AREQUIPA, Perú. – La Habana ha sido testigo de la presencia de varios miembros de la realeza y la nobleza a lo largo de su historia. Desde el distante reinado de Guillermo IV de Gran Bretaña hasta el siglo XXI, la ciudad ha recibido la visita de figuras destacadas.
Guillermo IV de Lancaster inauguró esta lista de ilustres visitantes hace aproximadamente 230 años. Le siguieron personajes como Luis Felipe de Orleans y su hijo, el príncipe de Joinville, quienes estuvieron en La Habana en 1838.
El archiduque Alejo, hijo del zar Alejandro de Rusia, participó en una famosa fiesta en 1872, organizada por los condes de Fernandina en su casona del Cerro, seguida por una recepción gubernamental a bordo del navío de guerra Gerona.
La infanta Eulalia, hermana de Alfonso XII, visitó la capital cubana en 1893. De hecho, su sobrinonieto Alfonso de Borbón, príncipe de Asturias, renunció a la sucesión dinástica para casarse con la cubana Edelmira Sampedro Robato. Alrededor de la misma época, el rey Carol II de Rumania realizó una visita privada a la ciudad en compañía de su amante, Magda Lupescu.
La estadía de Carol II en la Isla tuvo un final abrupto cuando un cable de la legación rumana en Washington lo llamó de vuelta a su país, marcando el inicio de una serie de acontecimientos que culminaron en su abdicación y la instauración de un régimen fascista en Rumania.
En la urbe habanera, otros miembros de la realeza y nobles dejaron su impronta en la década de los 30. Uno de ellos fue el duque de Windsor, conocido anteriormente como Eduardo VIII de Gran Bretaña, quien abandonó el trono por amor a Wallis Simpson, una mujer estadounidense, plebeya, católica y divorciada. Aunque su reinado fue efímero, su historia de amor resonó en todo el mundo.
Poco después, en una visita marcada por controversias y desafíos, Leopoldo III de Bélgica llegó a Cuba acompañado de su segunda esposa, Lilian, y su hijo Alejandro. Su reinado en Bélgica había sido truncado por la desconfianza de su pueblo y el Parlamento.
Acusado de simpatizar con Hitler, Leopoldo III apenas abandonó el Hotel Nacional durante su estancia en La Habana, participando solo en eventos privados organizados por destacadas personalidades locales.
En 1948, La Habana fue testigo de la presencia de dos figuras reales, aunque no reinantes. Don Juan de Borbón y Battenberg, padre del futuro rey Juan Carlos I de España, y su esposa, Mercedes de Borbón y de Borbón, se alojaron en la residencia de la condesa de Revilla Camargo.
Durante esta visita, la reina Sofía realizó un recorrido especial por San María del Rosario, donde respaldó el programa de restauración del casco histórico de la villa.
En 1953, la pequeña María Cristina, hermana de don Juan de Borbón, marcó presencia en la ciudad. Sin embargo, uno de los momentos más destacados se vivió en noviembre de 1999 durante la Cumbre Iberoamericana, cuando el rey Juan Carlos y la reina Sofía visitaron la capital cubana.
Más recientemente, en 2019, el príncipe de Gales (actual rey) y la duquesa de Cornualles hicieron historia al convertirse en los primeros miembros de la familia real británica en visitar Cuba de manera oficial desde que Fidel Castro iniciara su régimen comunista en la Isla.
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