El Nacional - Venezuela. Martes 28 de noviembre de 2000
Abogados panameños ponen en duda extradición de Posada a
Cuba
Panama/Ansa
Un grupo de abogados panameños coincidió en que Luis Posada
Carriles, cabecilla de un supuesto complot para asesinar al presidente cubano
Fidel Castro, no podría ser extraditado a cuba porque no hay tratado de
con ese país y su traslado "significaría su fusilamiento",
además de que la carta magna no lo permite.
Renato Pereira, ex ministro de gobierno y justicia, Ebraím Azbath, ex
director de la Policía Nacional, y el legislador José Isabael
Blandón, los tres conocidos abogados y analistas políticos,
sostuvieron en el programa Debate Abierto, de RPC Radio, que Posada Carriles no
podría ser extraditado.
El abogado de Posada Carriles, el panameño Emerson Mora, manifestó
que su defendido y sus cuatro supuestos cómplices cubano-americanos, no
podrían ser extraditados a cuba, de acuerdo al artículo 24 de la
constitución de Panamá.
Los abogados Pereira, Azbath y Blandón subrayaron que la carta magna
panameña no permite que un detenido sea extraditado a un país para
que sea fusilado, ya que en cuba este delito se castiga de esa manera.
Según la defensa de los antícastristas, estos son acusados de
delitos políticos y esto basta y sobra para que no sea extraditados a
cuba, de acuerdo a las leyes panameñas.
El pasado 17 de octubre, el presidente cubano denunció un supuesto
plan para asesinarlo y a las dos horas las autoridades panameñas tenían
arrestado a Posada Carriles, calificado por Castro como el terrorista
latinoamericano mas peligroso en la actualidad.
René Vázquez Díaz rompe las cadenas de la
literatura cubana
Pablo Villamizar
El ritmo de la más naciente ficción del cubano René Vázquez
Díaz es a paso de tumbadora. Son 305 páginas, reunidas bajo el título
Fredrika en el paraíso (Monte Avila, 2000), en las cuales los diálogos
y los pasajes narrativos no tienen descanso alguno. El lector deberá
ajustar la cintura del ojo para no perderse en la trama.
La novela histórica, cuyo tema es el régimen esclavista de
cuba y Estados Unidos en el siglo XIX, será presentada hoy, a las 6:00
pm, en la librería Monte Avila del Teatro Teresa Carreño. Junto
con el narrador cubano -residenciado en Suecia desde 1975- estará Alexis
Márquez Rodríguez, quien, luego de ofrecer las respectivas
palabras de presentación, se paseará por las claves ficcionales de
Vázquez Díaz.
Un ejercicio de recreación es, justamente, el calificativo que mejor
define a Fredrika en el paraíso. El autor de La era imaginaria (1986) y
La isla de cundeamor (1995) contextualiza -gracias a una extensa obra epistolar
conservada en Suecia- el periplo que la escritora feminista y socialista sueca
Fredrika Bremer realizó por cuba, a comienzos de 1851.
"Se trata de un libro de viajes. Y es que la estancia de Fredrika en la
isla fue intensa. Ella fue la única viajera extranjera que se atrevió
a entrar en los barracones de los negros esclavos. La descripción que
hace en sus cartas sobre el modo de vida de los negros, y su música, es única
en la literatura viajera del Caribe".
Vázquez Díaz agrega que esta novela, cargada de influencias
barrocas muy propias del estilo literario de Carpentier y Lezama Lima, es una
suerte de rescate de Bremer de las frías manos de los investigadores
literarios. "Lo paradójico es que el paisaje cubano es presentado a
través de los ojos de una sueca. Sus descripciones son sensuales porque
cuba la encantó con su sabor y su ritmo. No puedo decir, como Flaubert,
que soy Fredrika Bremer. Me conformó con ser, más bien, uno de sus
amantes".
En torno al tema de la esclavitud, el lector se encontrará con
personajes ideólogos que no dudan ni un instante para expresar su opinión
y sentir. "La esclavitud para Fredrika es una llaga que sutura al menor
roce. En la novela la toma de posiciones sobre la esclavitud es muy clara.
Puede, inclusive, resultarle chocante al lector".
-¿Y es libre el escritor cubano contemporáneo?
-Todos los escritores son libres y esclavos a la vez. Sean o no sean
cubanos. Son libres por su propio albedrío, pero también son
esclavos porque ninguno de ellos escribe en un limbo. Allí está el
lector. El esclaviza como esclavizan las lealtades arraigadas de los narradores
en una cultura y en una tradición.
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