Sydney. Enviados especiales.
Clarín digital. Jueves 28
de setiembre de 2000
Cuba vivió su día más triste en estos Juegos. Lo
certifica la apertura de la conductora principal de Radio Rebelde de La Habana:
"No me pidan que esté contenta, porque hoy nadie puede estarlo",
dijo con tono de velorio en referencia esencialmente a la derrota sufrida por el
equipo de béisbol nada menos que ante Estados Unidos, por 4 a 0, en la
final olímpica, por supuesto con el oro en juego.
Teniendo en cuenta al rival y considerando el contenido del sentimiento
cubano, fue una caída deportiva y política. "Para la mayoría
de los cubanos, un triunfo sobre Estados Unidos hubiese significado no sólo
la derrota a un digno rival en el terreno, sino una victoria simbólica en
el plano político", sintetizó la agencia cubana Prensa
Latina.
El deporte nacional de Cuba, el béisbol, había atrapado el oro
en Barcelona 92 y en Atlanta 96. Además, nunca había sido dejado
en cero por Estados Unidos. Por eso también tanto dolor.
Para completar el cuadro de decepción, cuatro de cinco boxeadores
cubanos resultaron eliminados en cuartos de final. La única victoria la
aportó el superliviano Diógenes Luna Martínez, ante el
egipcio Abdel Maksoud. Una derrota tras otra encadenaron las restantes: el
superpesado Alexis Rubalcaba, el superwelter Juan Hernández Sierra, el
pluma Yosvany Aguilera y el mosca Manuel Mantilla.
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