El líder ruso se va de Cuba sin avanzar en el pago de la deuda
contraída por La Habana
Joaquim Ibarz. La Habana. Enviado especial.
La Vanguardia Digital - - 08:54 horas
- 18/12/2000
Ni los cubanos ni los rusos están satisfechos con la visita a Cuba
de Putin, que hoy vuela hacia Canadá. Aunque no ha habido sorpresas, los
acuerdos alcanzados -como el referente a evitar la doble tributación- están
faltos de contenido y tendrán poca utilidad cara a levantar la alicaída
economía de la isla. El único beneficio inmediato para Cuba fue un
crédito de 50 millones de dólares para financiar las exportaciones
rusas a la isla. Lo que dejó entrever Putin, junto a comentarios de
funcionarios rusos que viajaban con él, fue que los espinosos asuntos
económicos entre Moscú y La Habana no pueden compararse con la
importante agenda de cuestiones de economía y seguridad que Rusia intenta
continuar con Bush.
El poco interés de Moscú en la visita, que correspondió
al frío tratamiento dispensado por los cubanos a Putin, quedó
evidenciado cuando en una rueda de prensa los enviados especiales rusos tan sólo
preguntaron a su presidente sobre problemas de política interior.
Rusia no obtuvo ningún avance en su larga reivindicación sobre
el pago de la deuda de 20.000 millones de dólares que Cuba contrajo con
la URSS. Putin, que sugirió que fue a Cuba a cobrar y que no tuvo éxito,
recalcó que no va a condonar el débito: "La deuda no está
resuelta, estamos dispuestos a ofrecer a Cuba el régimen más
beneficioso de las normas financieras internacionales".
"Quedan muchos problemas por resolver, obras incompletas donde hay
millones de dólares invertidos", dijo Putin refiriéndose a la
"herencia" rusa de cuando la URSS destinaba masivos subsidios a la
isla. No hizo ninguna promesa de terminar esas obras: no mencionó la
planta de níquel de Las Camariocas ni se refirió al futuro de la
refinería de Cienfuegos, dos grandes inversiones soviéticas
paralizadas desde 1991.
Putin sorprendió cuando dijo que Cuba no quiere terminar la central
nuclear de Juraguá. "Rusia dedicó considerables recursos a
esa central y ha gastado 30 millones de dólares en mantener lo
construido, pero los amigos cubanos no tienen interés en continuar",
dijo. La URSS invirtió 1.000 millones de dólares, pero se
necesitan otros 750 millones para acabarla.
Centro de espionaje
Lo único que parece funcionar bien es el centro de espionaje electrónico
de Lourdes, de 72 km2, con 1.500 ingenieros, técnicos y personal militar
ruso. Putin y Castro visitaron el centro, construido por los soviéticos
en los años setenta y de vital importancia para Moscú, que desde
aquí vigila a EE.UU. Según Washington, Moscú paga a Cuba
unos 200 millones de dólares por su utilización.
"Los resultados de su trabajo son importantes, no sólo para el
alto mando militar, sino también para la dirección política
de Rusia", dijo Putin a los rusos que residen en Lourdes. En declaraciones
a la prensa, Putin dijo que "Lourdes es una base que desde hace tiempo
funciona de acuerdo a normas internacionales; lo que será después,
veremos". Señaló que "es de gran utilidad para Rusia,
que facilita parte de la información a Cuba".
Putin expresó su confianza en que las relaciones con EE.UU. no se verán
alteradas por la llegada de Bush a la Casa Blanca. "Queremos preservar y
multiplicar lo logrado en los últimos años. Conocemos bien al
equipo que rodea al presidente electo, es gente profesional que nos inspira
confianza", dijo Putin, que dejó claro que su visita a Cuba no
supone un distanciamiento de Washington: "No tenemos ninguna alianza con
Cuba contra otros países".
© Copyright La Vanguardia Digital 2000. All Rights Reserved |