MIAMI. Enrique Serbeto, enviado especial. ABC. Lunes 24 de julio de 2000
La Fundación Nacional Cubano Americana ha decidido cuadruplicar el presupuesto que dedica a sus labores de promoción política, para tratar de compensar los efectos que ha tenido en la sociedad norteamericana la reciente batalla por el caso de Elián. El congreso anual
de la mayor organización del exilio continuará luchando contra el régimen.
Aunque en el congreso anual que se clausuró ayer no se habló explícitamente del «balserito», la sombra de esa batalla y sus primeros efectos en el escenario político norteamericano han estado presentes en la reunión de los dirigentes de la Fundación,
que han sido ratificados en su totalidad. Jorge Mas Santos, el presidente e hijo del fundador, reconoció que las dos últimas votaciones en la Cámara de Representantes y el Senado, que aprobaron medidas para suavizar el embargo económico contra el régimen de Fidel
Castro, han sido reflejo de las consecuencias del caso Elián. Pero al mismo tiempo, insistió en que «ninguna de esas enmiendas ha cambiado la esencia de la Ley y eso nos permite seguir luchando para mantener una política sensata hacia un Gobierno que desprecia los Derechos
Humanos».
En esta campaña política dirigida a los distritos de procedencia de los congresistas y senadores que han votado a favor de aliviar el embargo, la Fundación se va a gastar la mayor parte de sus nueve millones de dólares de presupuesto, en los meses que quedan hasta las
elecciones de noviembre en Estados Unidos. También han decidido incrementar su presencia en Washington, para lo cual han contratado al ex diplomático norteamericano Dannys Hays.
El congreso anual no ha entrado en posibles renovaciones de estrategia y ni siquiera se ha querido hablar de «relevo generacional» al analizar las últimas incorporaciones como la del nuevo director ejecutivo Joe García. Para Mas Santos, se trata de «la adhesión
de la juventud a la lucha de sus mayores».
Ayuda Para Los Más Radicales
En cuanto al apoyo a los grupos disidentes del interior de Cuba, la Fundación mantiene su política selectiva de ayudar solamente a los más radicales, como el doctor Óscar Elias Biset, pero sigue cerrada a cualquier colaboración con Elizardo Sánchez, que
sin embargo fue recibido por numerosos presidentes iberoamericanos durante la cumbre de La Habana en noviembre pasado.
La Fundación se propone ampliar su área de influencia «allá donde haya cubanos» para tratar de romper las barreras que la identifican exclusivamente con la ciudad de Miami. También insistirán en el uso de la vía jurídica para denunciar a
Fidel Castro por el derribo deliberado de las avionetas de «Hermanos al Rescate» y por delitos de genocidio.
«Seguramente tratarán de cambiar algo el formato, pero da la impresión de que la Fundación Nacional Cubano Americana no tiene planes por ahora de cambiar el contenido» había adelantado en privado un destacado observador periodístico de Miami. A la
vista de las conclusiones de este congreso, el comentario parece haberse quedado corto.
Los dirigentes históricos del exilio mantienen una estrategia que no ha demostrado tener efectos significativos en los últimos 40 años e insisten en mirar con autocomplacencia su papel en la dirección del exilio en los últimos tiempos. Para Jorge Mas, la
Fundación no resultó perjudicada por su posición en el caso Elián, sino que, al contrario «pudimos demostrar que éramos la única organización capaz de enfrentarnos al castrismo», aunque al final Fidel Castro se salió con la suya y el
niño fue devuelto a Cuba.
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