Gobierno ignora a trabajadores y deja abandonada una tienda en Holguín

HOLGUÍN, Cuba.- “Cerraremos la tienda Hanoi”, la mala noticia del Gobierno cayó como un jarro de agua fría sobre los 23 trabajadores del lugar. Era marzo de 2019.
De un plumazo y sin consulta, la impuesta decisión gubernamental no solo puso fin a los más de 70 años del objeto social del establecimiento, también destruyó la vieja y fraternal relación de sus empleados. “Desunieron un colectivo que era como familia. Un grupo fue reubicado en diferentes tiendas, a otros les asignaron nuevas labores con las que no estuvieron de acuerdo. Eso provocó que la mayoría renunciara”, contó a CubaNet una exempleada que se identificó como Magaly.

Los trabajadores reclamaron, pero el gobierno rechazó la petición. “El sindicato en este país es una ficción. No nos respaldó y enseguida obedeció la orden de cerrar. Queríamos protestar frente a la sede del Gobierno, pero nos amenazaron con multas, juicios y cárcel si lo hacíamos. Finalmente, nadie nos apoyó, quedamos sin defensa. El Gobierno se salió con las suyas y a los trabajadores nos tocó perder”, dice a CubaNet Alberto, otro exempleado de la tienda.
Con la esperanza de hacer pública la injusticia, los empleados acudieron a la prensa, la radio y la televisión local y nacional, quienes ignoraron las denuncias, los reclamos y el desacuerdo que les hicieron llegar. En cambio, los medios oficialistas desplegaron una campaña comunicacional para apoyar y celebrar la idea de una galería.

“En homenaje a los 300 años del pueblo de Holguín se pretende inaugurar la galería del maestro Cosme Proenza”, anunciaba con entusiasmo el periódico Ahora.
Notas similares se difundieron por la radio y la televisión del territorio.

En pocos días el local quedó desocupado. La urgencia del desalojo hizo pensar que las obras iniciarían pronto. Pero hasta hoy, tres años después, el lugar sigue desatendido y sin señales del inicio de una restauración.
Uno de los encargados de la reconstrucción es la filial en Holguín del Fondo Cubano de Bienes Culturales (FCBC), una empresa perteneciente al Ministerio de Cultura.

“Entre los nuevos retos para el año en curso está el emplazamiento de nuevas galerías como la del maestro Cosme Proenza”, fue la afirmación de Manuel Hernández Ramos, director del FCBC en el territorio, en enero del 2020, que quedó como promesa incumplida.
De una avalancha informativa que alababa el proyecto, los medios locales pasaron a un silencio sepulcral: hasta ahora no se han divulgado las causas del estancamiento constructivo.
Los años de abandono y la falta de uso han provocado un deterioro progresivo del local. “Ahora la reparación y el mantenimiento es más costoso. Nosotros éramos los encargados de la reconstrucción. Pero todo quedó en la idea. Nunca nos dijeron las causas de la cancelación y no hay fecha para comenzar los trabajos”, dijo a CubaNet un trabajador del FCBC que solicitó anonimato por temor a represalias.

El lugar cambiaría su objeto de uso. Sin embargo, durante el 2019 el frente de la tienda no fue transformado. En su puerta solo colgaba el pequeño e imperceptible cartel de “Cerrado”. Desde el 2020, quizás con el ánimo de aplacar las críticas en contra y al mismo tiempo dar respuesta a los que indagaban sobre las causas del cierre de la tienda (y de paso ocultar la suciedad interna del local), en los cristales de la fachada se pegaron fotos que mostraban el diseño computarizado de lo que sería el destino final de la instalación. En uno de ellos se puede leer “Colección Cosme”.
Sin embargo, la idea tuvo el efecto contrario. La decisión confundió aún más sobre el futuro de la edificación. Al parecer “olvidaron” quitar el letrero ‘HANOI, TIENDA POR DEPARTAMENTOS, EMPRESA MUNICIPAL DE COMERCIO’, un anuncio que comparte espacio con las imágenes de la futura galería. “¿Por fin esto será una galería o se mantendrá como tienda?”, pregunta una joven a su pareja que pasa frente al local.

El desteñido de las fotos es una señal inequívoca del paso del tiempo que delata la indolencia de las autoridades y resalta la fealdad del centro de la ciudad. Incluso encima de la marquesina del local todavía está el nombre de la tienda en letras grandes de hormigón que van perdiendo su color verde original.
A través del cristal de la fachada se observa la suciedad acumulada por años del local. El polvo, palos en el piso, una botella vacía dentro de lo que fue un anaquel, carpintería despegada. La podredumbre convive con una escoba recostada a una pared muy cerca de la fachada y a la vista de todos. “Esas son las obras de arte de Cosme Proenza que exhibe la galería”, se burla un grupo de jóvenes que pasan.

La malversación y el robo podrían ser algunas de las causas del abandono de la instalación. “Si se sacaron a los trabajadores, si se eliminó la tienda con más de 60 años y si se decidió convertirla en una galería es porque ya estaba aprobado el presupuesto para la inversión. ¿Dónde está el dinero? ¿Qué rumbo tomaron los materiales destinados para la restauración? Esas preguntas que nos hacemos los trabajadores de la tienda y el pueblo de Holguín han quedado sin respuestas.”, dice Magaly, quien califica el abandono de la tienda como símbolo de las indecisiones gubernamentales y su incapacidad de proyectar el futuro. “Hubo falta de previsión y control, un mal que padece el Gobierno de esta provincia”, agrega.

Un poco de historia
El inmueble, situado en la calle Libertad a un costado del céntrico parque Calixto García e inaugurado en la primera mitad de la década del 50 del pasado siglo, tiene valor histórico. Fue una de las primeras tiendas concebidas por departamentos para el comercio en Holguín.
Poseía una cafetería y un piso intermedio. Su diseño se caracteriza por un estilo racionalista y una concepción moderna. Perteneció a la cadena de tienda estadounidense Sears Roebuck and Co., S.A. En alusión a sus dueños, popularmente se identificó como ‘El siar’.

Llegó el Comandante y mandó a parar
Con el castrismo en el poder y la eliminación de la propiedad privada, la tienda fue nombrada Hanoi. Poco a poco el glamour y el esplendor se fueron apagando. En sus últimos años fue un Mercado Artesanal Industrial y de Servicios (MAIS), donde se vendía ropa reciclada, mercancía decomisada en las aduanas, ferretería artesanal u objetos en comisión.

El abandono actual del local se ha interpretado como una muestra de la superioridad del sector privado sobre el estatal. “Si el local se lo arrendaran a un comerciante privado este lugar fueran el más bonito de la ciudad. Da pena que el gobierno con todos los recursos en sus manos no haya podido restaurarlo. Y este abandono lo ve todo el mundo. Estamos dando la imagen de una ciudad fea”, responde un transeúnte a una pregunta de CubaNet.
Junto al Pirijod de Manuel el desamparo de la instalación visibiliza la ineptitud, la desidia e incapacidad de las autoridades del territorio.

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