Un centenar de rusos vigila a EE UU desde un centro de espionaje en Cuba
que Moscú paga con gasolina
M. Vicent / J. J. Aznárez , La Habana. Sábado
16 diciembre 2000 - Nº 1688.El País
La desaparición de la Unión Soviética acabó con
la mayor parte de los vínculos económicos y políticos
bilaterales, pero no logró socavar uno de los pilares importantes sobre
los que descansó la alianza entre Moscú y La Habana durante tres décadas:
la utilización del territorio cubano para espiar a Estados Unidos.
Para los dirigentes soviéticos las relaciones con Cuba siempre
tuvieron un alto valor estratégico. La primera demostración fue la
crisis de los misiles, que puso al mundo al borde de la guerra atómica
pero permitió a Moscú acabar con el desequilibrio en el arsenal de
armas nucleares, que entonces favorecía a Estados Unidos.
Con la guerra fría en pleno apogeo, a finales de los años
setenta, la URSS estableció en la isla uno de los mayores centros de
espionaje electrónico en el hemisferio occidental: la base de
telecomunicaciones de Lourdes. Desde este centro, Moscú controló y
sigue controlando no sólo lo que pasaba dentro de Estados Unidos,
sino lo que ocurría en todo el hemisferio, incluyendo los movimientos de
barcos y aviones en casi toda el área.
Cuando hace una década la URSS se desintegró, Moscú se
llevó la brigada de 2.800 soldados que mantenía destacada en la
isla desde la época de la crisis de octubre, pero no desactivó la
base de Lourdes. Según fuentes estadounidenses, la instalación,
situada a las afueras de La Habana, es manejada por técnicos y militares
rusos cuya cifra se aproxima al centenar y Rusia paga por su uso
anualmente 200 millones de dólares (unos 37.000 millones de pesetas) de
arrendamiento al Ejército cubano.
Al parecer, una buena parte de este alquiler se abona con suministros de
petróleo, que nunca han dejado de llegar a la isla puntualmente incluso
en la época en que los intercambios comerciales entre ambas naciones se
redujeron prácticamente a cero.
La base de Lourdes un gran campo de antenas y parábolas que
nace en medio de la vegetación tropical ha sido manzana de la
discordia entre el Kremlin y el Gobierno de Estados Unidos. En varias ocasiones
el Congreso estadounidense ha tratado de condicionar la concesión de
ayudas a Moscú argumentando que parte de este dinero sería
empleado para pagar a Cuba su colaboración en el espionaje a EE UU. Sin
embargo, las autoridades rusas tienen una visión muy diferente del asunto
y no están dispuestas a hacer ninguna concesión a EE UU en este
terreno.
El embajador de Rusia en La Habana, Andrei Dimitriev, considera que Lourdes
tiene una gran importancia no sólo para su país, sino "en la
esfera estratégica internacional". Gracias a ella, afirma, Rusia "tiene
un medio para observar el cumplimiento por parte de EE UU de los acuerdos de
limitación y reducción de armamentos estratégicos".
Sirve, además, "como medio de comunicación" de las
representaciones rusas en América Latina "y para funciones de
navegación", y por si fuera poco argumenta Dimitriev "Estados
Unidos tiene varios centros similares en las fronteras de Rusia".
Vladímir Putin, que antes de ser presidente trabajó en el KGB,
dejó bien claro durante su visita a Cuba la importancia que concedía
a las labores que se realizan en la base de Lourdes: en su programa oficial, de
poco más de 24 horas, incluyó una visita a este centro de
espionaje nacido durante los tiempos duros de la guerra fría.
La visita de Putin a Cuba concluye sin acuerdo sobre la central nuclear
M. V. / J. J. A. , La Habana
La estación de espionaje de Lourdes seguirá funcionando como
hasta ahora: suministrando información sobre Estados Unidos a los
militares rusos y al Gobierno cubano "de acuerdo con las normas
internacionales", confirmó ayer el presidente ruso, Vladímir
Putin.
Cuba y Rusia acordaron seguir operando conjuntamente ese centro de información,
"y después ya se verá". Putin, por otra parte, expresó
su confianza en que con George W. Bush, las relaciones entre Estados Unidos y
Rusia continúen por buen camino: "Todo depende de la política
que aplique".
La visita de Putin terminará mañana sin haber resultados
concretos sobre dos temas fundamentales de la agenda bilateral: la central
nuclear de Juraguá, a medio construir, y la cuantía y formas de
pago de la deuda contraída por La Habana con la desaparecida Unión
Soviética. "Son miles de millones [de dólares], aunque el
montante no está resuelto todavía por los expertos", dijo
Putin en conferencia de prensa. Las condiciones de pago serán cómodas,
precisó el gobernante ruso, quien en ningún momento habló
de condonar la deuda.
Respecto a la central de Juraguá, rechazada por Washington, Putin
dijo que habrá que decidirse entre seguir desembolsando dinero para
mantener la seguridad de las instalaciones o modernizarlas. Reconoció, no
obstante, que "Cuba no está mostrando interés en seguir
construyendo esa obra".
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