LA HABANA, Cuba.- De la Academia de San Alejandro, formado por maestros de la talla de Juan José Sicre y otros que marcaron el nacimiento de la vanguardia escultórica en Cuba, se graduó Eugenio Rodríguez (1917-1968), un artista de talla excepcional, imprescindible a la hora de revisar la historia de la escultura cubana, específicamente en las décadas de 1940, 1950 y 1960.
En la academia aprendió a modelar a partir de los cánones clásicos, obteniendo calificaciones sobresalientes. Simultáneamente, se interesó por la talla directa en piedra y madera, descubriendo las infinitas posibilidades formales para trascender la representación realista.
Su primera participación en el circuito habanero de exposiciones tuvo lugar en 1944, como parte de la muestra “Presencia de seis escultores”. Ávido de conocimientos y de aprender nuevas técnicas, a finales de los años cuarenta se gestiona un viaje de estudio a México y Estados Unidos, donde permaneció durante ocho años y del cual regresó como un artista consumado, dueño de un estilo personal y hábil en las diversas técnicas que conformaban su arte.
Una vez en la capital, fue convocado a participar en la decoración del Museo Nacional de Bellas Artes, para el cual realizó La creación, una excepcional pieza ejecutada en bronce, que demostró el gran talento de Eugenio Rodríguez y la experiencia acumulada durante sus estudios en Estados Unidos.
Mujer a caballo (1944) es una obra suya que pertenece a la colección permanente del Museo de Arte Cubano, y que refleja los intereses de su autor en aquella primera etapa creativa. Para los años cincuenta, las formas compactas y macizas habían sido reemplazadas por una ejecución libre, dinámica, de líneas esbeltas y expresividad poderosa.
Durante los años cincuenta, incorporó el trabajo con hierro y otros metales, que lo condujo al fascinante mundo de la orfebrería. A partir de entonces su obra escultórica se inclinaría cada vez más hacia la ligereza estructural, conectando con el lenguaje de la abstracción, que imponía una nueva estética, ideal para aquellos artistas que amaban experimentar.
Eugenio Rodríguez participó en varias muestras colectivas dentro de la Isla. Expuso en la Universidad de Tampa y en los Salones de Xilografía Cubana, en la ciudad de México. Entre sus obras más conocidas, además del conjunto escultórico que decora el exterior del Museo Nacional de Bellas Artes, destacan Fuga, realizada en hierro, y Abstracción, en madera.