SANTA CLARA, Cuba. – En 2003, México y Cuba realizaron una postulación conjunta para que el bolero fuera considerado como parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Dos décadas debieron pasar para que finalmente, en diciembre de 2023, este género musical fuera incluido en la lista de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés).
Sin embargo, entre investigadores y musicólogos de ambas naciones ha existido desde antaño cierta polémica por la atribución del género nacido en Cuba y no en la península yucateca. José Vivanco Sánchez Hecheverría, originario de Santiago de Cuba y nacido un 19 de marzo de 1856 pasaría a la historia como el compositor del primer bolero conocido.
El tema Tristezas, escrito por Pepe Sánchez en 1883, daría origen formal al género que se extendió de inmediato a La Habana y Latinoamérica. Posteriormente, se distinguiría por el acompañamiento musical conocido como “clásico” de guitarras y percusión, y que el escritor Argeliers León describe como una “mezcla de rasgueado y punteado”. Los investigadores coinciden en que, a raíz de la popularidad de la pieza, todos los demás trovadores continuarían componiendo con esta misma estructura, un compás binario de 2/4.
En un artículo de Rafael Lam sobre Pepe Sánchez se hallan referencias de que el cantor trabajaba como sastre de la burguesía santiaguera y que “lo visitaba una clientela de alto nivel, como Brindis de Salas, Jorge Anckermann, Antonio Maceo y Sindo Garay”. Además, que está considerado como el creador de la propaganda comercial, lo que luego fuera conocido como los jingles radiales.
Entre sus discípulos se encuentran populares intérpretes y compositores de la época como Alberto Villalón, Rosendo Ruiz y el propio Sindo Garay, quienes, en gran parte, llevarían a la tierra mexicana el nuevo estilo estrenado en el Oriente cubano.
En aquel entonces coexistían en la Isla marcadas influencias europeas que se mezclaban con ritmos africanos, lo cual dio origen a la conocida “criolla”. Así es que el precursor de la Trova Cubana, como se le ha conocido históricamente, sacaría a la luz aquellas dos estrofas que revolucionaron las populares serenatas y tertulias santiagueras. Tristezas relata la imposibilidad de concretarse una relación entre dos seres que se han jurado amor: “La suerte es adversa conmigo. No deja ensanchar mi pasión. Un beso me diste un día. Lo guardo en el corazón”.
Muchas de las “confusiones” respecto al origen del primer bolero pueden haber sido la consecuencia de que Tristezas fuera registrada a principios del siglo XX por el “legendario dueto de trovadores mexicanos Abrego-Picazzo bajo el título de Un beso, prensado en un disco de una sola cara por el sello Victor”, según afirma al respecto el musicólogo Pepe Reyes.
Amén de que el bolero es un género propiamente cubano, no son pocos los musicólogos que defienden el hecho de que México ha tratado de salvaguardarlo y protegerlo como suyo, convirtiéndose en su “madre adoptiva”.
Hace algunos años, el nieto de Pepe Sánchez, José Julián Padilla Sánchez, saxofonista y musicólogo expresó en una entrevista: “Debo decir que existen suficientes elementos para demostrar que fue mi abuelo materno (…) el legítimo y primer inspirador del género”.
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