Sandra SOLÍS. La Nueva España. Enero 17, 2000
A 300 kilómetros de La Habana por autovía, en pleno centro de Cuba, está Santa Clara, una ciudad fundada el 15 de julio de 1689. Al igual que Oviedo, tiene unos 200.000 habitantes y presume de una Universidad en la que cursan sus estudios más de 10.000 jóvenes.
Precisamente, los lazos que mantiene la institución académica cubana con la Universidad de Oviedo originaron el inicio de los trámites para hermanar ambas localidades.
El pasado mes de noviembre, Javier Sopeña, portavoz del PP; Roberto Sánchez Ramos, de IU, e Inmaculada Corrales, concejala del PSOE, integrantes de la comisión del hermanamiento con Santa Clara, viajaron a la isla para establecer los primeros contactos. Según Sánchez
Ramos, la acogida no pudo ser mejor. «Todas y cada una de nuestras propuestas dieron su fruto. Aceptaron de buen grado el hermanamiento no sólo como algo institucional, sino como un estrechamiento cultural y una colaboración comercial y económica», afirma. Desde que la
delegación ovetense regresó al Principado no ha parado, con el fin de conseguir apoyos para esta iniciativa. Hosteleros, comerciantes, escolares, universitarios, empresarios o bancos. El Ayuntamiento trata de implicar a todos los sectores sociales para que las relaciones con la nueva
hermana cubana no se limiten a un acto institucional.
En breve, comenzarán campañas de sensibilización en los colegios para recoger material escolar –sobre todo, papel, lápices y gomas– para enviar a los escolares de Santa Clara. Pero todo será bienvenido. También báculos de iluminación,
como ya se ha comprometido a mandar el Ayuntamiento, o medicinas.
El hermanamiento se hará efectivo a comienzos de mayo, en el trascurso del viaje que hará la delegación ovetense, entre los días 7 y 14. Allí, los asturianos conocerán a sus nuevos parientes. La nueva hermana de Oviedo es caribeña, con gentes
afables y cultas y amantes de la conversación sin prisas.
Santa Clara es la capital de Villa Clara, una región que ocupa una superficie de más de 8.600 kilómetros cuadrados, de los que 718 son cayos. Con 830.000 habitantes repartidos en trece municipios, es la cuarta provincia más poblada de la isla, después de
La Habana, Santiago de Cuba y Holguín. La educación y el monumento al Che Guevara son algunos de los orgullos de los villaclareños.
Según un folleto sobre la provincia, entre los habitantes de Villa Clara existe un maestro activo por cada 14 alumnos, que totalizan 149.151 profesores entre la Enseñanza Primaria, Secundaria y preuniversitaria. Los estudiantes de Educación Superior, como se refieren a
la Universidad, son 10.174 y la provincia tiene un 97,9 por ciento de escolarización entre los chicos de 6 y 14 años.
Los villaclareños son amantes de la cultura, las artes y el deporte. Para la práctica deportiva, la región dispone de 1.200 instalaciones, 41 piscinas, 215 salas y 230 terrenos al aire libre para entrenar.
La actividad económica de Villa Clara se concentra en la industria, un 66 por ciento en el sector agropecuario y en la construcción. La industria azucarera es la principal fuente de riqueza de la región, aunque también se localizan empresas sideromecánicas,
alimentarias, pesqueras, electrónicas y tabacaleras. Los campesinos trabajan en plantaciones de azúcar, café, tabaco, frutales y hortalizas.
Sin embargo, la mayor apuesta económica de los villaclareños está en la explotación turística de la provincia. Villa Clara cuenta con unos 30 kilómetros de playas vírgenes y, para el acceso a las mismas, se está construyendo un vial de
48 kilómetros sobre el mar que conduce a los cayos pertenecientes a la región.
En estos lugares exóticos, también están levantando pequeños hoteles de bungalós. Otro de los proyectos del Gobierno cubano es la construcción de un aeropuerto en la zona.
La nueva hermana de Oviedo, sin embargo, está en el interior de la región. La capital no ofrece playas de arena blanca y aguas turquesa, pero sí historia. Uno de los orgullos de Santa Clara es el «Memorial de Ernesto "Che" Guevara», un monumento
erigido en el centro de la ciudad en el que reposan los restos mortales del guerrillero y de 23 compañeros que murieron con él en Bolivia. «Pero los lugareños también hablan con fervor de otro personaje, una señora catalana que les apoyó de forma
incondicional en la guerra de Independencia con España», explica Ramos.
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