CUBANET... INTERNACIONAL

Mayo 30, 2000



'Invenciones' de la Cuba de hoy

Pedro M. Gonzalez. Publicado el martes, 30 de mayo de 2000 en El Nuevo Herald

Comprarías una antena parabólica cuyo colector central fuese una lata de leche condensada, o una cafetera totalmente hecha en casa, o un fogón eléctrico compuesto por un ladrillo y una resistencia también casera?

No te apures en responder que no, porque todo depende de las circunstancias, y las circunstancias en Cuba han obligado a unos a reinventar todo tipo de aparatos, y a otros a comprar los inventos del vecino emprendedor.

Debido a que en la isla sólo funcionan dos canales de televisión y las señales de las emisoras del sur de la Florida sólo llegan ocasionalmente, los más duchos en cuestiones de física comenzaron hace años a crear sus propias antenas parabólicas para captar las imágenes transmitidas a través de satélites y que en Cuba se muestran en los hoteles sólo para extranjeros. (¿Será por eso que no permiten que los cubanos se hospeden?)

Pronto hubo otros que, aunque no sabían de física, tenían el dinero y los mismos deseos de ver ampliada su programación de televisión, por lo que comenzó un lucrativo negocio que en poco tiempo llenó los techos de La Habana de las tan codiciadas antenas.

Por supuesto, como dice el dicho, en casa del pobre la alegría dura poco, y en marzo del 95 el gobierno emitió un decreto prohibiendo las antenas y amenazando con multas a quien se atreviera a desobedecer. Es por ello que hoy sólo unos pocos se atreven a mantenerlas, con lo que ha surgido un nuevo negocio: cobrar a los fanáticos por ver un juego de béisbol de Grandes Ligas.

Los inventos cubanos parecen muy normales a los cubanos, pero no dejan de asombrar a los extranjeros.

En una ocasión paseaba a un grupo de argentinos en mi Zephyr 57 por La Habana y, sabiendo que las bandas de freno se calentaban, pues las había acabado de poner, inventaba cualquier pretexto para parar, haciendo como que quería mostrarles algo interesante.

Llegó el momento en que mis invitados me dijeron que no deseaban parar más hasta que llegásemos a un restaurante, por lo que no me quedó más remedio que explicarles el problema. Asombrados me preguntaron cómo era posible que las bandas no ajustaran bien si es que éstas siempre vienen a la medida.

Lo que para mí era rutina para ellos fue un verdadero shock. Por supuesto que las bandas en cuestión no fueron hechas en una fábrica para un Zephyr, pues sólo se trataba de unos pedazos de cuero que en ausencia de bandas auténticas servían para detener el auto.

Por suerte los gauchos tuvieron confianza en el invento cubano y continuaron el viaje, por lo que al final del día me gané mis 10 dólares más un bono de varias camisas por mi tesón en mantener un auto de los años 50 rodando. Si llego a saber que por las bandas caseras me iban a dar un bono, les hubiese contado que los pistones eran de un Gas soviético y el carburador de un Chevy precisamente argentino.

Otro gran invento cubano es el ventilador con motor de lavadora.

Cuando el calor aprieta, hace más falta un ventilador que una lavadora, o al menos así piensan los hombres que, por supuesto, no son los que lavan. Así las cosas, no faltan los que dan la sorpresa a la mujer cuando ésta se queja del calor y ellos le encienden un aparatoso ventilador que a veces hace más ruido que echar aire, y al que es necesario atar a algún objeto pesado pues, debido a la vibración, tienden a moverse por todo el cuarto.

Sin embargo, especialmente a partir de los años 90, estos ventiladores se volvieron inútiles debido a los apagones, por lo que aparecieron otros físicos que con la ayuda de una batería y unos transistores de televisor ruso, construyeron unas cajitas que sirven para mantener encendido un ventilador y una luz fría por unas horas.

Lo de los fogones es otra historia, pues debido a la escasez tan ``diversa'' que afecta la isla, en casi cada casa puede uno encontrar una gran cantidad de aparatos de cocinar, que se alternan en uso según el combustible que esté en falta.

Por ejemplo, la estrategia más común es cocinar en un fogón eléctrico mientras haya electricidad. En caso de apagón se usa el fogón de keroseno, pero cuando la reserva de combustible se acaba y no viene la luz, es hora de recurrir a la madera o el carbón. Ahora bien, una vez que se tiene el fogón, el ama de casa se enfrenta al dilema de hallar qué cocinar.

Si hasta el momento los hombres han sido los inventores de muchos artefactos, no se puede quitar el mérito a la mujer cubana, que ha logrado hacer un bistec de toronja o un picadillo de cáscara de plátano.

Cuenta el chiste que un señor llega a su casa con un pollo. Cuando se lo muestra a su esposa y le dice que lo quiere frito, ésta le pregunta que con qué grasa. Y cuando le pide que lo ase, ella le responde que así se consume demasiado combustible, por lo que el señor, indignado, da un tirón al pollo que, contento de saber que no lo van a cocinar, sale gritando el conocido slogan de los comunistas cubanos: ``Pa' lo que sea Fidel, pa' lo que sea''.

© El Nuevo Herald

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