Por Jesús Hernández Cuéllar, Contacto Magazine. Enero 7, 2000. (www.contactomagazine.com)
La insistente campaña del gobierno de Fidel Castro por la devolución a Cuba del niño náufrago Elián González, podría convertirse en un boomerang para el régimen de La Habana en materia de patria potestad y reclamos de otros padres
interesados en reunirse con sus hijos.
Sólo que esos padres están fuera de Cuba y sus hijos se encuentran retenidos adentro, a diferencia de Elián que está en Miami y su padre, Juan Miguel González, vive en Cárdenas, ciudad cubana situada a unos 135 kilómetros al este de La Habana.
A finales de noviembre, Elián sobrevivió 24 horas asido a un neumático en las aguas del Estrecho de la Florida, luego de que su madre, su padrastro y otras siete personas murieran en un trágico naufragio mientras intentaban llegar a territorio estadounidense.
Los niños Yanelys, Yamila e Isaac Cohen, de 15, 12 y 8 años de edad podrían convertirse en un nuevo emblema del debate sobre la patria potestad en Cuba. Los tres, junto a su madre Lázara y sus abuelos Isaac y Daisy, son reclamados por su padre, José Cohen,
quien vive en Estados Unidos.
Lo mismo podría ocurrir con la familia de Manuel Amigo, refugiado en Suecia desde 1994 y con visa de entrada en ese país para su esposa Isabel Rodríguez e hijos desde 1998, pero enfrentado al obstáculo que pone el gobierno de Castro a su cónyuge para abandonar
la isla por ser doctora en medicina, con lo cual sus hijos quedan atrapados en el mismo esquema burocrático.
En una carta enviada a CONTACTO Magazine, Cohen señala que sus padres, su esposa y sus tres hijos "tienen visa de entrada permanente a Estados Unidos desde hace cuatro años y medio", y que su familia "busca desesperadamente la reunificación familiar",
pero "sin una causa que lo justifique, ellos son obligados a vivir en Cuba en contra de su voluntad, sin permitírseles trabajar, por lo que viven de lo que les pueda mandar yo desde Estados Unidos".
"¿Qué derecho tiene un régimen de hacer sufrir a dos viejos, una mujer y tres niños, obligándolos a vivir separados de sus seres queridos?", se pregunta Cohen en su carta.
Por su parte, Amigo envió una carta a la TV Española desde Suecia, con el propósito de que ese medio de difusión entreviste a su esposa y verifique la situación que él denuncia desde Europa.
"Hace cinco años que estoy separado de mi familia, la cual tuvo que quedar en Cuba, cuando en agosto de 1994 tuve que abandonar la isla ante la represión desatada contra los miembros de grupos disidentes", narra Amigo en su carta, a la cual tuvo acceso CONTACTO.
"En febrero de 1998 me fué concedido el asilo político en Suecia. Hoy Suecia le ha dado residencia permanente a mi familia que aún está en Cuba, pero el gobierno de Castro no le permite a mi esposa salir del país por el simple hecho de ser médico.
Primero secuestraron a mis hijos, lo que me imposibilitó viajar con ellos cuando salí de Cuba y hoy secuestran a mi esposa con mis hijos", añade el padre cubano.
"Es muy duro para un padre saber que tiene una hija, que gestó tres meses antes de salir de Cuba, y que hoy sólo conoce por fotos. ¿Cómo el gobierno de Castro se atreve a desafiar a la opinión pública internacional con la reclamación del niño
balsero Elián González, si miles de niños cubanos están retenidos en contra de su voluntad en la isla sin el deseo y el consentimiento de sus padres? ¿Qué papel juega la familia cubana en el futuro de nuestros hijos bajo el castrismo?", se pregunta Amigo.
Otros Casos Conocidos
A principios de esta década, fue muy divulgado el caso del mayor de la Fuerza Aérea de Cuba, Orestes Lorenzo Pérez, quien tuvo que viajar clandestinamente a la isla en una sencilla avioneta Cessna para rescatar a su esposa e hijos, retenidos por el gobierno de Castro.
Pérez había desertado en una nave oficial cubana solo, y a su llegada a Estados Unidos hizo fuertes críticas al régimen de Castro.
El ministro de las Fuerzas Armadas cubanas, Raúl Castro (hermano de Fidel), dijo a la esposa del mayor que jamás le permitiría salir de Cuba y que si Pérez tenía "pantalones" que fuera a buscarlos.
Con ayuda de dos turistas mexicanas, Orestes Lorenzo Pérez planeó el rescate de su esposa e hijos, quienes lo esperaron en una carretera cercana a la costa, en la que el mayor aterrizó la avioneta, subió su familia a la nave, despegó y milagrosamente escapó
de los radares de la Fuerza Aérea de Castro.
Otro punto que ha provocado no pocas separaciones de familias cubanas es el Servicio Militar Obligatorio, que legalmente abarca a todo joven cubano entre los 15 y los 27 años de edad.
Decretado en 1963 y en activo desde 1964, el SMO cubano obliga a los jóvenes en edad militar a inscribirse en el Comité Militar de su zona de residencia a los 15 años. Muchos son reclutados a los 16 y 17 años, cuando inclusive son menores de edad, según la
propia legislación cubana.
Hasta mediados de la década de los 80 aproximadamente, ningún cubano en edad militar podía abandonar el país hubiese concluido o no su período de servicio de tres años, o estuviese o no apto para servir en las filas del Ejército cubano.
Posteriormente, se permitió la salida de quienes habían cumplido el servicio de tres años y a aquéllos que eran declarados no aptos para ello por razones de salud, previa certificación de una comisión médica militar.
Desde 1975 hasta finales de los 80, miles de adolescentes cubanos perecieron en dos guerras libradas por el Ejército cubano en Africa, una en Angola y otra en Etiopía, sin que los padres pudiesen impedir la actividad militar de sus hijos.
Por otra parte, la Constitución cubana de 1976 establece claramente en su código familiar, que el Estado podría intervenir en las relaciones entre padres e hijos por razones relacionadas con el funcionamiento adecuado de la familia, la moral y la sociedad socialista.
Por temor a la intervención del estado en el seno de la familia, 14 mil niños cubanos viajaron secretamente sin sus padres a Estados Unidos en la llamada Operación Pedro Pan, entre 1960 y 1962, en lo que se cree ha sido el mayor éxodo infantil al menos en América
Latina.
Los padres cubanos enviaban a sus hijos a territorio norteamericano con ayuda de la Iglesia Católica, por miedo a que el entonces nuevo gobierno revolucionario les arrebatara la patria potestad y dispusiera del destino de sus hijos, como se decía que ocurría en los países
comunistas de Europa.
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