MADRID. ABC. España,
martes 19 de diciembre de 2000
El afán recaudatorio del régimen castrista lo lleva a hacer
negocio de cualquier cosa, como denuncia la Prensa independiente. Si un cubano
resulta «agraciado» con la lotería de visados que le permita
poder salir a EE.UU. o ha logrado ser «invitado» por otro Estado,
comienza un calvario contra el tiempo y el bolsillo.
Primero, deberá solicitar al régimen el permiso de salida o «tarjeta
blanca», cuyo costo asciende a 1.050 pesos. Además, deberá
pedir la visa del país donde piense emigrar y la carta de «invitación»,
por la que pagará a la Administración cubana otros 2.940 pesos.
Luego tendrá que esperar 45 días o más para saber si fue
aprobado o no. Si la respuesta es afirmativa, desembolsará otros 3.150
pesos al Departamento de Inmigración del Ministerio del Interior para que
le entreguen la «tarjeta blanca». La vigencia de este permiso de
salida caduca al año de ser expedido.
Ahora bien, si la salida es hacia los Estados Unidos (más del 60 por
ciento de los emigrantes cubanos se dirigen a ese destino) por concepto de
reunificación familiar, sorteo o refugiado político, entonces
tendrá que abonar 8.400 pesos adicionales al Estado cubano para cubrir el
chequeo médico que le exigen a esa categoría de viajero.
En resumen, a un cubano los trámites para poder viajar a cualquier país
con excepción de EE.UU. le suponen 7.140 pesos. Si el destino
es Estados Unidos, entonces los gastos suben a 15.540 pesos (740 dólares
al cambio verdadero). Teniendo en cuenta que el sueldo medio es, según
los datos que maneja el propio régimen cubano, de 226 pesos mensuales
(menos de 11 dólares), salir legalmente de Cuba a EE.UU. equivale a cinco
años y 8 meses de trabajo. Y si no logra reunir ese dinero en un año,
la visa le caduca y se ve abocado a salir en una balsa para no perder su visa.
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