Por Alfredo Múñoz-Unsain Especial para La Nación Line, 27.01.2000
LA HABANA.- El incidente que protagonizó Diego Maradona, transformado en boxeador y rompiendo a trompadas el cristal del auto de tres fotógrafos de prensa, gestó una pregunta generalizada en La Habana: ¿si el ex número 10 quisiera, podría conseguir cocaína?
La relación incidente-pregunta no es descabellada: la agresión ocurrió lejos del hotel-clínica La Pradera, donde está "internado". Sucedió en plena Quinta Avenida de Miramar, al concluir sus compras en un supermercado al que fue con gran parte
de su entorno en el Mercedes-Benz del protocolo oficial.
Si goza de libertad para salir de compras, tiene implícitamente libertad de comprar lo que quiera, dicen fanáticos cubanos repentinamente críticos. ¿Puede entonces encontrar y comprar el fatídico polvo blanco en la capital cubana? La respuesta es matizada: sí,
pero no con la facilidad de otras capitales.
En 1999 Cuba endureció las penas contra el narcotráfico en la isla, que en los últimos cinco años subió de nivel. Aunque, según se sabe, los grandes cárteles especializados en comercializar drogas no operan aquí, el aumento de la que
circula coincide con el incremento del turismo internacional.
En general los turistas arrestados y condenados son "mulas" que hacen escala en Cuba, con una carga que desean llevar a Europa. La cifra de procesados por año es de menos de 100 y Cuba tiene convenios con algunos países (España, sobre todo) que permite a los
convictos cumplir la pena de prisión en su país de origen.
Droga por avión
Pero la causa fundamental del aumento está en los "recalos" (llegada a las costas de bultos descargados por aviones que llegan desde Colombia, para que los suban a bordo lanchas que parten desde Florida).
Cinco años atrás eran casi rutinariamente entregados a la policía por los cubanos que los encontraban. Actuaban así por honestidad, o por temor, pero muchos han cambiado de conducta al enterarse del valor del polvo en el mercado clandestino.
Son cada vez menos los turistas que viajan a La Habana con un alijo propio para consumir en sus vacaciones. Los métodos aduaneros de detección se perfeccionaron. Además, ya circula el rumor de que aquí, en sitios "selectos", existe. Y a precio aceptable.
En ciertos barrios les es ofrecida a los turistas en forma directa y, si nadie se le acerca, al turista consumidor le basta con hacer en la calle cuatro preguntas para llegar a un suministrador, asegura una fuente que se considera experta en el tema.
Según esa fuente, el precio corriente en los rincones habaneros que ofrecen "polvo de estrellas" es de 25 dólares el gramo de cocaína de apreciable pureza.
Para las autoridades y para los observadores en general, la narcoadicción en Cuba aún está lejos de constituir un problema social, aunque existe una vieja tradición, en especial de marihuana, que el castrismo reprimió exitosamente durante 40 años.
Pero, según el experto, aún se consigue relativamente fácil la "hierba" (marihuana en jerga antigua, o también "manteca", como lo gritaba para que entendiesen los iniciados un mambo de Dámaso Pérez Prado).
Por los motivos que sea, se insinúa la construcción gubernamental de un "muro de La Habana" entre Maradona y los periodistas que tratan de averiguar todo lo que hace "Pelusa". Ningún policía sospecha que le acerquen "falopa", desde luego.
Pero los médicos que lo atienden han suspendido la divulgación de los boletines diarios sobre su estado.
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