Por Otto Rodríguez-Viamonte. Diario Las Américas. Edición del 4 de Enero, 2000
A través de su vida los niños han jugado un papel más que importante en todas las actividades de Fidel Castro. Cuando él era niño sus entretenimientos fueron tales que un observador agudo pudiera haber pronosticado algunas de sus futuras acciones.
Uno de sus pasatiempos favoritos fue meterles petardos encendidos por el trasero a las gallinas, soltarlas en el aire y observar con regocijo cuando éstos explotaban.
Ya hombre, su esposa Mirta Díaz Balart tuvo que divorciarse de él por falta de apoyo económico a la familia y al hijo de ellos, Fidelito (el único hijo legítimo de Castro, pues es padre de otros quince ilegítimos).
Cuando Fidel Castro ocupa el poder en 1959 y a pesar de que la patria potestad le había sido otorgada a la madre, manda a secuestrar a Fidelito y lo envía a Rusia a estudiar, donde sin el calor de un padre, madre o familiar, se gradúa en Ciencias Nucleares. De regreso a Cuba
su padre lo nombra a cargo del proyecto de energía nuclear de Juraguá, una planta idéntica a la Chernobyl. Después de algún tiempo allí cae en desgracia, es destituido y desaparece del candelero.
Durante los cuarenta y un años de dictadura miles de familias cubanas se las han agenciado para enviar legalmente a sus hijos fuera de Cuba (cuando no tienen edad militar). Más de catorce mil fueron enviados de contrabando usando papeles y pasaportes falsos en lo que fue llamado "EL
Programa de Niños Pedro Pan". Una vez descubierto esto por el gobierno cubano el principal promotor del programa, el cubano Ramón Grau Alsina, cumplió veintiún años de presidio político por su parte en ayudar a aquellos niños. El que escribe
estas líneas recientemente compró una casa a uno de aquellos llamados "Pedro Pan".
Otros padres de hijos en edad militar (12 años y más) se vieron forzados por las circunstancias a emigrar fuera de Cuba con la esperanza de que los hijos emigrarían más tarde. Muy pocos lo lograron. Recientemente a aquellos que se las arreglaron a enviar a sus niños
primero se les está aplicando presiones (y las presiones de un estado totalitario no se rechazan fácilmente) para que ellos "reclamen" a sus hijos viviendo en los Estados Unidos.
A principios de 1994 setenta y dos personas atestaron un remolcador nombrado 13 de Marzo, para tratar de salir de Cuba. Aún dentro de la Bahía de La Habana, el remolcador fue embestido repetidamente por barcos guardacostas cubanos, mientras los chorros de agua a presión de
sus mangueras barrían de la cubierta a niños y adultos por igual, Todo esto a pesar de las súplicas de las madres que mostraban a sus pequeños. Murieron cuarenta y una personas, incluyendo veintiún niños de cuatro a once años de edad. Castro descartó
el incidente como "traidores tratando de salir de Cuba ilegalmente".
En las escuelas cubanas y desde el Kindergarten, a todos los niños cubanos se les enrola en el "Programa de Pioneros Comunistas". donde constantemente se les adoctrina con lemas: "Seremos como el Che" y cánticos políticos "Qué tiene Fidel que
los yanquis no pueden con él". En cualquier momento se les llama a "servir a la Revolución" (como las actuales demostraciones frente a la Oficina de Intereses de los Estados Unidos) y también ocasionalmente son llamados a desfilar en los lugares mismos donde han
habido alguna que otra demostración espontánea contra el gobierno; esto es, después que las "Brigadas de Respuesta Rápida" (copia de las infames "camisas partidas" de la Alemania Nazi) reprimen brutalmente a los que protestaron.
Recordemos que desde el Kindergarten el estado cubano mantiene un expediente personal de cada niño llamado "Expediente Comulativo Escolar", en el que se constata sus "contribuciones personales a la revolución" (lemas comunistas, desfilar, delatar a sus padres,
vecinos y otros, etc.) y de ese expediente dependen las oportunidades educacionales (carreras seleccionadas por el gobierno y no por el estudiante) y más tarde privilegiadas posiciones de trabajo. Esos expedientes sólo terminan con la muerte del individuo.
José, quien fue pionerito, escribe: "una vez al año y durante cuarenta y cinco días el gobierno nos enviaba a todos los niños entre nueve y catorce años de edad a trabajar en el campo. La comida era insuficiente; la higiene faltaba; no habiendo inodoros
las necesidades se hacían en un hueco en el suelo. El agua, que escaseaban, casi siempre estaba contaminada con parásitos y las epidemias de diarrea y otras eran difíciles de controlar por falta de medicinas y de enfermeras. Las enfermedades venereas proliferaban, pues los niños
de ambos sexos éramos concentrados en un área sin supervisión alguna".
Todo esto anterior es el natural resultado de una Cuba comunista y totalitaria, donde la patria potestad de los padres del niño está siempre supeditada a "los intereses del estado"; y eso en Cuba significa solamente la voluntad de Fidel, pues aquella frase famosa acuñada
por el omnipotente rey francés Luis XIV: "EL Estado soy yo", nunca ha tenido más vigencia que en la Cuba de las últimas décadas.
Desde que Castro personalmente asumió el asunto del caso del niño Elián González, los derechos y opiniones del padre (cuya casa está rodeada por el ejército y se le permite solamente ser un vocero del régimen) dejan de tener importancia personal o
familiar para el dictador. El padre y el niño simplemente se han convertido en "asunto del estado cubano".
Ahora, considerando la indiferencia histórica de Fidel hacia la vida y bienestar de los niños; y a la luz de que, según el servicio de inmigración y naturalización de los Estados Unidos, solamente en este año hay como catorce casos similares al de Elián
(de los cuales Fidel no ha dicho nada) ¿por qué tanta bulla oficial cubana por el niño de cinco años de edad que fue encontrado y rescatado por pescadores US americanos? Bueno, esa historia tiene tantas características dramáticas (ocho otras personas se
ahogaron cuando el barco se hundió, incluyendo la mamá de Elián y el padrastro, al niño lo encontraron aferrado en una cámara de rueda de automóvil, después de dos días flotando, estaba ileso y sin quemaduras del sol y custodiado por marsopas
como si lo protegieran de los tiburones que han devorado muchos miles de balseros) que la prensa internacional recogió y siguió la historia, y el niño, sin haber dicho una palabra, ha perjudicado aún más la imagen internacional de Castro de lo que los cubanos
exiliados han podido hacer en cuarenta y un años".
Más todavía, cuando las conversaciones sobre los acuerdos migratorios con los Estados Unidos se reanuden esta semana (por primera vez en la historia de este gran país a gente tratando de huir de una tiranía política se les devuelve al país de origen... por
la fuerza'). Castro esgrimirá de nuevo el arma de enviar docenas de miles de balseros, como hizo en 1994. Así la intención de Fidel es obtener todavía más concesiones del gobierno de los Estados Unidos.
Por último, pero no por menos, y tal como Fidel ha hecho tan efectivamente en el pasado, la algarabía en Cuba está diseñada para también desviar la atención mundial del asunto principal en todo esto: el sufrimiento del pueblo cubano --salvo aquellos en
el poder-- bajo cuarenta y un años de la tiranía más brutal que ha conocido la historia de las Américas. |