LA HABANA, 19 (Reuters) - El ex futbolista argentino Diego Maradona se encontraba el martes escondido de todas las miradas, 24 horas después de su caótica llegada a Cuba para comenzar un vital tratamiento de desintoxicación.
El jugador, de 39 años de edad, desapareció en medio de un gran misterio, acompañado por expertos médicos enviados por el presidente Fidel Castro, nada más llegar el lunes por la mañana al aeropuerto de La Habana.
Entre sus posibles destinos se especulaba con varios hospitales de la capital cubana, como el Hermanos Ameijeiras, donde según medios locales iba a someterse a unas pruebas cardíacas, o el Centro Internacional de Restauración Neurólogica.
Sin embargo parece ser que el controvertido jugador y su familia fueron alojados, al menos en un principio, en el lujoso ''spa'' Las Praderas, ubicado en una zona residencial de La Habana.
A una pregunta de Reuters sobre si el futbolista y su familia estaban allí alojados, una recepcionista del establecimiento respondió ``si'', sin dar mas detalles.
Es muy probable también que Maradona, que ya visitó Cuba en 1987 y 1994, haya sido recibido por Castro, amigo personal suyo, que está supervisando personalmente el tratamiento del futbolista.
Por el momento se desconoce el lugar donde será internado posteriormente para comenzar la cura contra su adicción a las drogas, que durará al menos tres meses, según los médicos que se ocupan de su caso.
``Estoy seguro de que se curará'', dijo el doctor Eduardo Bernabé Ordaz, director del Hospital Psiquiátrico de La Habana, quien seguirá su caso por orden de Castro.
Maradona, que ha confesado su adicción a la cocaína, fue internado hace dos semanas en un hospital uruguayo tras sufrir una crisis cardíaca producida por las drogas.
En un principio se especuló con que podría viajar a Canadá o Estados Unidos para la rehabilitación, pero finalmente aceptó la oferta cubana.
``Me decidió la gran calidad humana que tengo referencia por muchos pacientes que han venido de Argentina a La Habana y han vuelto con buena salud'', dijo un Maradona visiblemente hinchado en el aeropuerto con voz pastosa y casi incomprensible.
La presencia de Maradona en la isla para un tratamiento médico es un golpe publicitario para los servicios de salud cubanos, uno de los principales motivos de orgullo del gobierno de Castro.
Al llegar al aeropuerto de La Habana, Maradona, centro de atención dondequiera que va, fue acosado por numerosos periodistas y pasajeros, protagonizando escenas caóticas.
Incluso, un viajero argentino le increpó bruscamente por su adicción a las drogas.
Los medios de comunicación cubanos, que el lunes informaron con orgullo de la llegada del ex jugador, apenas dedicaron el martes unas líneas a su presencia en la isla y no daban ningún detalle de dónde podría encontrarse.
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