HOLGUÍN, Cuba. – Las denuncias por estafas de carteros a sus clientes acaparan la atención en la provincia de Holguín, al nororiente cubano.
El incremento de las quejas ha puesto en alerta a los directivos de las oficinas de la Empresa de Correo de Cuba en la provincia, dijo a CubaNet un empleado de la entidad bajo identidad reservada.
La mayoría de los reclamos se centran en el cobro y la entrega de la prensa, dos de los disímiles servicios que ofrecen los carteros.
El modus operandi es sencillo: después de cobrada la prensa a los suscriptores, huyen con todo el dinero.
Al paso de los días, y al no recibir el servicio pagado, los afectados reclaman a los administrativos, quienes responden que el cartero denunciado ya no trabaja en la entidad.
En ocasiones la empresa queda libre de responsabilidad pues el cliente paga sin recibir un comprobante a cambio. “Después que le pagué, el cartero me dijo que los comprobantes se habían agotado, y que me daría uno al siguiente día”, dijo a CubaNet Lázaro Fernández, uno de los estafados.
Los carteros más osados entregan el comprobante y después escapan con el dinero de la recaudación. Sin embargo, lo que más ha molestado a las víctimas es la morosidad de la Empresa de Correos del territorio para solucionar el problema, dejando entrever fisuras en el control.
Así ocurrió con los vecinos del reparto Peralta, de la ciudad de Holguín, quienes, después de tres meses de realizada la denuncia, todavía esperan por respuesta.
“Es fácil atrapar al estafador, porque la empresa tiene sus datos escritos en el contrato de trabajo”, afirma Dennys Pérez, una perjudicada.
A pesar de que en el Contrato de Prestación de Servicio relacionado con la suscripción de prensa se establece que la empresa “deberá restituir al cliente el servicio quebrantado”, esto se cumple en muy pocas ocasiones.
Los precios mensuales de las suscripciones de la prensa varían de acuerdo a la cantidad de días del mes. Para octubre, los periódicos diarios como Granma y Juventud Rebelde tienen un valor de 8.20 y 5.40, respectivamente. Mientras los de circulación semanal (que incluye la prensa de cada provincia y el periódico Trabajadores) cuestan dos pesos cada uno.
Generalmente los clientes se suscriben a dos periódicos: el local y a otro de circulación diaria. Por los dos pagan 10.20 pesos en moneda nacional. El promedio por zona supera los 60 subscritores y el dinero recaudado sumaría un poco más de 700 pesos, la cifra promedio robada por los carteros que han huido con el dinero.
A los malhechores se les cierra el contrato o se les aplica una medida en el caso que lo requiera, dijo, sin dar más detalles, Dasnelly Rams Pascual, directora de Capital Humano de la Empresa de Correos en Holguín.
El criterio de selección para escoger a los carteros incluye las verificaciones de buena conducta en su zona de residencia, y un periodo de prueba. Pero ante el déficit de empleados, los parámetros requeridos por la empresa para ejercer la profesión han bajado.
“Antes exigíamos doce grado de escolaridad, y en estos momentos tuvimos que acudir a noveno grado, porque no tenemos personal para cubrir esta tarea.”, reconoció Rams Pascual.
La inestabilidad de la fuerza de trabajo y los hechos delictivos van de la mano del bajo salario y las malas condiciones laborales de los carteros.
Debido a que Correos de Cuba funciona como empresa, los trabajadores no se beneficiaron con el incremento salarial anunciado por el gobernante Miguel Díaz-Canel a mediados de este año. La medida se aplicó solo al sector presupuestado.
Con un salario básico mensual de 275.25 pesos en moneda nacional, el cartero podría incrementarlo en dependencia de los servicios que sea capaz de contratar en su zona. Además, reciben un estipendio alimentario de 375 pesos al mes, por los 25 días laborables.
Sin embargo, los carteros nunca han sobrepasado los 650 pesos mensuales (26 dólares), uno de los más bajos de la provincia, donde el salario medio es de 720 pesos mensuales.
El pago se realiza por el sistema a destajo, y por el resultado del trabajo. Así, cuando la empresa contrata a los carteros les explica que el incremento salarial depende de su esfuerzo y de la cantidad de clientes que logren alcanzar.
A cambio, los empleadores no brindan condiciones idóneas para lograr ese objetivo.
En el desempeño de la labor “recorría varios kilómetros a pie. Mi jefe nunca cumplió la promesa de entregarme una bicicleta”, dijo José Antonio Almaguer, quien estuvo en la profesión 20 días.
En el convenio colectivo se establece que cada cuatro años la empresa de correo garantiza una bicicleta a los carteros. Pero esto se ha incumplido porque “la fábrica de la provincia de Villa Clara, con la que nosotros tenemos el contrato, es inestable con la entrega de las bicicletas”, dijo Raúl Torres Pupo, director adjunto de la Empresa de Correos de Holguín.
El funcionario asegura que el déficit de carteros es causado por la falta del medio de transporte. “Cuando hacemos el contrato al trabajador que llega a nuestra empresa le mostramos su puesto de trabajo, y le enseñamos todo lo que necesita para comenzar a prestar un servicio con calidad, pero al ver que no tiene un medio de transporte decide no comenzar el trabajo”, reveló Torres Pupo.
La Quinta es uno de los repartos de la ciudad de Holguín con mayor inestabilidad de carteros. Por la zona, en lo que va de año, 20 empleados han renunciado a su labor, y todavía el déficit es notable. La situación se repite desde hace varios años y no se le ha encontrado solución.
Para solventar el problema, directivos de la oficina de correos han propuesto a la empresa dividir el sector en dos para que el recorrido sea más pequeño. La idea no ha sido aprobada, pues la incorporación de otro trabajador incrementaría gastos de salario.
“A los directivos que disponen de aire acondicionado en sus oficinas y autos para desplazarse solo les interesa cumplir el plan de ingreso, sin valorar las malas condiciones de trabajo de los carteros”, denunció a CubaNet un empleado que prefirió el anonimato por temor a ser despedido.
“Estamos expuestos al sol y a la lluvia. Trabajamos los siete días de la semana con unas bicicletas, en la mayoría de los casos, en mal estado técnico. Cuando se deterioran tenemos que comprar con nuestro dinero las piezas de repuesto y las gomas, que nos cuestan 300 pesos”, dijo el empleado.
Aunque todavía quedan carteros fieles a su trabajo, en estas condiciones inciertas varios clientes han cancelado las suscripciones de la prensa por temor a ser víctimas de las continuas estafas.
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