MIAMI, Estados Unidos. – El “nadie escuchaba” de antaño ha quedado atrás aunque ciertamente la clase intelectual internacional sigue de alguna manera ignorando la represión contra sus congéneres en Cuba y prefiere continuar manifestando simpatía por la quimera llamada Revolución. A no pocos les justifica su razón de ser.
El grupo teatral El Ciervo Encantado tuvo la idea de ofrecer una alternativa al espacio que el cine independiente cubano ha perdido desde que fuera censurada la controversial Muestra anual, auspiciada por el ICAIC, que tantos dolores de cabeza les ha dado a los fieles guardianes del castrismo.
El Jam Audiovisual ―como fue nombrado el nuevo espacio― estaba programado para los días finales de abril con materiales realizados por los alumnos de la Facultad Arte de los Medios de Comunicación Audiovisual (FAMCA) del ISA, y tres proyecciones de directores ya reconocidos.
De manera abrupta, la dirección de El Ciervo Encantado recibe un mensaje del Ministerio de Cultura que cancela parcialmente el evento ya que solo la filmografía de los alumnos puede ser mostrada.
Ante tamaña adversidad, Nelda Castillo, directora del grupo teatral, publica el siguiente texto en su página de Facebook:
Informo que las proyecciones que programamos para los días sábado 29 y domingo 30 (docu-ficción El encargado de Ricardo Figueredo, documental La Habana de Fito de Juan Pin Vilar y documental Existen de Fernando Fraguela y Yulier Rodríguez), han sido canceladas por desaprobación del Ministerio de Cultura. Se mantiene la muestra de los materiales de los estudiantes de FAMCA el viernes 29.
Estamos en total desacuerdo con esta decisión y expresamos con firmeza nuestra inconformidad con este acto de censura sin explicaciones hacia artistas cuyas obras dignifican y conforman la cultura cubana.
La censura es consustancial al totalitarismo y no requiere de justificaciones, pues sus ejecutores disfrutan de impunidad. Algunos contertulios que ahora debaten en los medios sociales, a propósito del zafarrancho que la arbitrariedad ha provocado, culpan a los burócratas de “Cultura”, como si fueran cuentapropistas y no los representantes de la maldad.
Desde La Habana, el actor Luis Alberto García no se anda con metáforas para dejar constancia de su disgusto: “Realmente la censura no debería pastar en sitio alguno. Muy lamentable la decisión de prohibir que los filmes de esos creadores puedan ser vistos en un espacio de reflexión y diálogo. Otro episodio tristísimo y vergonzoso que engrosa una lista de miedo”.
Mientras Raúl Prado, el fotógrafo y realizador que sufrió en carne propia la represión, ahonda desde Miami: “Otros dos proyectos en los que participé como director de fotografía que son censurados, otros tres proyectos de cine hechos por cubanos y para cubanos que quieren desaparecer, la lista es larga, en esta ocasión dicen que por el Ministerio de Cultura, en realidad la orden siempre parte del departamento ideológico o de la SE (Seguridad del Estado), nadie más se atreve a dar órdenes… Otro ejemplo más de la decadencia y lo mediocre que ofrece el ‘Gobierno’ en la Isla, otro ejemplo más del totalitarismo y la ‘continuidad’ esa de la que tanto hablan”.
Fernando Pérez, quien parece ser el único cineasta de su generación que no se deja intimidar, vuelve a la carga como suele hacerlo cada vez que se han presentado episodios de esta índole: “Una vez liquidada (no encuentro otra palabra) la Muestra de Cine Joven pensé que otros espacios alternativos comenzarían a suplir las confrontaciones y difusión del nuevo cine que es hoy y será mañana el rostro del audiovisual cubano más dinámico y renovador. El Ciervo Encantado dirigido por esa gran artista que es Nelda Castillo comenzó a hacerlo.
“Hoy me entero que nuevamente la censura impide la proyección de las obras más recientes de Fernando Fraguela, Ricardo Figueredo y Juan Pin demostrando que el espacio cultural en Cuba sigue empecinadamente cerrado a la diversidad, a la divergencia y al pensamiento complejizador de nuestra realidad. Pero una vez más la censura no impedirá que el pensamiento siga siendo empecinadamente libre y que, como afirma en el documental de Juan Pin ese otro gran artista que es Fito Páez, el arte y la vida sigan expresando su derecho a la duda frente a las verdades absolutas”.
La censura no es una entelequia independiente de la máxima dirección castrista. Es consustancial a su modus operandi. Ahora hace silencio hasta que los agraviados se agoten, no tengan a donde concurrir, y se disipe la controversia.
Los cómplices de la dictadura se empeñan en ignorar que a Fraguela le acaban de dar el Premio al Mejor Documental en el Festival de Cine de Málaga por El matadero, prohibido en Cuba, y que Juan Pin aborda la figura de un artista reconocido internacionalmente, quien hizo disfrutar la libertad del rock a los cubanos cuando más lo necesitaban, o que Ricardo Figueredo ostenta una filmografía celebrada en diversos foros internacionales sobre la Cuba profunda y que su nueva propuesta, El encargado, está protagonizada por Mario Guerra, actor que honra la cultura cubana y no ha tenido otro remedio que buscar refugio en la Florida.
ARTÍCULO DE OPINIÓN
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no necesariamente representan la opinión de CubaNet.