El Gobierno cubano procurará que el "niño modelo" sea un buen revolucionario
Xavier Mas De Xaxàs. Washington. Corresponsal. La Vanguardia Digital - Jueves, 6 de julio de 2000
El pasado lunes terminó el curso escolar en Cuba. Hasta el próximo mes de septiembre, los niños no tendrán que empezar el día en clase saludando a la bandera y recitando la consigna "Pioneros por el comunismo, seremos como el Che". A Elián González,
el niño balsero de seis años, sin embargo, aún le faltan un par de semanas de estudios en la casa que el Gobierno ha preparado en La Habana para su reinserción en el sistema social y educativo. Los pedagogos que están con él creen que no tendrá ningún
problema en aprobar el curso de primer grado porque ha regresado de Estados Unidos sabiendo leer y escribir.
La psicóloga Patricia Arés considera que las dos instituciones básicas que garantizan el buen desarrollo de los niños son la familia y la escuela. En Cuba, el colegio, de todas maneras, es un lugar donde, además de aprender materias, se prepara espiritualmente
al pequeño para que abrace la revolución castrista. Fuera del horario escolar, además, la vida gira en torno a las agrupaciones infantiles como de los Pioneros de José Martí, un movimiento a caballo entre el "boy scout" y la formación nacionalista.
Luis Ignacio Gómez Gutiérrez, ministro de Educación Media, considera que "el verdadero objetivo de la enseñanza es preparar al hombre para que pueda vivir por sí mismo, decorosamente, sin perder la gracia y la generosidad del espíritu, y sin poner
en peligro, con su egoísmo o servidumbre, la dignidad y fuerza de la patria". Las asignaturas que pueden aprenderse en cualquier escuela del mundo se complementan en Cuba con un fuerte adoctrinamiento nacionalista.
Los libros clásicos del marxismo y leninismo, según explica una maestra de educación media que no quiere dar su nombre, se han dejado de lado y son "las enseñanzas de Fidel las que hay que seguir. Él es el gran ejemplo". Durante su estancia en Estados
Unidos, Juan Miguel González, el padre de Elián, dijo en más de una ocasión que veía al presidente Fidel Castro como a un padre. Llegó a enviarle una felicitación, hace tres semanas, con motivo del día del Padre estadounidense.
El argumento que más utilizó el exilio cubano en Miami para frenar el regreso de Elián a Cuba era que Castro se convertiría en su padre. "Cuando era escolar, nunca identifiqué a Castro con mi padre", explica Carlos, de 36 años, empleado en un
establecimiento turístico, "aunque sí que era y sigue siendo una referencia constante, algo así como un guía espiritual". Elián, con el pañuelo de pionero anudado al cuello, empezará el día leyendo alguna frase de José Martí
o cualquier otro héroe de la independencia y la revolución. La formación política es una base, no sólo de la educación escolar y universitaria, sino también de los medios de comunicación cubanos. Los niños, como ha reconocido el propio
Gobierno, estudian en escuelas que están en mal estado. Falta detergente para limpiar y con frecuencia falla el suministro de agua y electricidad por la falta de mantenimiento de cables y tuberías. Los alumnos suelen comer en el colegio, pero el almuerzo no es gran cosa.
En este contexto educativo, el Estado guiará los estudios de Elián. Procurará que sea un buen revolucionario, le animará a que vaya a la universidad, si es buen estudiante, y luego le sugerirá dónde tiene que trabajar.
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