Nueva York. Alfonso Armada Corresponsal.
ABC, jueves 21 de diciembre de 2000
El presidente electo siguió descubriendo ayer sus cartas con los
nuevos nombramientos de su equipo económico, entre ellos el del
cubano-americano Mel Martínez para la Cartera de Vivienda. Junto a la
eleccion de Al García, flamante asesor legal de la nueva Casa Blanca, la
presencia hispana se hace por fin visible en el centro del poder de EE.UU.
George W. Bush, de vuelta en los familiares cielos de Texas, nombró
ayer, además de a Mel Martínez, a Paul O'Neill, poderoso hombre de
negocios y con experiencia en anteriores Gobiernos republicanos, para ocupar la
cartera del Tesoro, y a Donald L. Evans, su jefe de campaña y viejo
amigo, como secretario de Comercio, dos de los pesos pesados, junto a Colin
Powell en la Secretaría de Estado, del nuevo Gobierno republicano.
Mel Martínez, de 53 años, republicano de pura cepa y hasta
ahora alcalde del condado de Orange, en el centro de Florida, llegó a
EE.UU. procedente de Cuba en 1961 dentro del programa «Peter Pan»,
para acoger a niños refugiados que huían del régimen
castrista recién implantado en la isla. Es toda una parábola que
ahora acabe nada menos que en el Gobierno del país que le acogió
en plena Guerra Fría con Cuba y para ocuparse del Departamento de
Vivienda y Desarrollo Urbano. Aunque amigo de la familia Bush (Jeff, el hermano
de George, es gobernador de Florida) y jefe de la campaña electoral en el
Estado donde finalmente se dirimieron las elecciones, el presidente electo toma
así en consideración no sólo el peso creciente de la minoría
hispana, sino la fuerza de la comunidad cubana de Florida, punta de lanza de la
política anticastrista tan cara sobre todo a los bancos republicanos del
Congreso.
INVITÓ A ELIÁN A DISNEYWORLD
Martínez invitó al niño cubano Elián González
y a su familia adoptiva en Miami a visitar Disneylandia en pleno culebrón
en torno al pequeño balsero.
Otro nombramiento no por esperado menos relevante, fue el de Donald L.
Evans, que ya demostró su eficacia como jefe de su campaña
electoral. Fue quizá la elección que menos dudas y menos
quebraderos de cabeza le provocó al todavía gobernador de Texas.
Evans, un ejecutivo de 54 años vinculado a la industria petrolífera,
como buena parte de la familia de Bush, le dará autoridad sobre 31.000
empleados federales responsables, entre otras tareas, de promocionar el
comercio, medir la economía y aprobar patentes.
La apertura de China, sobre todo después de que el Congreso levantara
los obstáculos que limitaban los intercambios comerciales y las
inversiones, así como su ingreso en la Organización Mundial de
Comercio, será una de sus grandes bazas. Paul O'Neill, que prestó
sus servicios en la Oficina de Gobierno y Presupuesto en las Administraciones de
Richard Nixon y Richard Ford, se volcó en el sector privado donde ha sido
especialemente celebrado su talento a la hora de revivir la compañía
de aluminios Alcoa, cuya presidencia abandona este mes de diciembre.
Para continuar con sus gestos de acercamiento a las minorías y a las
mujeres, el próximo presidente colocará a Ann Veneman en la
Secretaría de Agricultura. Veneman ya había trabajado como
directora general en esa cartera durante el mandato de George Bush padre.
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