El viaje de la delegación ovetense a Santa Clara. La primera expedición del hermanamiento está ya en Oviedo.
Marta Frechilla. El Comercio, España. Mayo 15, 2000
Revuelos, prisas y maletas apiladas. La misma escena, pero al revés, de siete días antes. La diferencia es que, en lugar de llegar alegres, se marchan tristes. Y si no que se lo digan a los primeros que, el pasado viernes, salieron de Cuba.
«Me da la sensación de que llevo aquí toda la vida». Esta es la impresión que, a bote pronto, desvela una de las ciudadanas que ha participado en el hermanamiento con Santa Clara, Margarita Fernández Lastra, y que, al fin y al cabo, resume la intensidad de
estos siete días de viaje de hermanamiento, que, para algunos, terminaron el viernes, para otros el sábado y, para los últimos, ayer domingo.
Y es que, a pesar de la cultura común que comparten con los españoles, el momento político y económico que viven los cubanos hace que su situación sea muy peculiar, difícil de asimilar en una semana para cualquier extranjero. Algunos han roto con tópicos
y han descubierto que los cubanos, aunque pasan dificultades, tienen las necesidades básicas cubiertas, tal como ha apreciado Alfredo Suárez, otro de los «viajeros solidarios» de este hermanamiento.
También ha sorprendido a algunos su alto nivel cultural y el sistema educativo tan eficiente con el que cuentan, tal como confiesa Julia Camuñas, quien descubre el lado bueno de situaciones como ésta. Ya se sabe, el hambre agudiza el ingenio. O, como ella comenta, que las
dificultades con las que se han encontrado, les ha obligado a innovar.
Basta pasear por las calles de La Habana para darse cuenta. O de Santa Clara, una ciudad que les resultó «chocante», tal como decía un ovetense, que confiesa que apenas ha tratado con gente del país, y que, por tanto, no ha tenido contacto con su realidad. Al
contrario que Julia Camuñas y sus amigas, que dicen que, a lo largo de estos días, han conocido a mucha gente y que han sacado una conclusión: que los cubanos no están contentos con la situación política que viven. Nada que ver con lo que defendió
anteayer el vicepresidente cubano, José Ramón Fernández.
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