Clodovaldo Hernández. El Universal.EUD.com. Noviembre 2, 2000
¿Aceptarán los muchachones de Primero Justicia la invitación
que les hizo Fidel Castro para ir a La Habana a discutir _¡cosa más
grande!_ sobre libertad y derechos humanos? Elba Quiroz, añeja fuente en
la novísima Asamblea Nacional, jura por un puñado de cruces que la
propuesta (¿o será mejor decir 'el desafío'?) ha puesto a los
chicos buenos del Parlamento a deshojar margaritas, aunque de momento optaron
por hacerse los desentendidos.
Castro invitó a los críticos de su maratónica visita a
exponer sus ideas ante el Congreso cubano. Así espera mostrar
reciprocidad toda vez que en su discurso ante la Asamblea Nacional, según
la oposición local, Fidel mancilló a la Patria al inmiscuirse en
asuntos tan internos como nuestra venezolanísima pobreza extrema;
nuestros soberanísimos altos índices de mortalidad infantil y
nuestra criollísima falta de éxito deportivo.
El guante quedó tirado frente a los primojusticieros porque los
bicharangos de las dos acciones democráticas ya no cuentan. Viejos y
diablos a un tiempo, pasaron agachados. 'Además, ¿te imaginas a
Rafael Marín hablándole a ese bojote de camaradas?', lo desahucia
Elba.
Dice la muy chismosa que en 'el MAS de la derecha' (así llaman
algunos malvados a Primero Justicia) un grupo piensa que después de haber
asumido un rol tan beligerante ante Castro, no queda otra opción que
tomarle la palabra y asistir al debate. Claro, como ellos son más
gerentes que políticos (esa, se dice, vendría a ser una de sus
virtudes) están evaluando el punto en términos de costo-beneficio;
de fortalezas y debilidades; de sincronía con la misión y visión;
y de oferta y demanda de su nicho electoral.
Según Elba, algunos de los jóvenes neopolíticos
consideran que tras haber protagonizado la escena de la recolecta de 'un fuerte
para la contrarrevolución', en la plaza Altamira (la batida no se llamó
así en realidad, pero Elba es demasiado bromista) y, sobre todo, después
de la inesperada invitación de Castro, 'no queda sino batirse' _como diría
el capitán Alatriste_ a menos que corran el riesgo de aparecer como
perfumados cobardes.
Otros, en cambio, creen que la experiencia de encarnar el antifidelismo
furioso y mayamero se justificaba sólo por la presencia de Castro, pero ¡ya
basta! Sostienen que fue una equivocación lanzarse esa parada. 'No
hicieron sino darle más bomba al tipo', deslizó Quiroz pensando en
los ríos crecidos de tinta, en las toneladas de papel, en las horas de
radio y TV, en las oleadas de bites en la red, que ha dejado antes, durante y
después el 'deslave de pasiones' que produjo la visita.
Elba, quien no oculta su simpatía por el ala sifrina de la Asamblea
Nacional, expresó su propio criterio: 'Sería otro error ir a Cuba
a hacer ese papelón. ¿Qué van a debatir esos muchachos con
unos loquitos como el tal Hassan Pérez, que no sólo repudian el
capitalismo y la globalización sino que hasta desconfían de la
Internet? ¡Ay, no, qué falta de glamour!'.
Los asesores, que a los jóvenes justicieros no les faltan, les han
advertido en todo caso que si firman esa pelea internacional deberán
cambiar de sparrings, pues hasta ahora en la Asamblea no han hecho más
que algunos rounds de guanteo con Nicolás Maduro y Tarek William. Y con
ese nivel de entrenamiento, en La Habana de seguro pierden por nocaut.
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