Publicado el 14 de diciembre de 2000, en
El Nuevo Herald
Frialdad y protocolo en visita de Putin
Ap. La Habana
El presidente de Rusia, Vladimir Putin, partió ayer hacia La Habana,
en la primera visita a Cuba de un mandatario ruso desde el colapso de la Unión
Soviética, a la que la isla caribeña estuvo estrechamente
vinculada.
Putin, quien tenía programado arribar a las 11:00 p.m., iba a ser
recibido por el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, aunque no se
descartaba que acudiera hasta la escalerilla del avión el gobernante
Fidel Castro o algún otro alto dirigente cubano.
"Será una ceremonia sencilla de recibimiento'' en el aeropuerto
capitalino, informó José Luis Ponce, director del Centro de Prensa
Internacional (CPI), al explicar que la bienvenida oficial ocurrirá en la
mañana de hoy, cuando Castro lo espere en el Palacio de la Revolución.
Por los detalles de la agenda, se espera que la visita sea rigurosamente
protocolar, sin recibimiento popular, ni banderas rusas desplegadas en las
principales avenidas de La Habana, como era tradicional en los recibimientos de
los dirigentes soviéticos.
Se trata de la vuelta a la isla de los rusos, ahora inmersos en una reforma
económica muy distante de aquel sistema soviético al que los
cubanos se sumaron.
En la agenda oficial no aparecen programados actos de masas, ni el gobierno
cubano ha convocado a la población a salir a las calles y dar un
recibimiento popular al visitante ruso, cuyas actividades serán seguidas
por 263 periodistas, de ellos 54 rusos, 66 cubanos y 143 de otras
nacionalidades.
"La visita del excelentísimo señor Vladímir V.
Putin (...) es esperada con gran agrado por nuestro pueblo y será un
aporte de gran importancia al desarrollo de las relaciones entre Cuba y la
Federación de Rusia'', dijo ayer el diario oficial Granma, que colocó
como principal noticia la llegada del líder ruso.
Putin estará en Cuba en visita oficial hoy y mañana y de forma
privada el sábado y parte de la mañana del domingo, día en
que dejará la isla desde el balneario de Varadero, a 150 kilómetros
al este de La Habana, de acuerdo con un programa en español.
Durante su estancia, Putin se encontrará con Castro, con quien
sostendrá conversaciones oficiales, y hará una rápida
visita --fuera del programa de visita en español-- a la estratégica
base espía rusa de Lourdes, ubicada a 60 kilómetros de La Habana,
y considerada el complejo oculto más grande operado por Moscú
fuera de la ex URSS Entre los temas que ambos dirigentes podrían abordar,
están la propia base de Lourdes, la deuda cubana con Rusia y la
inconclusa planta nuclear para generación eléctrica de Juraguá,
en la provincia de Cienfuegos, un proyecto suspendido en 1992, después
del colapso del bloque soviético.
Hoy por la mañana, Putin será recibido oficialmente por Castro
en el Palacio de la Revolución, donde sostendrá conversaciones
oficiales y asistirá a la firma de acuerdos.
Posteriormente ofrecerá una "breve entrevista de prensa'' en la
que habrá sólo cuatro preguntas, dos por la prensa cubana y dos
por los periodistas rusos.
Castro le da la bienvenida a Putin
El presidente ruso solamente responderá preguntas a reporteros de
Cuba y Rusia
Servicios De El Nuevo Herald. La Habana
Vladimir Putin, el primer presidente ruso que visita Cuba desde el desplome
de la Unión Soviética, llegó a la isla el miércoles
por la noche para tratar de revitalizar los lazos económicos entre los
dos países.
Putin, un ex agente de la KGB, fue recibido en el aeropuerto internacional
de La Habana por el gobernante cubano Fidel Castro.
"Será una ceremonia sencilla de recibimiento'' en el aeropuerto
capitalino, había informado el miércoles por la tarde José
Luis Ponce, director del Centro de Prensa Internacional (CPI), al explicar que
la bienvenida oficial ocurrirá en la mañana de hoy, cuando Castro
lo espere en el Palacio de la Revolución.
Por los detalles de la agenda, se espera que la visita sea rigurosamente
protocolar, sin recibimiento popular, ni banderas rusas desplegadas en las
principales avenidas de La Habana, como era tradicional en los recibimientos de
los dirigentes soviéticos.
Se trata de la vuelta a la isla de los rusos, ahora inmersos en una reforma
económica muy distante del sistema soviético.
En la agenda oficial no aparecen programados actos de masas, ni el gobierno
cubano ha convocado a la población a salir a las calles y dar un
recibimiento popular al visitante ruso, cuyas actividades serán seguidas
por 263 periodistas, de ellos 54 rusos, 66 cubanos y 143 de otras
nacionalidades.
"La visita del excelentísimo señor Vladímir V.
Putin (...) es esperada con gran agrado por nuestro pueblo y será un
aporte de gran importancia al desarrollo de las relaciones entre Cuba y la
Federación de Rusia'', dijo ayer el diario oficial Granma, que colocó
como principal noticia la llegada del líder ruso.
Putin estará en Cuba en visita oficial hoy y mañana y de forma
privada el sábado y parte de la mañana del domingo, día en
que dejará la isla desde el balneario de Varadero, a 150 kilómetros
al este de La Habana, de acuerdo con un programa en español.
Durante su estancia, Putin se encontrará con Castro, con quien
sostendrá conversaciones oficiales, y hará una rápida
visita a la estratégica base espía rusa de Lourdes, ubicada a 60
kilómetros de La Habana, y considerada el complejo oculto más
grande operado por Moscú fuera de la ex URSS Entre los temas que ambos
dirigentes podrían abordar, están la propia base de Lourdes, la
deuda cubana con Rusia y la inconclusa planta nuclear para generación eléctrica
de Juraguá, en la provincia de Cienfuegos, un proyecto suspendido después
del colapso soviético.
Posteriormente ofrecerá una "breve entrevista de prensa'' en la
que habrá sólo cuatro preguntas, dos por la prensa cubana y dos
por los periodistas rusos.
Presentan pruebas contra los espías cubanos encausados
La fiscalía mostró cómo objetos comunes y
corrientes eran utilizados por los miembros de la Red Avispa
Rui Ferreira. El Nuevo Herald
El jurado que ventila las acusaciones de espionaje contra cinco reos en una
corte de Miami tuvo ayer la oportunidad de constatar cómo objetos comunes
y corrientes pueden cambiar de utilidad, y cómo su mera posesión
puede ser un delito en virtud del uso que se les dé.
Dos computadoras con 15 años de atraso tecnológico, un radio
de onda corta valorado en $100, una pequeña grabadora portátil,
una libreta de notas, un par de cables conectores y un aparato de video parecen
artículos convencionales. Y lo son. Pero si son hallados encima de una
mesa en el dormitorio de alguien acusado de espionaje, entonces se pueden
transformar en pruebas contra su propietario.
Es lo que le está sucediendo a Fernando González, quien por años
se hizo llamar Rubén Campa, y a quien las autoridades acusan de formar
parte de una red cubana de espionaje, llamada Red Avispa, desbaratada en el sur
de la Florida en septiembre de 1998.
Ayer, durante las cuarta jornada del juicio y a instancias de la fiscalía,
el agente especial de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI) Joseph Hall
confirmó que esos y otros objetos fueron incautados en casa del acusado
en Hollywood y que, según el acta acusatoria, sirvieron para actividades
de espionaje.
En una foto mostrada en corte se vio un televisor, encima del cual se
encontraba el radio de onda corta conectado a una grabadora portátil y
una antena desplegable. Al lado, una libreta de notas y un bolígrafo
daban la idea de estar allí para apuntar cualquier mensaje recibido.
"¿Está esta evidencia en el mismo estado en que la incautó?'',
preguntó el fiscal federal asistente, John Kasternakies. Ante la
confirmación de Hall, la entregó al jurado sin comentar.
El juicio se encuentra en la etapa de presentación de pruebas, en la
cual el gobierno hace desfilar delante del jurado todo tipo de documentos u
objetos que sustentan la acusación, pero sin establecer nexos entre
ellos. La historia de esas evidencias y de cómo pueden ser acusatorias se
verá únicamente en las próximas semanas, cuando termine la
presentación.
Ayer, la fiscalía reveló el contenido de dos carteras de Fernández,
donde había apuntes que tratarán de presentar como pruebas de
espionaje. Por ejemplo, un pequeño pedazo de papel donde están
escritas lo que parecen ser observaciones de movimientos aéreos, como "16
F-4'', "0 F-5'', "18 F-18'', "4:02 p.m'', y la palabra "Lorient''.
En el acta de acusación se sostiene que González era uno de
los contactos de otro acusado, Antonio Guerrero, alias "Lorient'',
aparentemente infiltrado en la base aérea de Cayo Hueso.
En una de las carteras de González, el FBI encontró una
tarjeta de seguro médico a nombre de Manuel Viramontes, uno de los alias
usados por Gerardo Hernández, a quien las autoridades acusan de haber
sido el jefe de la red.
No está claro cómo la tarjeta fue a parar a la cartera de González,
pero fuentes de la defensa dijeron que sería "especulativo'' inferir
en eso una culpabilidad.
En la audiencia también se mostraron certificados de defunción
y nacimiento de una treintena de personas, con lo cual las autoridades pretenden
demostrar que estarían siendo preparados para atribuir esas identidades a
otros futuros espías.
La fiscalía presentó ayer varios documentos, como licencias de
conducción y declaraciones de aduana, donde se consigna que González
vivió por unos cuatro años bajo el nombre de Campa, en
Fayetteville, Carolina del Norte, cerca de Camp Lejeune, una importante
instalación de la infantería de marina.
Fallece el legendario político Francisco Orúe
Wilfredo Cancio Isla. El Nuevo Herald
El legendario político cubano Francisco Orúe, quien hiciera
historia con el lema "Marianao, la ciudad que progresa'', falleció
la mañana de ayer en su residencia de Hialeah, víctima de un paro
cardíaco. Tenía 88 años.
Nacido el 4 de mayo de 1912 en el poblado de Bauta, al sur de La Habana, Orúe
alcanzó amplia popularidad como alcalde del municipio habanero de
Marianao durante 11 años (1948-1959), reconocido por su espíritu
de trabajo, humildad y conducta honesta.
"Era una verdadera rareza entre los políticos, pues nunca fue
rico'', comentó su sobrina Angélica Ruiz. "Murió como
un hombre decente y sin riquezas, porque siempre respetó el erario público''.
Tras prestar servicio en el ejército cubano, ganó la alcaldía
de Marianao en 1948 e impulsó un vasto programa de obras públicas
en esa localidad. En 1958 había sido reelecto en el cargo para un nuevo
período de cuatro años, pero la llegada de Fidel Castro al poder
interrumpió su carrera política y lo obligó a exiliarse.
Entonces Orúe había obtenido los fondos para la completa
instalación del alcantarillado de la ciudad, con una población de
335,000 habitantes.
"Conocí su labor en Marianao, donde fue un verdadero pilar de la
prosperidad ciudadana'', dijo el ex senador estatal Roberto Casas, del Concejo
de Hialeah. "Por esos años [la década de los 50] no había
rivales para él; ganaba las elecciones sin contrincantes''.
Orúe salió al exilio en las primeras semanas de 1959 rumbo a
Guatemala, y poco después arribó a Miami, donde sus compatriotas
continuaron llamándole "el alcalde'', a pesar de que no retomaría
el sendero de la política. No obstante, sus conocimientos políticos
y administración de gobierno, lo convirtieron en un consejero de los líderes
cubanoamericanos, y llegó a presidir campañas electorales de
algunos candidatos.
Tras vivir 16 años en Miami, decidió mudarse a Hialeah, ciudad
que hallaba muy similar al Marianao de 1959, habitado por amplios sectores
obreros y de clase media. "Me siento como si estuviera en Cuba'', solía
decir Orúe.
Al ser elegido alcalde de Hialeah en 1981, Raúl Martínez
decidió rescatar el lema de Orúe y adoptarlo para presentar a
Hialeah como "la ciudad que progresa''.
Orúe no tuvo hijos de sus dos matrimonios. Le sobreviven María
Orúe, su segunda esposa, y dos hermanos. Su sepelio se efectuará
hoy a las 9:30 a.m. en el cementerio Vista Memorial Gardens.
Copyright 2000 El Nuevo Herald
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