LA HABANA, Cuba.- Contar con un ejemplar de Más libres que los pájaros, una selección de crónicas publicadas entre los años 2000 y 2022 en CubaNet que componen el último libro de la periodista independiente, poetisa y escritora Tania Díaz Castro es afortunado (lógicamente en Cuba no han comercializado el libro). Esto lo debo a la generosidad de amigos en el exterior, quienes posibilitaron su llegada a mis manos.
Impreso en España por Ediciones Deslinde en 2023, con textos escogidos y editados por Casa Palanca, tiene un prólogo de Luz Escobar y una galería de fotos.
El principal objetivo del libro fue recaudar un fondo de ayuda a las mujeres que ejercen esta profesión por su cuenta, sin tener jubilación posible, y además testimoniar con estas escasas páginas, una labor relevante.
La editora señala en la nota de presentación: “Tania es historia viva. Historia de Cuba, e historia del periodismo independiente”. Y añade después: “Elegir unas pocas crónicas para este libro no ha sido tarea fácil. Su obra es muy extensa y abarca mucha Cuba, mucha más de la que cabe en un libro, por muy largo que este sea…”.
Por su parte, la prologuista señala, entre otros aspectos, las múltiples dificultades enfrentadas por aquellos que desafiaron, y aún hoy lo hacen, al régimen castrista haciendo un periodismo al margen del control estatal. Estas personas, como ella, han sufrido medidas represivas como la cárcel, la muerte o el exilio.
Tania estuvo en prisión entre 1989 y 1990. Era secretaria general del Partido Pro Derechos Humanos en Cuba, fundado en su domicilio de la calle Lealtad, y había pedido un plebiscito a Fidel Castro. Al salir de la cárcel “…encontró la fuerza para seguir enfrentándose al poder a través del periodismo”.
Los 16 trabajos compilados, de los cientos que escribiese, se dividen en tres asuntos: “El país” “Su historia” y “Mi vida”, representativos de los muy variados tópicos sobre los que escribió Tania en su larga carrera.
Los primeros cinco tratan sobre la emigración de los cubanos, los Beatles, los fotógrafos por cuenta propia, los problemas padecidos por los homosexuales por exhibirse en público, y uno dedicado a Tania Brugueras.
De estos me llama la atención el dedicado a la etapa donde para escuchar a Los Beatles había que hacerlo a escondidas, algo que también sufrí. Tania los escuchó por vez primera en casa de unos amigos norteamericanos que vivían en el Casino Deportivo, en 1970. Señaló que hoy los prohibidos son los artistas cubanos que emigraron y se preguntó: “en que parque habanero muy pronto, veremos sentada en bronce a Celia Cruz, la guarachera de Cuba, como está hoy John Lennon en una plaza de El Vedado”.
La segunda parte trata de otros temas medulares, como la extraña desaparición del comandante Camilo Cienfuegos, y por qué: “En más de medio siglo transcurrido, jamás se ha hecho un trabajo de rescate de los restos del avión que cayó al mar el 28 de octubre de 1959”.
En otros, habla de su amigo Ángel Rodríguez, mutilado en la guerra de Angola; del caso del “silenciado” bailarín, Ramiro Guerra; de los fusilados a principios de la Revolución, y el Proyecto de Referéndum convocado por el opositor Oswaldo Payá Sardiñas.
Cierra la tercera parte, con artículos dedicado a la muerte de su amiga de los años Carilda Oliver Labra, y otros sobre los libros quemados por los presos durante su estancia en prisión para calentar agua, y los convertidos en pulpa para prohibir su circulación, y uno muy curioso que hiciera a su vieja máquina de escribir Olympia.
No ha perdido actualidad el trabajo titulado: “En una celda de Fidel Castro”, donde expone cómo los miembros de la Seguridad del Estado realizan sus interrogatorios con tortura psicológica y narra lo vivido por ella: “El instructor era un experto en desarticular mentes, técnica aprendida en la KGB. Su especialidad: acosar, lograr sumisión, acatamiento, servilismo; sobre todo en personas incapaces de soportar fuertes presiones, incapaces de defenderse ante la tortura”.
Es significativo el llamado que hace en el trabajo: “Donde se violan los derechos”, en el cual aborda su detención el 10 de marzo de 1990 motivada por: “…haberle enviado yo una carta al poeta Armando Valladares por el triunfo obtenido en la ONU”. Concluye esta crónica con una enérgica frase: “¡Que nadie me diga que en Cuba no se violan los derechos humanos! ¡Que nadie me lo diga!”.
Toda la obra general de Tania se destaca por su lenguaje directo y claro, algo resumido por ella en una frase: “Decirle al pan, pan, y al vino, vino”.
Sus últimos años de vida los pasó Tania (que falleció el pasado 5 de febrero) en un modesto apartamento ubicado al final del poblado de Santa Fe, en el municipio Playa, lejos del ruido urbanístico, junto a su inventada familia (sus perros y gatos) para vivir juntos: “Más libres que los pájaros”.
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