Braulio Pitera. Publicado el miércoles, 23 de febrero de 2000 en El Nuevo Herald
La cibernética puede ser la cicuta del régimen de Castro. A los países que cuentan con dictaduras, nunca les puede interesar que sus habitantes tengan información sobre otros países, otras culturas y sobre todo otros pensamientos e ideas de seres humanos que
viven en otros países en régimen de libertad.
En la Cuba actual existen muy pocos internautas, pero aquéllos que tienen acceso a internet encuentran un mundo fascinante, como nos pasa a todos. Delante de la pantalla de un PC pueden navegar por mundos no solamente desconocidos para ellos, sino que son mundos que ni siquiera los podrían
haber soñado.
Para mantener a la población sumida en la desinformación, el aparato de los estados opresores censura, corta, filtra, escoge, decide en una palabra lo que el pueblo debe leer, oír o ver. Nadie sin embargo puede censurar, filtrar, escoger ni decidir lo que los demás
pueden ver en internet.
Nadie puede censurar, filtrar, escoger ni decidir lo que los demás pueden ver en internet
El nivel de información de internet es tal, que pocos, después de haber visitado frecuentemente durante algún tiempo esas páginas, pueden llegar a creer que el comunismo o cualquier otro modo de totalitarismo es la mejor vía política para un país
determinado.
El miedo es un arma importante para mantener a los pueblos apartados de las corrientes progresistas y los logros de otros pueblos, un pueblo desinformado siempre está a merced de los sátrapas de turno.
Los internautas podrán comparar las ideas que les inculcaron desde niños con otras ideas, y podrán decidir, al fin y al cabo eso es libertad, la capacidad de poder decidir y adoptar sus propias ideas. Internet, por tanto, es peligrosísima no solamente por las
connotaciones de progresismo y modernidad, dos peligrosas palabras para aquéllos que creen en el autoritarismo, sino por la capacidad enorme de carga informativa que conlleva. Si estás mejor informado puedes decidir mejor.
La capacidad de equivocarse lo menos posible, de acertar en una decisión clave, son elementos decisivos de los pueblos desarrollados. Aquél que hace una decisión desafortunada y que puede afectar su futuro y el de su familia puede ser típicamente una persona
desinformada; los pueblos que no saben elegir a sus mandatarios son pueblos desinformados, la información es cultura y ésta te prepara para las mejores decisiones.
Y si la información es cultura, la internet, que es pura información, puede ser algo así como la guindilla que corona el pastel.
Los pueblos que se mantienen dormidos, en hibernación, debido a políticas excluyentes donde un dictador, o tal vez un grupo de personas o familias (oligarquía) los mantienen apartados de toda información, pueden ahora poseer un arma incruenta, pero poderosísima,
para salir del túnel donde están sumidos: la cibernética, el poder enorme de internet.
Que nos sirva esta información para que nunca más en ninguna plaza de ninguna capital de alguna república decenas de miles de personas, un pueblo entero vitoree, grite, vocifere a favor del último dictador, que muchas veces ese mismo pueblo ha elegido, y que años
después de haberlo elegido se da cuenta de que se equivocó, que fue un error, un tremendo y dramático error.
Profesional del turismo, reside en Miami.
© El Nuevo Herald |