Mauricio Vicent, La Habana.
El País. Martes 19 diciembre 2000 -
Nº 1691
Está comprobado: el Festival de Jazz de La Habana no tiene nada que
envidiar a los que se organizan en otras partes del mundo. Lo mismo sucede con
los músicos de Cuba: sean pianistas, timbaleros o contrabajistas, sobre
un escenario se baten en condiciones de igualdad, o incluso de ventaja, con
cualquier figura internacional. El Festival Jazz Plaza 2000, que concluyó
el domingo con un concierto espectacular de Chucho Valdés y su cuarteto,
lo demostró una vez más.
El festival cubano estuvo dedicado este año a Louis Armstrong en el
centenario de su nacimiento, y para homenajearlo llegaron a La Habana los
mejores grupos de Nueva Orleans, además de trompetistas de la talla de
Nicholas Payton y Wendell Brunious. Herbie Hancock, Kenny Barron y Ronnie
Mathews tocaron en galas y descargas, y lo mismo hizo el pianista español
Chano Domínguez, el conguero Giovanny Hidalgo y el flautista Dave
Valentin.
Chucho Valdés, una de las estrellas principales del documental de
Fernando Trueba Calle 54, presidió también el jurado del II Premio
SGAE de Jazz Latino, concurso en el que quedaron finalistas seis obras. El
jurado estuvo integrado, además, por el pianista panameño Danilo Pérez,
el saxofonista argentino Leandro Gato Barbieri, el percusionista puertorriqueño
Giovanni Hidalgo y el español Max Sunyer. La entrega de premios fue
memorable, y también muy polémica: ganó la obra del español
Luis Vidal Racatika, aunque para gran parte del público y de la crítica
el vencedor fue el pianista cubano Ernán López Nussa, cuya
composición fue relegada al cuarto puesto. Las opiniones divergentes no
restaron lucidez al premio de la SGAE, que tiene como objetivo principal
potenciar la escritura jazzística en el medio hispanoamericano.
A pesar de la presencia de grandes figuras internacionales, durante el
festival los grandes protagonistas fueron, sin duda, los músicos cubanos.
Y no sólo los consagrados, como los percusionistas Tata Guines, Changuito
o el propio Chucho Valdés. Brillaron los talentos extraordinarios del
pianista Tony Pérez, del saxofonista César López, del también
pianista Roberto Carcassés y de otros muchos.
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