Publicado el 22 de septiembre de 2000, en
El Nuevo Herald
Realizan juicio en Cuba a dos residentes de Miami
Pablo Alfonso. El Nuevo Herald
Dos exiliados cubanos residentes en Miami, que desembarcaron en la costa
norte de Pinar del Río hace dos años, fueron juzgados ayer en la
capital pinareña bajo cargos de realizar "actos contra la Seguridad
del Estado".
Ernestino Abreu Horta, de 76 años y Vicente Marcelino Rodríguez,
de 66, enfrentan 26 años de cárcel por el supuesto intento de
crear un foco guerrillero en el occidente del país. Ambos desembarcaron
el 19 de mayo de 1998 y fueron detenidos nueve días después en la
localidad de Pons, en el municipio montañoso de Minas de Matahambre.
Según las autoridades castristas, los exiliados desembarcaron en una
lancha a motor en la que llevaban rifles, pistolas y propaganda
antigubernamental. Aunque los acusados negaron entonces las acusaciones de
pretender fomentar la rebelión, admitieron haber viajado a la isla en lo
que, según han afirmado, parece ser una cruzada política de carácter
personal.
Elizardo Sánchez, presidente de la Comisión Cubana de Derechos
Humanos y Reconciliación Nacional (CCDHRN), pidió el jueves desde
La Habana a las organizaciones del exilio que hagan gestiones en favor de la
liberación de Abreu y Rodríguez por razones humanitarias debido al
precario estado de salud de ambos.
"Nosotros aquí estamos en el fondo de un pozo y no podemos hacer
mucho en ese sentido, aunque hemos acudido ya a Amnistía Internacional,
Human Rights Watch y otras organizaciones internacionales de derechos humanos",
indicó. En el juicio, celebrado en el teatro del Instituto Tecnológico
Primero de Mayo, de la ciudad de Pinar del Río, fueron procesados también
José María Corrales Martínez, de 65; Rolando Corrales Martínez,
de 57, y Mario Miguel Millo Martínez, de 49, todos residentes en Pinar
del Río y para quienes el fiscal pidió una condena de 10 años
de cárcel, acusados de apoyar localmente a los exiliados procedentes de
Miami.
Sánchez dijo que la CCDHRN puso a disposición de los acusados
a los abogados Sergio Hernández, Carlos Navarro y Wilfredo Calderón,
quienes han defendido en otras ocasiones a opositores políticos y
activistas de derechos humanos. Abreu dirigió en Miami la Junta Patriótica
Cubana y Rodríguez fue capitán del Ejército Rebelde, al
triunfo de la revolución cubana en 1959. Posteriormente estuvo
encarcelado por razones políticas y en 1980 emigró a Estados
Unidos. Ni el gobierno cubano ni los medios oficiales de prensa hicieron
referencia al juicio, al cual sólo se permitió la entrada limitada
de algunos familiares.
Los 9 cubanos, en libertad
Wilfredo Cancio Isla. El Nuevo Herald
Los nueve sobrevivientes del avión cubano AN-2 que cayó al mar
recibieron el jueves permiso para permanecer legalmente el Estados Unidos, luego
que las autoridades federales descartaran las versiones de secuestro u otros
actos delictivos vinculados a la fuga.
Visiblemente afectados por la tragedia vivida, seis de los cubanos pudieron
reunirse con sus familiares al atardecer, poco después de recibir parole
(permiso provisional de permanencia) y ser puestos en libertad por las
autoridades del Centro de Detención de Krome.
"Viví engañado por 35 años", dijo a El Nuevo
Herald el piloto Angel Lenin Iglesias respecto a su decisión de venir a
Estados Unidos.
"Me siento bien, triste por la muerte de Yudel [Puig], pero dichoso de
sobrevivir con mi familia", agregó Iglesias, que presenta huellas de
contusión en el pómulo izquierdo. "Ahora mi tarea es
encontrar un trabajo para ganarme la vida".
Las autoridades confirmaron que el único fallecido durante el
amarizaje de la avioneta fue Yudel Puig Martínez, de 23 años,
hermano de otro de los sobrevivientes, Pavel Puig Blanco, de 28.
Iglesias, su esposa Mercedes Martínez Paredes, de 34 años, y
los hijos de ambos, Dany, de siete años, y Erik, de 13, durmieron anoche
en la casa de unos amigos en el suroeste de Miami. También fue liberada
Jacqueline Viera, de 25 años.
Las autoridades del INS extendieron además parole a la familia de
Rodolfo Fuentes Fernández, de 36 años, y su esposa, Liliana
Ponzoa, de 36, quienes al cierre de esta edición permanecían
ingresados en el Lower Florida Keys Medical Center, ya fuera de peligro. El hijo
del matrimonio, Andy Fuentes, de seis años, había sido entregado a
sus familiares en horas de la mañana.
La oficina del INS en Washington ratificó que el grupo había
recibido los debidos permisos para quedarse en territorio norteamericano bajo la
política de "pies secos" que se aplica a los refugiados cubanos
en tierra firme.
La decisión sobrevino luego de que investigadores del FBI descartaran
la hipótesis del secuestro del avión, tras varias sesiones de
entrevistas personales con los sobrevivientes.
El abogado de Tampa Ralph Fernández, que en 1998 ganó el caso
federal de tres cubanos escapados de la isla en una avioneta secuestrada, asumió
gratuitamente la defensa de la familia Puig.
Isidro Puig, padre del único fallecido en la fuga aérea, dijo
sentirse "con un sentimiento agridulce".
"Estoy consternado, un hijo muerto y otro hijo libre que sólo
atina a llorar por la muerte de su hermano", relató Puig, quien llegó
de Cuba hace siete años y desde entonces no veía a Pavel ni a
Yudel.
Angustiado, Pavel Puig contó a Fernández que el hermano
fallecido había salvado a todos los demás sacándoles de la
nave.
"Empecé a nadar y mi hermano estaba detrás", dijo
Pavel, de 28 años, según relató Fernández minutos
después. "Luego me viré y no lo vi. Fue él [Yudel]
quien sacó a todo el mundo".
Yudel, de 23 años, parece haberse enganchado en la avioneta. Cuando
Pavel y algunos otros sobrevivientes alcanzaron el aparato, que ya se estaba
hundiendo, Yudel se había ahogado. Los otros lograron sacar su cuerpo de
la nave.
El comentarista Tomás García Fusté anunció que
se harán gestiones para que la madre de Yudel, Aleida Paredes, pueda
venir a Estados Unidos al funeral de su hijo. Hasta ahora no hay fecha, pero se
espera que el velorio y el entierro tengan lugar a principios de la semana
entrante. La funeraria Bernardo García, de la Calle 7 del NW, está
donando sus instalaciones, dijo García Fusté.
En Cuba, el gobierno convocó anoche mediante un anuncio televisado a
todo el país a realizar una protesta masiva el lunes contra la "cínica"
política migratoria de Estados Unidos y la llamada Ley de Ajuste Cubano.
No se indicó cuántas personas se espera que asistan a la
protesta, que se realizará en la llamada "Tribuna Abierta
Antiimperialista José Martí', frente al edificio de la Sección
de Intereses de Estados Unidos.
En una nota editorial publicada en el diario Granma, el gobierno cubano culpó
a Fuentes Fernández de "la influencia nociva" que ejerció
sobre Iglesias para conducirlo a la fuga. El texto oficial dice que a Iglesias
se le desconocen antecedentes penales y lo califica como un trabajador correcto
que procede de familia revolucionaria, pero califica a Fuentes, su compañero
de escuela e íntimo amigo, de "hombre corrompido, de dudosa moral y
conducta".
Dos días después de los hechos, ningún sobreviviente ha
querido hablar directamente de cómo fue planeada la fuga ni de las
circunstancias del vuelo.
Pero Manny Díaz, el abogado de Fuentes Fernández, de 36 años
y primero del grupo traído a Estados Unidos para ser atendido en el Lower
Florida Keys Medical Center, también reveló algunos detalles que
le fueron contados por su cliente. Fuentes sigue hospitalizado en Cayo Hueso,
ahora con su esposa y su hijo de seis años.
Según Fuentes, a pesar del cuidado con que se fraguó la huida,
los que hicieron el plan se equivocaron en un elemento importante. Pensaron que
los controladores aéreos en la torre del aeropuerto de La Habana les
ayudarían a tomar rumbo hacia la Florida. Pero los controladores cubanos
se negaron a hacerlo.
Más tarde, cuando el piloto notificó a La Habana que al avión
le quedaba poco combustible, los controladores recomendaron simplemente amarizar
el avión. Entonces, con combustible para media hora más de vuelo,
Fuentes dijo haberle sugerido al piloto buscar un buque que les pudiese rescatar
del mar.
Afortunadamente, sí encontraron uno, el Chios Dream, de bandera
panameña. El resto es historia.
Washington y La Habana reanudan los contactos sobre migración
Rui Ferreira / El Nuevo Herald. Nueva York
Estados Unidos le planteó a Cuba su extremo descontento con las
restricciones migratorias que el gobierno de la isla ha impuesto a los cubanos
que quieren emigrar legalmente, al reanudar aquí ayer las periódicas
conversaciones sobre temas migratorios interrumpidas en diciembre del año
pasado.
"Le dijimos muy claramente que estamos preocupados con las barreras que
el gobierno cubano ha creado para impedir que sus ciudadanos puedan emigrar. En
estos momentos hay más restricciones para salir de Cuba que 12 meses atrás",
declaró el jefe de la delegación estadounidense, William
Brownfield, asistente del subsecretario de Estado interino para Asuntos del
Hemisferio Occidental.
El funcionario habló en un breve contacto con un grupo de reporteros
al final de la ronda de conversaciones que, aunque previstas inicialmente para
durar dos días, tardaron apenas poco más de seis horas.
Según Brownfield, las barreras levantadas por el gobierno cubano a la
emigración legal de la isla se vinculan con la prohibición de
salida para médicos y técnicos especializados, familiares de
desertores y los altos impuestos que los potenciales emigrantes deben pagar para
poder abandonar el país.
"No dejan salir a sus médicos; colaboraron recientemente con
nosotros en regresar un niño a su padre, pero no dejan que familias
cubanas se reúnan en Estados Unidos y, para decirlo muy francamente, no
dejan emigrar a los pobres", afirmó Brownfield, describiendo los
principales obstáculos que su gobierno ha logrado identificar y refiriéndose
a los casi $600 que cada cubano debe pagar para emigrar.
También "les enfatizamos que cuando se levantan restricciones
para que las personas no salgan, estas buscan otras alternativas".
Por eso, dijo, "estamos contentos de que los 20,000 cubanos que logran
venir a Estados Unidos todos los años son personas que no se arriesgan en
el mar".
El funcionario anunció haber pedido la reanudación del
Programa Espacial de Emigración Cubana, más conocido por la "lotería
de visas", y propuso la realización de un censo de potenciales
participantes en el 2001. Al inicio del encuentro, realizado discretamente en el
Centro de Prensa Internacional de Nueva York, el jefe de la delegación
cubana, Ricardo Alarcón, planteó el problema creado por el
incidente del avión que cayó al mar el martes en el Estrecho de la
Florida. "El planteó el asunto, pero sin gran entusiasmo. Nosotros
les explicamos que todo fue procesado según nuestra ley y procedimientos.
Sin querer caracterizar los argumentos del señor Alarcón, puedo
afirmar enfáticamente que él no pidió la devolución
del piloto", respondió Brownfield a El Nuevo Herald.
El funcionario aseveró que no hubo grandes progresos en las
conversaciones, cuya nueva ronda fue marcada para diciembre de este año,
pero admitió a El Nuevo Herald que Estados Unidos se sorprendió de
que Cuba compareció al encuentro.
"Después de la caída del avión pensé que no
iban a venir. El miércoles por la noche, cuando me di cuenta de que venían,
pensé que probablemente no duraríamos más de una hora. Pero
no, estuvimos conversando y, eso es algo, ¿no?", añadió
Brownfield.
El piloto de la avioneta es sobrino de un connotado comandante de Fidel
Castro
Servicios de El Nuevo Herald
Angel Lenin Iglesias, el piloto de la avioneta AN-2 que cayó al mar
luego de emprender la fuga desde Pinar del Río, en Cuba, es sobrino del
que fuera el comandante más joven del Ejército Rebelde al triunfar
en enero de 1959 la rebelión encabezada por Fidel Castro.
Su padre, Silvio, es hermano de Joel. Personas que les conocieron en Cuba
aseguran que Silvio y Joel tienen otro hermano llamado Lenin.
"Joel nunca se viró contra nadie con quien él no
estuviera de acuerdo", asegura Carlos Quintela, quien fuera director de la
revista Mella. "Siempre se aseguró de que hubiera debate, y nunca
fue de los que le caían atrás a Fidel [Castro]".
Personas que vivieron cerca de la casa donde residía Joel Iglesias a
finales de los años 60 y principios de los 70, en la barriada habanera de
Nuevo Vedado, sin embargo, le evocan como un ex dirigente que gozaba de
privilegios y capaz de inducir en sus hijos la enemistad con niños de
familias católicas.
Hijo de un campesino filocomunista, Joel Iglesias tenía 15 años
cuando se incorporó al naciente Ejército Rebelde en 1957, y tuvo
su bautismo de fuego en el combate de El Uvero, según refiere Jon Lee
Anderson en la biografía Che Guevara. A Revolutionary Life (Grove Press,
Nueva York, 1997).
Guevara fue, por otra parte, quien le enseñó a leer y
escribir. El primer libro que le dio fue una biografía de Vladimir Ilich
Lenin.
Joel Iglesias sustituyó al capitán Roberto Rodríguez,
alias "El Vaquerito", al mando del célebre "Pelotón
Suicida" de la columna de Guevara cuando Rodríguez murió en
1958. Ya entonces llevaba los grados de capitán, y cuando las tropas del
Che entraron en La Habana en enero de 1959 se le mencionaba como el comandante más
joven de la revolución. Tenía sólo 17 años.
En 1960 se convirtió en el primer secretario de la naciente Asociación
de Jóvenes Rebeldes, antesala de la Unión de Jóvenes
Comunistas, que también dirigió hasta ser destituido en 1964.
Iglesias llevó una vida de oscuros trabajos administrativos hasta su
retiro de las Fuerzas Armadas en los años 80. Según fuentes en la
isla, aún vive en La Habana.
La Habana trata de ocultar la emigración política
Reconocer la emigración política significa admitir la
falta de libertades que sufren los cubanos en la isla
M.V.Portal /Grupo Decoro. La Habana
Viajar al extranjero, ya sea temporal o definitivamente, en Cuba, no es una
decisión personal. Hay que pedir permiso. El permiso lo otorga el
gobierno por medio de su Ministerio del Interior. Al permiso de salida le llaman
"tarjeta blanca".
Pero la "tarjeta blanca" cambia de color según el
solicitante. Los hay quienes la adquieren de una albura impoluta. Para otros se
torna de una negrura sin fondo.
Aquellos que han tenido una actitud contraria al régimen pagan el
precio de que su "tarjeta blanca" se les convierta en su "tarjeta
negra". No hay ordalía medieval que pueda compararse con las
tribulaciones a que son sometidos quienes, por razones políticas,
solicitan, esperan y, al fin, reciben su permiso. Ahora mismo los hay que llevan
cinco meses esperando por él.
Cualquiera comprendería que las razones son palpables: el gobierno de
Cuba no quiere que el mundo sepa que existe una emigración política.
La emigración política significa falta de libertades, represión,
ausencia de espacios políticos, inexistencia de pluralidad, asfixia de la
libertad de expresión, prohibición de asociación,
persecuciones políticas.
Ellos quieren presentar su emigración como una emigración económica.
En su torpeza no advierten que cuando un pueblo emigra por razones económicas
está reflejando el fracaso del proyecto político que le prometió
salvarlo de la pobreza y que, después de cuatro décadas, la ha
agravado y produce tal emigración.
Tampoco advierten -y esto es más torpe aún- que intentar
retener la emigración política por medio de mecanismos represivos
tan primitivos, sólo logra amplificar la resonancia del hecho y que el
mundo se entere, no ya de la emigración política, sino también
de las trabas que interponen para que se realice.
Pero no es de extrañarse. El tratamiento por parte del gobierno
cubano a su emigración siempre ha sido circense. Cada vez que han
aparecido presiones socio-políticas se ha abierto la válvula de la
emigración masiva: Camarioca, 1965; Mariel, 1980; Guantánamo,
1994. Y con ello han logrado varios objetivos: deshacerse de los opositores,
librarse de sus hambreados, enviar enmascaradamente a sus agentes y, de paso,
presentarlo al mundo como una emigración económica.
En su afán de unidad y cohesión política anhelan darle
un carácter económico a su emigración porque de aceptar que
se trata de un rechazo, de una oposición al sistema, se verían
obligados a aceptar también la necesidad de cambios políticos, y
eso sería catastrófico para ellos.
Por otra parte, lo que ahora tratan de presentar como emigración económica
para preservar la unidad política frente a los ojos del mundo,
intrafronteras siempre fue, y se impuso, como emigración política:
pobre del cubano que cometiera la herejía de mantener relaciones con
familiares o amigos que residieran en el extranjero.
Una petición de salida definitiva de Cuba tiene un costo elevado para
el solicitante. El gobierno lo ha visto siempre como traición. Los
adjetivos con que se han calificado tal osadía han sido desde
irrespetuosos a la condición humana hasta denigrantes de la especie.
Todavía resuenan en mis oídos palabras tales como traidores,
apátridas, gusanos, escorias. Todavía recuerdo aquellos
campamentos agrícolas para quienes esperaban por los trá mites,
prolongadísimos, para marchar al exilio; todavía recuerdo a la
turba brutal apedreando los hogares y gritando procacidades a quienes aguardaban
por su salida por Mariel.
Todavía veo padecer a los opositores todo tipo de humillaciones y vejámenes
mientras esperan su "tarjeta negra"; toda vía veo a los
desesperados en frágiles embarcaciones para ganarse por sí mismos
la "tarjeta azul" como el mar, que muchas veces se los traga; todavía
veo a los agazapados haciendo toda suerte de malabares oportunistas para ganarse
su "tarjeta rosada" -ya se sabe, carnet del Partido (Comunista) por
fuera y tarjeta blanca por dentro- y desertar en cualquier aeropuerto del mundo.
Todavía veo a los perínclitos, sacrosantos, insignes,
heroicos, valerosos funcionarios aquiescentes mantener a toda costa su
permanente "tarjeta blanca" para andar por el ancho y ajeno mundo
defendiendo las conquistas de un pueblo que ni siquiera tiene la libertad de
viajar a donde le plazca y regresar a su país cuando le plazca. |