LA HABANA, Cuba, marzo, 173.203.82.38 -El auto Lada de color blanco con matricula HAA 247, viajaba a toda velocidad por la 5ta avenida. Partió del modesto apartamento que en el Reparto Flores tiene Bruno Rodríguez, y se dirigía al Vedado. A toda velocidad es en realidad un eufemismo. La 5ta avenida de Miramar, es un atasco de carros modernos, cercados por la intensidad de los semáforos y la indolencia de los almendrones (autos norteamericanos de la década de los 50). Por lo que el ocupante principal, el Ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, tuvo que aparentar la lectura de algún documento muy importante, cuando posiblemente estaba terriblemente aburrido.
Desde el mediodía del viernes 18 de marzo, aumentaron las presiones sobre él, tras la aprobación por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas del área de exclusión aérea sobre el territorio Libio. Seguramente lo esperaba. Tras su intervención pública a favor del Kadafi en Ginebra y Bruselas, así como la del vice canciller Abelardo Moreno en Nueva York, la cancillería había cedido en el tema libio, ante la presión del departamento de relaciones internacionales del partido comunista.
La gente del Comité Central, pedían repetidamente la más fuerte oposición a la propuesta de Francia y el Reino Unido, en el marco de las Naciones Unidas, la Unión Europea y la OTAN.
El Director de África del Norte y Medio Oriente en el Minrex, Enrique Enríquez Rodríguez, le pasó a Bruno el día anterior, un informe sobre los problemas que tendría con algunos países africanos y árabes, de mantener el apoyo a Kadafi, debido a la violencia desatada tras las protestas y por las victimas causadas. Además ya sabía de la presión que la Liga Árabe sobre China y la decisión del país asiático de abstenerse en la reunión del Consejo de Seguridad
Cierto que su apoyo al dictador libio era compartido con la Alianza Bolivariana, en especial con Venezuela y Bolivia, los que más estrechas relaciones tenían con el país norafricano. Se dice en los pasillos del Minrex, que el Canciller de Venezuela Nicolás Maduro, llamó a Bruno a la oficina, para ponerlo al tanto de la posición de su país y que pronto su Presidente, Hugo Chávez, haría comentarios sobre el tema a la prensa.
No obstante, Bruno no se veía feliz. La declaración oficial cubana sobre la situación Libia, hecha pública el domingo, fue más de lo mismo: “Violación del ordenamiento legal internacional, doble rasero y ofensiva imperialista”. Un reencuentro con lugares comunes de la retorica de su antecesor Felipe Pérez y, en lo profundo de sí, posiblemente Bruno hubiera preferido una posición más neutra, que le permitiera navegar con mas calma hasta abril… y sobre todo, ganar tiempo.