CDMX, México. – “Son maquiavélicos, malos, malos. La maldad de esta gente no tiene límites y tienen absoluto poder sobre nosotros. Están cogiendo gente a lo loco, al azar”, repite Isabel, en un audio de WhatsApp con un tono visiblemente alterado. Ellos, los malos a los que se refiere, tienen a dos de sus hijos en la cárcel.
El 8 de octubre, Isabel Cristina Agosto, quien vive en Rusia desde hace un año, recibió una llamada de Cuba en la que le avisaban que su hijo Alejandro había sido detenido por la Policía. Al muchacho de 21 años lo acusaban de haber participado en las protestas que a finales de agosto ocurrieron en Nuevitas, a pesar de que no se encontraba en el pueblo.
Un mes antes se habían llevado a su hijo mayor, porque una llamada anónima avisó a las autoridades de que Jimmy habría lanzado piedras contra el cristal de una oficina estatal con planta eléctrica. A Jimmy lo sacaron el 6 de septiembre de su casa, sin zapatos, ni camisa y sedado, después de regresar del hospital donde chequeaba su epilepsia. Tampoco le permitieron a su familia llevarle de inmediato los medicamentos que requería por su condición de salud. Incluso, una vez que las autoridades carcelarias recibieron las medicinas, tampoco se les comenzaron a administrar, denunció su mamá este domingo.
“Cuando me dijeron que también habían apresado a Alejandro, se me desplomó el mundo y tuve que pedir permiso en el trabajo para irme porque era incapaz de reaccionar. Imagina lo agobiada que me veía en el metro que, mientras esperaba el vagón muy cerca del andén, se me acercó un policía para preguntarme si estaba bien. Creo que pensó que me iba a tirar al carril. Estaba fuera de mí, como loca, al punto de olvidar la parada, Cuando reaccioné estaba muy lejos de mi estación. Desde entonces todos los días despierto dudando si en verdad esto nos está pasando, si es real”, cuenta Isabel.
Luego de 31 días detenido en la sede de la Seguridad del Estado de Camagüey, Jimmy fue uno de los jóvenes presentados en el Noticiero de Televisión autoinculpándose, junto a otros manifestantes. En el video, donde el vocero oficialista Humberto López mostró una foto de Wikipedia de armamento ocupado en Kosovo, haciéndolo pasar como armas para Cuba, Jimmy dijo que el youtuber Ultrack lo había influenciado con sus mensajes de violencia, y que por eso lanzó piedras.
Para su familia, si él accedió a hablar frente a una cámara y reconocer un delito que hasta ese día había negado, y del que no tenían pruebas contra él, fue porque lo estarían chantajeando con la seguridad de su hermano menor. Ese, asegura su madre, es el punto con que lo hacen flaquear.
A pesar del video que Jimmy accedió a filmar, a Alejandro lo detuvieron un día después del programa porque la Policía lo ubica el 20 de agosto en Nuevitas. Sin embargo, es imposible que el chico estuviera en dos lugares a la vez: ese día se encontraba en la Unidad Militar 4395, donde cumplía su Servicio Militar. No fue hasta el 7 de septiembre que le dieron la baja, tras dos angustiantes años recluido, en los que intentó igual número de veces contra su vida.
A 9 518 kilómetros de sus hijos, en un país extraño y hostil, Isabel se derrumba, olvida comer y casi no duerme. Por supuesto, eso no es pretexto y debe levantarse cada mañana para ir a su trabajo. Ahora más que nunca necesita el dinero y aumentar sus horas laborales para que su mamá, de 72 años e infartada, pueda pagar un auto desde Nuevitas hasta Camagüey y llevarle alimentos a sus nietos.
“De mis cuatro hijos, las chicas me acusan de preferir a los varones; lo que es incierto. Si alguna diferencia ellas notan es porque a los chicos yo los quiero con un poquito de lástima. A diferencia de sus hermanas, que son muy fuertes, frontales, independientes, muy parecidas a mí, ellos son más sensibles, muy nobles. Jimmy nació cuando yo tenía ocho meses de embarazo y no pude verlo hasta que cumplió 21 días. Desde entonces mi hijo arrastra como secuela la epilepsia, pero eso no ha impedido que sea un muchacho sociable, al que todo el mundo aprecia. En cuanto a Alejandro, es el niño más bueno del mundo y yo no soy una madre ciega. Es que él nunca alza la voz, no dice mentiras, no pide nada, ayuda a todos. En ese cuerpo no hay una célula de maldad, y sé, porque lo ha demostrado, que no tiene la fortaleza para soportar lo que está sufriendo”.
Desde que se lo llevaron preso, el principal temor de Isabel es que su hijo menor atente contra su vida de nuevo. Por los abusos que sufrió en el Servicio Militar, en noviembre de 2021 Alejandro se tomó un puñado de pastillas para ponerle fin a su agonía. El chico sobrevivió y fue a juicio militar porque las autolesiones son consideradas indisciplinas graves. “Mi hijo no estaba bien y el psiquiatra que lo atendió así lo dictaminó, pero no quisieron darle la baja”. Eso lo llevaría a intentarlo nuevamente. Los antebrazos del muchacho muestran cicatrices frescas de varios cortes.
“No sabemos si fueron por Totó (así le digo a Alejandro desde niño) porque nosotros empezamos a denunciar por todas partes lo de Jimmy y salieron muchas notas de prensa. Quizá en represalia y para someter a Jimmy, que adora a su hermano, detuvieron a mi hijo menor”, reflexiona Isabel.
Si en alguien o algo desconfía Isabel es en el Estado cubano. Lo cree capaz de las maniobras más perversas. Por eso, varias veces repite durante la conversación que ellos “hacen lo que les da la gana”, que “ellos tienen el poder de ubicarte en cualquier lugar y asegurar que hiciste cualquier cosa”.
“Yo veía las noticias de represión y me indignaba sobre todo con los muchachitos presos del 11 de julio. Me decía: esta gente qué se cree, cómo son tan malos. Pero cuando te pasa, sufres la sensación más grande de desamparo, la tristeza más infinita del mundo. En Cuba todos estamos expuestos a que destruyan a nuestras familias. Nadie está a salvo. Uno lo ve en todas partes y duele, pero cuando lo vives es otra cosa. Es indescriptible”.
“Hace unos días soñé que a Jimmy lo habían matado en la cárcel. Me desperté alterada y sin ubicarme, porque desde que se los llevaron yo no duermo bien. Cuando conseguí conciliar el sueño nuevamente repetí la misma pesadilla pero ahora quien estaba muerto era Totó. Y dentro de ese mismo delirio yo gritaba: No puede ser, si el que estaba muerto era Jimmy, ahora también me quitan a Alejandro. Me he quedado sin hijos”.
El 13 de octubre, la abuela materna de los muchachos los vio a ambos, y le contó a Isabel que Jimmy está más tranquilo, que se le nota volcado en su hermano. Pero Totó, en cambio, sí se muestra mucho más afectado. No entiende por qué lo tienen preso si ni siquiera estaba en el pueblo. Se lo dice a todos, pero nadie escucha. Tras poco más de una semana en la cárcel a Totó le han diagnosticado un cuadro depresivo, lo que lo vuelve aún más frágil. Eso sí, la policía política, en un acto de “bondad”, ha colocado a ambos hermanos en la misma celda para que Jimmy esté pendiente de Alejandro.
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