[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=dJ5lUDcQ9lo[/youtube]
LA HABANA, Cuba.- La avenida Carlos III, llamada también Salvador Allende, es considerada la vía citadina más ancha de Cuba, con una longitud de 1210 metros de largo de y una anchura de 51 metros.
Con cuatro carriles que ayudan a descongestionar el tráfico, está conformada por una variedad arquitectónica de edificaciones patrimoniales y distintivas en el contexto social y comercial del país, cuya significación esta devaluada por el deterioro.
Su novel arquitectura y la reconstrucción total en la década del cincuenta, la hacen resistente a 56 años de cambios y la falta de mantenimiento que destruyó a su vecina, la avenida Reina.
En su recorrido, la avenida Salvador Allende recorre los municipios Centro Habana y Plaza de la Revolución (Vedado). En total abarcan 17 cuadras, compuestas por 1027 viviendas y 6479 habitantes.
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=4bu3-B3Ob3s[/youtube]
Carlos III en Centro Habana
Según el último censo en el 2012, los 757 metros que recorren la localidad de Centro Habana, desde su encuentro con la avenida Reina, hasta su cruce con la avenida Infanta, la componen 668 viviendas ocupadas por 4325 habitantes.
Una fuente oficial que solicitó anonimato como condición para colaborar con este reportaje, reveló que los informes de la Oficina de Rehabilitación y Desarrollo (ORD) de Centro Habana, registran 84 viviendas en buen estado técnico, 143 en regular y 441 en malas condiciones de habitabilidad.
La misma fuente señaló que en el tramo de Centro Habana, se ha registrado un derrumbe, 38 desplomes de elementos estructurales, 29 caídas de techos y 11 casos críticos de estructuras dañadas.
Durante el 2013, el gobierno manifestó haber rehabilitado las fachadas de cinco edificios y la impermeabilización de siete cubiertas. La realidad es otra, las rehabilitaciones (pinturas de fachadas) no concluyeron y las cubiertas quedaron mal impermeabilizadas.
Carlos III en Plaza
La avenida reduce su ancho a 45 metros cuando la acoge el municipio Plaza. Desde Infanta hasta las faldas del Castillo del Príncipe se extiende siete cuadras que abarcan 452,7 metros, con 359 viviendas ocupadas por 2 154 habitantes, según el censo de 2012.
Cifras del CAM en el municipio Plaza, indican que el 59 por ciento de las construcciones en esta parte de la arteria, se encuentra en mal estado de conservación con afectaciones graves en sus fachadas.
De los inmuebles existentes, 45 se encuentran en buen estado técnico, 105 regulares y 209 en malas condiciones. Durante el último año se registraron 31 derrumbes de elementos componentes de las viviendas, 23 parciales de techos, y 10 casos de estructuras críticas.
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=mykwZcDOsAU[/youtube]
Todo cabe en la avenida, hasta un rey destronado
En 1902, la avenida Carlos III fue renombrada como Avenida de la Independencia, nombre por el que nadie la reconoció. En 1936 el historiador Emilio Roig, consiguió del Alcalde de La Habana la restitución del nombre.
En la década del setenta el gobierno de Fidel Castro rebautizó la avenida como Salvador Allende, nombre que tampoco reconocen los cubanos. El rechazo al nuevo nombre provocó que el gobierno desapareciera la estatua del rey Carlos III, dejando vacío el pedestal que coronaba la avenida con la figura del monarca, ejecutada en mármol Carrará.
Desde entonces, la escultura del soberano yace en la oficina del historiador de la ciudad, quien no se atreve a solicitar la restitución del nombre de la avenida, en honra al deseo popular y a su maestro Emilio Roig.
La avenida Carlos III fue catalogada por el escritor cubano Jorge Mañach como una calle sin vocación. En ella cabe todo. Hasta el desastre urbanístico que no logra desfigurarla totalmente.
El edificio del Gran Templo Nacional Masónico, construido en 1955, alberga la estatua más grande de José Martí bajo techo. La edificación autónoma, hito local por su altura, muestra detrimento a pesar de que cinco de sus once pisos están ocupados arbitrariamente por el gobierno con empresas estatales que no le han dado mantenimiento.
El inmueble codificado con el número 603, antigua sede del Partido Socialista Popular, se encuentra roído en su interior por filtraciones. Está destinado en sus primeros niveles a locales de albergues para trabajadores y a oficinas estatales que contribuyen a su destrucción.
Casi al frente, se mantiene en pie la antigua sede de la Compañía Cubana de Electricidad. Un edificio moderno construido en 1958, con influencia de arquitectura brasileña. En década de los ochenta, la edificación fue despojada de los mármoles que revestían el exterior del edificio. En la actualidad se encuentra ocupado por el Ministerio de Energía y Minas.
La primera instalación monumental moderna de la capital fue el Hospital Freire Andrade, llamado Emergencias. Las remodelaciones que se llevan a cabo en la instalación son insuficientes para el avanzado deterioro del centro hospitalario, catalogado como uno de los peores en la capital según expresó el arquitecto especialista en restauración y conservación de patrimonio, Vladimir Calderón Frías.
La larga fila de edificaciones destruidas o en mal estado, es engrosada por la parte posterior del edificio de la Sociedad Económica Amigos del País, actual Instituto de Literatura y Lingüística. En ese lado de la acera se destruye la mansión que alberga en la actualidad, a la casa de la cultura local, perteneciente a Alfredo Hornedo, un cochero que se convirtió en millonario a mediados de siglo XX.
Al frente, en la acera de los números impares, lleno de un enmohecido abandono, la antigua fábrica Pepsi Cola se debate entre el colapso y la demolición.
A un costado, el antiguo almacén Larrañaga fue convertido en viviendas para albergados del municipio, como solución urgente a la crisis habitacional. Práctica seguida con gran parte de las instalaciones de servicio en la avenida, usadas como tablas de salvación para las víctimas de derrumbes.
En el límite con el municipio Plaza, el edificio Las Avenidas, una construcción ecléctica de 1925, muestra desprendimientos de hormigón que aparentan las consecuencias de un férreo bombardeo.
En la misma acera, al cruzar la avenida Infanta, la escuela de Medicina Veterinaria acoge a la avenida Carlos III en el municipio Plaza. La edificación que a pesar de obtener el premio nacional de arquitectura, su fachada amenazó durante más de 15 años con desplomarse encima de los transeúntes.
[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=4GbXeIVM9ww[/youtube]
En la actualidad se realizan obras de remozamientos para cambiar su apariencia estética, no para fortalecer su estructura.
La Quinta de los Molinos, el Jardín Botánico y la dependencia de la escuela de Agronomía de la Universidad de La Habana corren con mejor suerte en la rehabilitación así como el mercado Único, actual Plaza de Carlos III, reinaugurado en 1997 como proyecto comercial de la corporación CIMEX.
Con el auge del cuentapropismo cobraron fuerza los comercios a lo largo de la avenida Carlos III, especialmente en los portales de los números impares. La venta de mercancías del mercado negro es una referencia comercial en los portales de la vía para los cubanos que se acercan diariamente desde cualquier parte del país.
La destrucción y alteración del entorno de una avenida moderna como Carlos III, pone en peligro la continuidad del desarrollo urbano que muestra la historia de una ciudad.