AREQUIPA, Perú – La Mona Lisa de Leonardo da Vinci, una de las obras de arte más famosas del mundo, fue objeto de atención el pasado domingo 28 de enero cuando unas activistas lanzaron sopa al cristal que la resguarda en el Museo del Louvre, en París.
Las manifestantes expresaron consignas para concientizar sobre el derecho a una alimentación “sana y sostenible”, dejando a los visitantes atónitos ante el incidente.
Este no sería la primera vez que la reconocida pieza es objeto de atentados, pues a lo largo de la historia ha protagonizado intentos de robo y otros sucesos curiosos como ataques con piedras, pasteles y pintura, consolidando su estatus como un ícono cultural.
El 29 de agosto de 1911, Vincenzo Peruggia, un hombre italiano que había trabajado en el Louvre, logró hurtar la Mona Lisa mientras el museo estaba cerrado al público.
Conocedor del sistema de seguridad y habiendo instalado la puerta de vidrio que protegía la pintura, el ladrón extrajo la obra maestra sin mayores complicaciones. El robo contribuyó a la fama de la Mona Lisa, que más tarde fue recuperada en 1913.
Peruggia fue condenado a un año y 15 días de cárcel, que luego se redujeron a siete meses y nueve días.
Durante los años siguientes, y en plena Primera Guerra Mundial, la pintura fue trasladada por diversos lugares secretos en Francia para evitar que fuera dañada por los nazis. Una vez acabado el conflicto bélico, la Mona Lisa fue devuelta al museo y desde entonces nunca más ha sido robada.
En 1956, Hugo Unzaga, un turista boliviano, lanzó una piedra que impactó en el cristal de protección de la Mona Lisa. El impacto fue tan fuerte que rompió el cristal y provocó el desprendimiento de un sector del óleo, específicamente a la altura del codo izquierdo de la pintura.
Unzaga, motivado por el deseo de regresar a Bolivia, logró su cometido al ser arrestado solo por 24 horas y luego embarcado hacia su país. Este incidente llevó a las autoridades del museo a instalar un cristal a prueba de balas para proteger la pintura, medida que aún se mantiene.
A pesar del resguardo especial tras el vidrio, la obra continuó expuesta a otros atropellos. En 1974, una japonesa en silla de ruedas arrojó pintura roja sobre la pintura durante una exhibición en el Museo Nacional de Tokio, como protesta contra las políticas del museo.
Asimismo, en 2009, una turista rusa lanzó una taza de té de porcelana contra la Mona Lisa en el Louvre, vociferando contra las autoridades francesas por la denegación de su ciudadanía. Aunque los ataques no dañaron la pintura, generaron revuelo y llevaron a condenas y multas.
Recientemente, en mayo de 2022, la Mona Lisa experimentó otro incidente cuando un hombre disfrazado de anciana en silla de ruedas le lanzó un pastel, dejando el vidrio protector manchado con crema blanca. Si bien el cuadro no sufrió daños, el acto se volvió viral en las redes sociales.
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