El exilio de Miami vive como un triunfo propio la llegada a la Casa
Blanca del candidato republicano
Mauricio Vicent, Miami. El
País. Miércoles 27 diciembre 2000 - Nº 1699
El exilio cubano en Miami ha vivido como un triunfo propio la llegada a la
Casa Blanca de George W. Bush. La victoria del candidato republicano en Florida,
con el apoyo en bloque de los cientos de miles de cubano-estadounidenses que
viven en ese Estado, ha dado nuevas energías a los líderes de los
principales grupos anticastristas, cuya imagen en EE UU se había
deteriorado tras el caso Elián. Ahora -piensan en Miami-, la comunidad
cubana recuperará el poder de influencia perdido en Washington con la
Administración de Clinton.
La costosa victoria de Bush ha provocado alegría y hasta euforia
entre los congresistas cubano-estadounidenses y entre las radios anticastristas,
que durante la campaña llegaron a calificar a Al Gore de "filocomunista
al servicio de Castro".
La representante republicana de origen cubano Ileana Ross Lehtinen resumió
así la semana pasada lo que espera el exilio duro del nuevo presidente: "Bush
ha dicho públicamente que no está a favor de levantar las
sanciones económicas hasta que se cumplan tres condiciones: elecciones
libres e independientes; libertad para los presos políticos y la libre
expresión de ideas... Esperamos tener al fin un presidente que va a
hablar de los derechos humanos en Cuba y va a apoyar las sanciones".
Este asunto de la "aplicación insuficiente de las sanciones",
y específicamente las establecidas en el título III de la Ley
Helms-Burton (que permite a los ciudadanos estadounidenses y a los exiliados
cubanos nacionalizados demandar en los tribunales de Estados Unidos a las compañías
extranjeras que "operan en Cuba en propiedades" que les fueron
expropiadas por el Gobierno de Fidel Castro en los sesenta) fue uno de los
motivos de enfrentamiento entre la Administración demócrata del
presidente Bill Clinton y las organizaciones más poderosas del exilio,
principalmente la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), creada en
1981 por el fallecido Jorge Mas Canosa.
Desde que se aprobó en 1996 la Ley Helms-Burton, Clinton se acogió
a una prerrogativa que permite dejar en suspenso el título III por
periodos de seis meses. La razón fue evitar represalias de la Unión
Europea y enfrentamientos en la Organización Mundial de Comercio (OMC),
dado que la medida afecta sobre todo a las inversiones europeas en la isla, la
mayoría españolas, y no aceptan la jurisdicción
estadounidense como ley universal.
Los líderes del exilio ultraconservador piensan que George W. Bush
-cuyo hermano, Jeb, es gobernador de Florida y está muy ligado a la
comunidad cubana- no adolecerá de las debilidades de Clinton y endurecerá
la política exterior estadounidense contra Cuba.
En una entrevista realizada a mediados de noviembre, cuando Gore y Bush se
disputaban aún los 25 electores de Florida, el nuevo director general de
la FNCA, Joe García, de 36 años, declaraba a EL PAIS: "La
Administración demócrata no sólo le ha serruchado los
dientes a la Ley Helms-Burton, sino que ha hecho todo lo posible por suavizar
las sanciones a Cuba e incrementar los intercambios culturales y comerciales. Si
no lo consiguió fue gracias a la presión del lobby cubano".
García, en cuyo nombramiento reciente algunos han querido ver un
intento de norteamericanizar la FNCA y hacerla más digerible -más
después del rebufo dejado por el caso Elián-, explicaba claramente
en noviembre cuál sería el plan de acción de la fundación
en el futuro: "La meta es que el mundo se dé cuenta de lo que está
ocurriendo en Cuba; hay que aislar a Cuba, deslegitimar a Cuba y sólo
queremos que una superpotencia como EE UU y otros países europeos tengan
una actitud sensata".
Joe García declara: No se trata "de que mañana EE UU
invada Cuba. Ése nunca ha sido el interés. Lo que sí vamos
a tratar de conseguir es influir al nivel apropiado para que Estados Unidos
mantenga una posición digna y moral, de igual modo que hizo en Suráfrica
o, después de muchos errores, en Haití. Esto", afirma García,
"implica que se apliquen las leyes que existen, la Ley Helms-Burton, la Ley
Torricelli... Queremos también asegurar que Radio Martí se
mantenga como voz de un pueblo que no puede hablar".
Las líneas maestras de acción de la FNCA, como la de la mayoría
de los grupos del exilio duro, se resumen en tres: incrementar la presión
sobre Cuba; reducir al mínimo los viajes y los intercambios culturales
entre ambos países; lograr que EE UU no dialogue ni haga concesión
alguna al Gobierno de La Habana mientras primero no haya cambios de envergadura.
Esta tesis no es compartida por exiliados moderados como Eloy Gutiérrez
Menoyo, presidente de Cambio Cubano, Alfredo Durán o Max Lesnic, que
abogan en Miami por el diálogo y la reconciliación como la mejor vía
para lograr una transición en Cuba.
Probablemente, la primera prueba para calibrar si los grupos intransigentes
del exilio recobrarán poder e influencias en Washington en los próximos
cuatro años tendrá lugar en abril, cuando el nuevo presidente
deberá decidir si Estados Unidos sigue suspendiendo o no la tercera cláusula
de la Ley Helms-Burton. Políticos y académicos en EE UU piensan
que Bush deberá sopesar mucho si le compensa pagar con una medida como ésta
el apoyo decisivo de la comunidad cubana en las elecciones de Florida, ya que
podría abrir un incómodo frente de disputa con la Unión
Europea. Fidel Castro, por su parte, ya ha dicho que lo que ocurra en los próximos
cuatro años en EE UU no le importa lo más mínimo, pues él
se está preparando para la era pos-Bush.
Críticas a España
Joe García es la nueva cara de la Fundación Nacional Cubano
Americana (FNCA) tras la muerte de Jorge Mas Canosa. Dicen en Miami que su
nombramiento, en junio, puede representar un cambio de discurso de la organización
más poderosa del exilio. Él lo niega: " Es la continuación
de la posición histórica del exilio, pero con sangre nueva".
Admite que la actitud de la comunidad cubana durante el caso Elián dañó
la imagen del exilio, pero asegura que esto no se ha traducido en una pérdida
de su influencia en Estados Unidos. Una muestra de ello, dice, es lo que ha
ocurrido durante las pasadas elecciones, en las que el voto cubano ha sido
determinante.
A diferencia de otros líderes de la FNCA, García es un hombre
joven con el que se puede razonar y hablar serenamente de cuestiones polémicas,
aunque sus ideas sobre determinados asuntos, como el de las inversiones españolas
en la isla, es visceral. "Para nosotros, España es muy especial. Sin
embargo, España está hipotecando su futuro, pues ahora los cubanos
somos víctimas del turista español y de la forma en que España
comercia con la dictadura. Esto es una tragedia. (...) Para un cubano",
agrega, "es difícil de entender por qué España se ha
manchado moralmente con el pueblo de Cuba a largo plazo".
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