MADRID, España.- El pianista, arreglista y compositor cubano Felipe Dulzaides Badía (1917-1991) es muy poco conocido entre los cubanos, a pesar de haber sido uno de los impulsores del jazz en la Isla.
Su nombre no suele incluirse cuando se mencionan a los exponentes del género en Cuba, como Chucho Valdés, o Bobby Caracassés. Quizás la razón sea que, tras el triunfo de la Revolución, en enero de 1959, estuvo preso dos años.
Según relató su hijo Felipe Dulzaides Jr., en entrevista con El País, todo se debió a un mal entendido: “Resulta ser que Dulzaides, que era un hombre apuesto y seductor y tenía facilidad para que se le pegaran las más bellísimas amantes, prestó a una de ellas su Buick descapotable, el que le había regalado Santo Traficantte. Al parecer, ambos (ella y el carro) acabaron detenidos por participar en una actividad `contrarrevolucionaria´ y Dulzaides fue arrestado de rebote una noche tras actuar en El Nacional. Le echaron seis años de cárcel, pero cumplió dos, tras percatarse alguien del error”.
De acuerdo a la página Vintage Cuba, era considerado un preso político. Y durante sus años en la cárcel tuvo que “llorar solo la muerte de su madre”.
Dulzaides había nacido en una familia de intelectuales; era hermano de la poeta Fina García-Marruz Badía. Su música inicial estuvo influenciada por el pianista inglés George Shearing, a quien conoció en uno de sus viajes a Estados Unidos.
Felipe Dulzaides fue el fundador de Los Armónicos (1955), agrupación que tuvo gran repercusión en la época y se presentaba en centros nocturnos como Sans-Souci, Montmartre, Tropicana, Internacional de Varadero y Bar Elegante del Hotel Riviera. Contó entre sus integrantes con el guitarrista Pablo Cano, el trompetista Luis Ortellado y las cantantes Doris de la Torre y Lucas de la Guardia. Además trabajó con Pablo Cano, Sergio Vitier, Jorge Luis Valdés Chicoy, Bobby Carcassés Armando Romeu (hijo), Lázaro Manuel Morúa y Regino Tellechea, entre otros. Con el mismo éxito Los Armónicos hacía jazz, bosanova, música popular bailable o rock.
Además, fue referencia y escuela de muchos jóvenes jazzistas cubanos; así como fundador del Festival Jazz Plaza.
Felipe Dulzaides murió en 1991, debido a una segunda hemiplejia que le ocurrió mientras tocaba en el Bar Elegante del Hotel Riviera.
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