MIAMI, Estados Unidos. — En abril de 1868 tuvieron lugar los primeros sepelios en el Cementerio de Santa Ifigenia (Santiago de Cuba), que había sido inaugurado en febrero de ese mismo año.
El camposanto fue nombrado Santa Ifigenia en honor a la virgen etíope del mismo nombre bautizada por el Apóstol San Mateo.
El Cementerio de Santa Ifigenia se encuentra ubicado al oeste de la ciudad de Santiago de Cuba y es el segundo en importancia de la Isla detrás de la Necrópolis de Cristóbal Colón en La Habana.
Declarado Monumento Nacional en 1937, condición que le ratificó el fallecido dictador Fidel Castro —cuyos restos también reposan allí— en 1973, se trata de uno de los cementerios más importantes de Cuba, ya que alberga las tumbas de figuras históricas y prominentes del país.
En Santa Ifigenia descansan próceres de la independencia como José Martí, Carlos Manuel de Céspedes, Mariana Grajales, José Maceo y Tomás Estrada Palma, así como los restos de cubanos ilustres como José María Heredia, Emilio Bacardí Moreau, Miguel Matamoros y Francisco Repilado (Compay Segundo).
Uno de los sitios de culto del cementerio es precisamente el Mausoleo a José Martí. Allí se encuentran sus cenizas, que descansan sobre un puñado de tierra de cada país de América.
El Mausoleo fue concebido de forma hexagonal y en cada uno de sus lados una ventana deja paso al sol, que ilumina la tumba del Apóstol durante todo el día.
La tumba de José Martí, una de las más visitadas del cementerio, es custodiada por jóvenes reclutas del Servicio Militar Activo (obligatorio), que realizan el cambio de guardia cada media hora.
Santa Ifigenia es conocido no solo por sus “muertos ilustres”, sino también por su impresionante colección de monumentos funerarios y esculturas de mármol y bronce.