Febrero 29, 2000. Actualizado: 11:12 AM EST (1612 GMT)
OTTAWA -- José Imperatori, el funcionario consular cubano obligado a abandonar Estados Unidos acusado de espionaje, permanecía el martes en la embajada de su país en Canadá con una visa vencida, mientras el gobierno de La Habana se aprestaba a cuestionar su expulsión
ante los tribunales estadounidenses.
En lugar de expulsar a un diplomático norteamericano siguiendo el "ojo por ojo" habitual en estos casos, el gobierno cubano parecía haber optado por acudir a la justicia, y contrató al ex alcalde de Baltimore, Kurt L. Schmoke, para que represente legalmente a José
Imperatori.
Imperatori fue detenido por las autoridades norteamericanas y viajó a Montreal a bordo de un avión del gobierno de Estados Unidos en la noche del sábado. Se creía que iba a partir hacia La Habana desde Canadá el domingo en la noche. Inclusive miembros de su
familia en Cuba dijeron ignorar cuando regresaría.
La esposa de Imperatori, Raquel Fundora, y el hijo de tres años de la pareja regresaron a la Habana procedentes de Estados Unidos el pasado viernes.
Inmigrante ilegal
El ministro de relaciones exteriores de Canadá, Lloyd Axworthy, dijo que Imperatori, de 46 años, se convertiría en un inmigrante ilegal si continuaba en ese país más de los dos días permitidos por la visa de tránsito que se le extendió al
llegar a Montreal.
Axworthy dijo que Canadá no quería intervenir en la reyerta diplomática entre Cuba y Estados Unidos, y no quiso especificar qué ocurriría si Imperatori se negara a abandonar el país.
"Veremos si las autoridades cubanas cumplen con sus responsabilidades y con las reglas y conexiones básicas de las diplomacia", dijo Axworthy. "Simplemente le ofrecimos la cortesía de permitirle regresar a Cuba, y esperamos que así lo entiendan".
Un funcionario del gobierno cubano dijo que Imperatori estaba gestionando un permiso de Canadá para permanecer en el país "el tiempo necesario para hallarle una solución honorable al problema".
Pero el Washington Post publicó el martes que el gobierno canadiense había rechazado una solicitud cubana presentada el día anterior para que se le concediera a Imperatori una visa por 30 días.
"Está aquí"
Camilo García, vocero de la embajada cubana, dijo el martes que Imperatori se proponía continuar allí y mantener la huelga de hambre que inició luego de ser expulsado de los Estados Unidos.
"Está aquí y no se cuándo se irá", dijo García. "Lo que quiere es ir a los Estados Unidos para aclarar la situación sobre su caso".
El sábado, Imperatori dimitió de su cargo consular, renunció a su impunidad diplomática, y dijo que desafiaría la orden de expulsión a fin de poder refutar las acusaciones que lo vinculan con el funcionario estadounidense de migración Mariano
Faget, acusado de espiar para Cuba.
Agentes del FBI acompañaron a Imperatori y a su abogado desde su departamento de Maryland hasta el avión que lo condujo el sábado a Montreal. El Departamento de Estado dijo que se lo había expulsado porque no había abandonado el país voluntariamente en
el plazo fijado.
El Departamento de Estado dijo el lunes que podría pedirse a Imperatori que regresara a los Estados Unidos para declarar en el caso de Faget.
Un paso poco frecuente
Cuba insiste en que la relación de Imperatori con Faget era inobjetable. También sostiene que la misión diplomática cubana en Washington, en la que trabajaba Imperatori, nunca fue usada para actividades de inteligencia.
Los funcionarios cubanos están convencidos de que las acusaciones son una cortina de humo para bloquear la devolución del náufrago cubano Elián González a su padre en Cuba.
El niño de seis años fue rescatado de los estrechos de la Florida a fines de noviembre cuando su madre y el novio de ésta murieron ahogados con otras personas en un fallido intento de llegar desde Cuba a los Estados Unidos.
La decisión del gobierno cubano de acudir a la justicia para definir la situación de Imperatori plantea significativas complejidades legales y políticas.
"Mi cliente reconoce que está dando un paso muy poco frecuente", dijo el abogado Schmoke, agregando que el gobierno cubano había decidido darle todo su apoyo a Imperatori porque "está profundamente convencido de que fue tratado injustamente, de que nada tuvo
que ver con el espionaje".
Una elección natural
Schmoke dijo que al ser expulsado como lo fue, Imperatori quedó en una situación de "culpabilidad hasta que se demuestre su inocencia".
"Todavía queda por verse de qué se lo acusa formalmente y dónde", dijo Schmoke.
Algunos se sintieron indignados de que Schmoke represente a Imperatori.
"Esto hace evidentes sus simpatías por el régimen de Castro", dijo Anna Carbonell, portavoz del diputado republicano de Miami Lincoln Díaz Balart, el mayor crítico de Castro en el Capitolio.
Pero Schmoke asegura que su principal interés en el caso es asegurarse de que Imperatori tenga representación legal.
"Había algunos aspectos únicos aquí", dijo Schmoke, subrayando la dimensión política de la situación. "Me pidieron mi opinión y les ofrecí mi análisis. Al día siguiente dijeron que me querían contratar".
"Me parece que es un verdadero mérito para Kurt hacerse cargo de un caso de tanto significado y notoriedad", dijo el abogado y cabildero de Baltimore Alan M. Rifkin. "Es extraordinariamente brillante y está bien relacionado. Creo que hicieron una elección
natural".
Schmoke hizo varios viajes oficiales a Cuba durante sus últimos dos años y medio como alcalde para organizar intercambios culturales, académicos y de cuidado de la salud. También intervino para concertar la serie de exhibición beisbolística del año
pasado entre los Orioles de Baltimore y el seleccionado nacional cubano.
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