LA HABANA, Cuba.- El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez Parrilla, criticó enérgicamente el discurso pronunciado por el presidente Donald Trump en las Naciones Unidas.
En declaraciones ofrecidas al canal chavista Telesur, y recogidas por el periódico Granma, Rodríguez Parrilla calificó el discurso de “insólito, agresivo, de dominación, y descarnadamente imperialista”.
Evidentemente, el funcionario cubano se sintió “ofendido” por las palabras del mandatario estadounidense, en especial lo expresado por Trump acerca de Venezuela, Corea del Norte y la propia Cuba.
Es cierto que Trump empleó un lenguaje fuerte al referirse al gobierno de Nicolás Maduro, al que acusó muy certeramente de “haber robado el poder a los representantes elegidos por el pueblo con tal de preservar su desastroso mandato”.
Rodríguez Parrilla declaró que el ataque de Trump contra Venezuela había sido “brutal, injustificado y arbitrario”. Sin embargo, el funcionario castrista nunca ha calificado de esa manera los pronunciamientos de la mayoría de los gobiernos democráticos del continente, los cuales sostienen un criterio similar al de Trump acerca del régimen de Caracas. Incluso, se supo que los criterios de Trump se produjeron un día después de que se reuniera en Nueva York con varios presidentes latinoamericanos, y se tratara el tema de Venezuela.
El Canciller afirmó que “la amenaza de destrucción de un país de la península coreana es extraordinariamente grave”. Pero pasa por alto que Trump aclaró que Estados Unidos esperaba que no sería necesaria una acción militar contra Corea del Norte, pues para resolver el problema estaban, precisamente, las Naciones Unidas.
Y lo más trascendente: es indignante que Cuba considere muy grave una respuesta militar de Washington contra Pyongyang, y nunca se haya pronunciado en contra de las irresponsables pruebas nucleares que lleva a cabo el régimen de Kim Yon Un en abierto desafío a la comunidad internacional.
Es muy probable que, da haber sido Cuba en este momento miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, ese órgano no habría votado unánimemente —incluso también lo hicieron Rusia y China— a favor de imponer nuevas sanciones a Corea del Norte.
Con respecto a Cuba, al señor Rodríguez Parrilla no le gustó que Trump reafirmara que no habrá levantamiento de sanciones hasta tanto no se produjeran reformas sustanciales en la isla. Se trata, sencillamente, de no continuar con las concesiones unilaterales del ex presidente Barack Obama.
El canciller aprovechó la ocasión para insistir en que el gobierno cubano gozaba de una “reconocida limpieza y transparencia”. Mientras tanto, la propia edición de Granma del 20 de septiembre, anunciaba la celebración de la VI Reunión de la Comisión Bilateral Cuba-Estados Unidos acerca de las relaciones entre ambos países.
Y entre los temas tratados estuvo el anuncio de que, por indicación del más alto nivel del gobierno cubano, está en curso una investigación para esclarecer el incidente acústico que afectó a varios diplomáticos estadounidenses en La Habana.
Lo curioso del anuncio consiste en que es la primera vez que un medio de difusión cubano menciona este asunto. Es decir, que cuando ya medio mundo conocía de este incidente, es ahora cuando las autoridades consideran que el cubano de a pie debe saberlo.
Sin dudas, extraña transparencia esa que el señor Bruno le atribuye a la sociedad cubana.