Roberto A. Weill. El Nuevo Herald. Publicado el lunes, 15 de mayo de 2000 en El Nuevo Herald
El caso Elián es uno de sui generis característica histórica. Rara vez en el devenir de los conflictos humanos la historia registra tal nivel de confusión o distorsión conceptual si tomamos en consideración que dicha confusión toma lugar después
de 41 años de información en la vitrina de las comunicaciones mundiales.
En efecto, es asombroso el observar cómo personas bien informadas y supuestamente mejor conceptualizadas han sido capaces de interpretar el caso Elián como uno de custodia paternal y no lo que en realidad es: otro caso más de alta política internacional arquitectado
por el genocida de Fidel Castro dentro del contexto estratégico de sus 41 años de guerra civil fría contra el pueblo cubano.
Un somero recuento histórico arroja que nada, absolutamente nada que el genocida de Fidel Castro haya rozado, ha estado divorciado jamás de una estructura fundamental de clara estrategia política. El aseverar que éste es un caso de simple custodia es un exabrupto
simplón digno de peor causa. Es un insulto a la más primitiva inteligencia, y rinde grosera pleitesía a la más suprema de las ignorancias histórico-politicas de los últimos 41 años de tragedia cubana.
La estrategia del genocida cubano de los últimos 41 años es una de asalto y mantenimiento de su poder sustentada no en la civilización de Cuba (sociedad civil), sino en la militarización nacional vía la generación y mantenimiento de un perenne estado de
guerra civil fría, desencadenado contra el pueblo cubano y justificador del mencionado estado de militarización nacional, posterior a la guerra caliente de la Sierra Maestra.
Esta perenne guerra civil fría de 41 años pasa por tres pilares de mecánica confrontacional.
1. Creación y mantenimiento de un primer ``enemigo'' estratégico a nivel exógeno, el imperialismo yanqui. 2. Creación y mantenimiento de un segundo ``enemigo'' exógeno estratégico, el internacional país cubano del exilio, al cual se le bautiza con
términos belicistas como la ``mafia de Miami'' (los cubanoamericanos), etc. 3. Todo lo anterior avala entonces el perenne estado de guerra civil fría (41 años) contra el pueblo de la isla, desarmado, con quien queda justificada la militarización nacional.
Cuando esta refinada estrategia de permanente guerra civil fría se conceptualiza en toda su dramática magnitud es que comenzamos a comprender las ya tradicionales y periódicas movidas tácticas belicistas del genocida enemigo. Ellas se sustentan en la periódica
generación de provocadores y calibrados actos de clara extracción confrontacional dirigidos contra los mencionados ``enemigos estratégicos'' ya seleccionados.
En efecto, a través de los 41 años de su desgobierno genocida son múltiples los actos de guerra, implícitos y explícitos, de clara provocación belicista. Veamos tan sólo algunos ejemplos en orden cronológico (1959 - 2000).
1. Confiscación de propiedades a yanquis y múltiples violaciones a los valores hemisféricos (humanos, etc.).
2. Introducción de la Unión Soviética en Cuba.
3. Provocación de la confrontación bélica en Bahía de Cochinos, justificadora de la posterior militarización masiva interna.
4. Introducción de cohetes soviéticos. Crisis de Octubre 1962.
5. Ataques guerrilleros en América Latina para su sovietización hemisférica.
6. Injerencia militar en Africa.
7. Ataque ideológico contra los valores de Estados Unidos en los países en desarrollo y penetración de la izquierda norteamericana.
8. Exodos masivos de cubanos sobre la Florida.
9. Secuestros de aeronaves y refugio a secuestradores y prófugos de la justicia.
10. Pilar del movimiento del narcotráfico continental, minando a Estados Unidos.
11. Destrucción de avionetas norteamericanas en territorio internacional.
12. Desencadenamiento del caso Elián vía movilizaciones masivas y proyección internacional, todo claramente orquestado por el gobierno.
Toda la historia de los últimos 41 años está plagada por eventos como los indicados, expresamente provocados por Fidel Castro y proclives al mantenimiento de este estado de guerra civil fría permanente contra el pueblo cubano. La insistencia de la administración
Clinton de apertura hacia Cuba, combinada con el desprestigio internacional del régimen y la insurgencia de un movimiento de disidencia y desideologización interna, proyectado durante la Cumbre Iberoamericana, hacía necesario otro evento polarizador confrontacional, para lo cual
Castro escogió el caso Elián. Sus primeras acciones fueron las ya conocidas de ``calle''. Manifestaciones y hasta un teatral ultimátum guerrerista fue declarado en contra de Estados Unidos. Todo ello hizo reaccionar al gobierno norteamericano, haciendo que el Servicio de
Inmigración y Naturalización se retractara de su decisión original de pasar el caso a un tribunal de custodia local para proyectarlo a nivel de política internacional (y local en la isla), tal y como Castro había diseñado.
Como podemos observar, el argumentar que el caso Elián es uno de custodia y no de alta política internacional y contra el pueblo cubano, desencadenado con claros objetivos estratégicos por parte del genocida invasor, es un grave pecado de desconocimiento del contexto histórico-político
de los últimos 41 años. Este es otro evento político más de este habilidosísimo prestidigitador del gangsterismo estatal. Un genocida e invasor desde intramuros que es capaz de confundir hasta a los más preclaros observadores, conduciéndoles a un
distorsionado análisis sobre las verdaderas razones de alta política internacional detrás del caso Elián.
Fundador y presidente de la Universidad Latinoamericana de la Libertad Friedrich Hayek.
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