Jaime S. Dromi. Publicado el martes, 5 de diciembre de 2000
en El Nuevo Herald
El mundo está comprendiendo y descubriendo, poco a poco, la verdadera
cara de Fidel Castro, el gran amigo de España, el gran amigo de la
``Justicia'', el ídolo de tantos latinoamericanos que veían en él
al mesías de la liberación económica. Castro no es más
que un opresor común, empobrecedor de naciones y esclavizador de pueblos,
incitador a la violencia y al terrorismo y, ahora, protector de la ETA que
derrama sangre española inocente sin ningún fin. Y asimismo, Fidel
Castro es el amigo, asesor, confidente y colega de Yasser Arafat, otro
terrorista, asesino despreciable y corrupto.
Un dirigente tiene que tener la visión de un futuro mejor para su
pueblo. En vez de eso, a Arafat no le importa que mueran varios miles de sus
propios ciudadanos; por el contrario, en su estrategia utiliza niños en
las primeras filas de atacantes, después vienen los jóvenes con
piedras y bombas Molotov y recién atrás viene la gente de Arafat,
con las metralletas y fusiles de asalto Kalashnikov automáticos. La
guerra que Arafat hace no es sólo con balas, ésa él sabe
que no la puede ganar, por más que los árabes numeran 20 veces más
que los judíos. El lleva otra guerra, una guerra especial, una guerra que
Arafat está ganando, aprendida de Fidel Castro, que la lleva practicando
más de 40 años. La guerra por la opinión pública.
Como dijo Goebbels: ``Una gran mentira, repetida muchas veces, es más creíble
que cualquier verdad''. El presupuesto de Arafat no se basa en los impuestos, ni
en las dádivas mundiales (¡siempre ayudan...!), sino, más
bien, en el dinero extorsionado a los países productores de petróleo,
prometiendo darles protección. No la protección de enemigos extraños
sino que lo que ofrece es retener sus sabuesos a rienda corta; al uso de la
mafia de los años 20. Pero eso no le es suficiente. Los gobiernos árabes
ayudan y dan dinero cuando Arafat hace correr sangre y Arafat sabe hacer correr
sangre... Especialmente sangre inocente. Ahora resulta que ese niño de 12
años, muerto mientras su padre lo cubría con su propio cuerpo, fue
asesinado con balas palestinas. Simplemente, lo balearon por el costado, ya que
delante del niño, frente a los israelíes, estaba su padre protegiéndolo.
El padre sabía que los asesinos eran palestinos, por eso había
dicho que no tiene quejas contra los israelíes. ¡Vaya uno a saber
hasta qué bajezas pueden llegar, si matan a sus propios niños para
ganar puntos en relaciones públicas!
La amistad de Arafat con Saddam Hussein de Irak es conocida y su coordinación
con los ayatollahs de Irán es bien temida. Y el mundo lo acepta; ¿es
qué el mundo está lleno de estúpidos? No, lo que sucede es
lo mismo que cuando compramos un artefacto que no sirve para nada. Lo traemos a
casa y lo ponemos en el cajón de la cocina y ahí está,
ocupando un lugar, pero no lo usamos. Lo pagamos bien, es todavía nuevo y
no lo vamos a botar. No lo compramos por necesidad; lo compramos influenciados
por la propaganda organizada. Lo mismo hacen los comerciantes experimentados. Lo
mismo hacen los políticos inteligentes. Lo mismo hacen los terroristas
avispados. ``No interesan los medios, con tal de llegar a un fin''. Nos hacen
creer en su bondad y simpatía. Una y otra vez nos engañan. Vimos
correr la sangre en Uzbekistán, en Chechenia, incluso participamos en
Kosovo. La sangre que se derrama llega a nuestros oídos por medio de CNN,
junto a los resultados de las elecciones y muchas otras falacias que nos
tragamos como pescados hambrientos. ¿Es qué el pescador quiere
alimentar al pez? El pescador busca su propio alimento. Nosotros nos convertimos
en alimento para Arafat, para Castro, para Saddam.
Observemos detenidamente la contribución de los árabes a la
civilización y al progreso mundiales y comparémosla con la
contribución que hacen los judíos, aun a sabiendas de que hay más
de veinte veces más árabes que judíos en el mundo. Sólo
en Estados Unidos hay más o menos la misma cantidad, unos 6 millones de
judíos y árabes. Ahora veamos quiénes se destacan en todo
el mundo, en las ciencias, la química, la medicina, la ingeniería,
la educación, en los medios de comunicación, etc., etc., fuera de
la banca, donde vemos muchos árabes y, por supuesto, del petróleo árabe,
extraído por americanos y europeos.
¡Ay, Dios Santo! Son tantos y tienen tanto dinero... ¿Por qué
no haces que pongan su energía en el mejoramiento de su propio pueblo, en
hacerlo avanzar en sus conocimientos, en comenzar una era de estabilidad y paz?
¡Basta de sangre! Ya una vez recordé las palabras de la señora
Golda Meir, ex primer ministra de Israel: ``A los árabes vamos a
perdonarles que han matado a nuestros hijos; mucho más difícil será
perdonarles que nos hayan hecho matar a los de ellos''. Quiera el Señor
Rey del Universo influir sobre los árabes para que encuentren líderes
que sepan guiarlos por el camino de la paz y la prosperidad; y que esa paz y
prosperidad reinen en todo el mundo y podamos ver, llenos de gozo, la llegada
del Mesías, durante nuestras propias vidas. ¡Amén!
jdromi@amgsun.com
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