Mauricio Vicent, La Habana. El País. Domingo 10 septiembre 2000 - Nº 1591
Salir de Cuba y regresar después a la patria puede convertirse en una aventura de película para los habitantes de esta isla caribeña. El caso del niño balsero Elián González así lo demostró. Eliancito, de seis años, tardó
siete meses en retornar a su país después del naufragio que le costó la vida a su madre en el estrecho de la Florida; sin llegar a una situación tan extrema, lo que le sucedió el mes pasado a su compatriota Roberto Viza Egues, que huyó a Francia como polizón
en la bodega de un avión de Air France, no es menos rocambolesco y dramático.
A Egues, de 25 años, los deseos de emigrar le hicieron ocultarse en un contenedor de maletas y cruzar el Atlántico como un bulto más el 13 de agosto pasado, fecha en que, casualmente, el mandatario cubano cumplió 74 años.
Si en vez de llegar a París, Egues hubiese aterrizado en Estados Unidos, cuyo Gobierno concede asilo inmediato a todos los cubanos que consiguen entrar a su territorio, aunque lo hagan de forma legal, su aventura hubiera terminado felizmente.
Pero no fue así. La Dirección de Libertades Públicas y Asuntos Jurídicos del Ministerio del Interior francés consideró infundada la demanda de asilo del joven polizón y lo repatrió a Cuba el 31 de agosto. Esta vez, eso sí, sentado en
la cabina del avión de Air France, como un pasajero más.
Las autoridades cubanas informaron ayer de que a su llegada a la isla Egues fue interrogado -probablemente para averiguar como logró colarse en el avión y sí contó con la colaboración de alguien en el aeropuerto-. Después fue puesto en libertad y, según
explicó una nota oficial publicada en el diario oficial Granma, el joven se "reintegró" a su "vida habitual". El Ministerio francés de Relaciones Exteriores citó a funcionarios cubanos para indicar que no se formularían cargos contra Roberto de
Viza Egües por su huida de la isla.
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