo. De la redacción de Clarín.
Clarín digital. Viernes
29 de setiembre de 2000
Durante los 80, una confluencia de elementos hicieron que la Argentina,
entre otros países, tomara a Silvio Rodríguez y Pablo Milanés
como sinónimos excluyentes de la música popular de Cuba. Eran
ellos la voz del castrismo versus los exiliados la voz de
Miami. Nadie hablaba (de hecho, Rodríguez y Milanés obviaban
el tema en las entrevistas) de la cantidad de músicos que convivían
en Cuba. Ahora Buenos Aires espera una invasión: en los próximos días
empiezan a desembarcar Compay Segundo, Ibrahim Ferrer, Rubén González
y Omara Portuondo, Los Van Van, la compañía de Tropicana...
Aclaremos: figuras prerrevolucionarias que no se opusieron a Castro. ¿Por
qué fueron ignorados durante tanto tiempo? Es evidente que a Cuba no le
interesaba promover la exportación de músicos sin mensaje. La
exportación fue principalmente ideológica. Ahora es el turno de la
música pura. |