LA HABANA, Cuba.- Tras más de un año de rigurosa selección, y tomándose en cuenta principalmente la total fidelidad al gobierno, quedó conformada la delegación cubana de 250 jóvenes que participarán en el XIX Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes en la ciudad rusa de Sochi, del 14 al 22 de octubre. Además de los delegados, la comitiva cubana tendrá entre sus invitados, nada más y nada menos que al bloguero Iroel Sánchez, el historiador Elier Ramírez Cañedo y al ex agente de la Seguridad del Estado, Raúl Capote.
En el acto de abanderamiento de la delegación, la primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC), Susely Morfa (conocida en el exilio como “la psicóloga de Panamá“), mencionó los temas que tratarán los delegados de la isla en el referido evento. Uno de ellos, por supuesto, será la denuncia del “genocida bloqueo económico y financiero” que mantiene Estados Unidos sobre Cuba.
Resalta el hecho de que los delegados de todo el país llegaron a La Habana tres días antes de partir para Sochi, con el objetivo de recibir intensas jornadas de preparación, que incluirán conferencias por parte de ministros, funcionarios e intelectuales oficialistas acerca de temas de actualidad.
Presumiblemente se les recalcará a los muchachos las “bondades” del sistema electoral cubano; la convicción de que los cambios económicos en la isla se realizan por la voluntad del pueblo, y no debido a presiones foráneas; así como serán imbuidos, una vez más, del concepto de revolución proclamado por Fidel Castro.
La cúpula del poder le confiere suma importancia a estas jornadas de preparación de los jóvenes. Prueba de ello fue la visita que hiciera el segundo hombre de la nomenclatura raulista, José Ramón Machado Ventura, al local donde tienen lugar esas conferencias y conversatorios. Machadito instó a los jóvenes a defender en Sochi “la verdad de Cuba”.
Ante tales hechos, cualquiera podría ser presa de la siguiente interrogante: ¿qué necesidad hay de darles una preparación adicional a esos jóvenes para que expresen en el Festival las ideas y conceptos que les convienen a los gobernantes si, como señalamos anteriormente, casi fueron “escogidos con pinzas”. Además, habría que tomar en consideración que el evento se efectuará en un país aliado de Cuba, como Rusia, y que a esos festivales acuden mayoritariamente jóvenes de izquierda.
Tal vez, en el fondo y muy a su pesar, la maquinaria del poder haya llegado a la conclusión de que el exorbitante bombardeo ideológico a que someten a los cubanos, y en especial a los jóvenes, es insuficiente para convertirlos en eficientes portavoces del gobierno. O que muchos jóvenes, aun los que aparentan mayor identificación con las autoridades, prefieren disfrutar del paquete semanal antes que ver las Mesas Redondas o leer el periódico Granma.
Otro argumento que justificaría las jornadas de preparación sería que los delegados a Sochi aplicaran en la cita el principio del centralismo democrático, con el que funcionan en la isla el Partido Comunista y la UJC. Un dueto en el que, como es lógico suponer, hay más centralismo que democracia, y que obliga a cada persona a adoptar el criterio de la mayoría, aun si entra en contradicción con el suyo propio.
De todas formas se evidencia que, como todo régimen totalitario, el castrismo no se siente seguro ni siquiera entre los que le muestran adhesión.