LA HABANA, Cuba, julio (173.203.82.38) – El 26 de junio concluyó en Irán un evento denominado “Conferencia Mundial contra el Terrorismo.” Esteban Lazo fue representando al gobierno de Cuba.
El mundo parece estar cambiando. ¡Quién iba a decirnos hace unos años que en Irán se efectuaría una conferencia internacional con ese tema! La reunión, que según los medios oficialistas en La Habana contó con la participación de representantes de 50 países, concluyó con una declaración de condena al terrorismo en todas sus formas y manifestaciones.
Tras esa declaración, que, sin dudas, la delegación de alto nivel de la isla, aplaudió y suscribió, se pudiera suponer que los “actos de repudio”, expresión de terrorismo de Estado contra los opositores pacíficos y Damas de Blanco, terminen.
Pero eso es suponer mal, porque los gobernantes de Cuba tienen su propia escala de valores acerca del terrorismo. Ellos tienen muy bien definido cuando el terrorismo es bueno y cuando es malo, y a cada rato dan prueba de ello.
Un día después de la clausura de la mencionada Conferencia en Irán, se efectuó en La Habana el sepelio del general de brigada Demetrio Montseny Villa. En las honras fúnebres participaron varios altos jefes de las Fuerzas Armadas, miembros a su vez del Buró Político del Partido Comunista. Fidel y Raúl Castro mandaron ofrendas florales.
A su vez, el diario oficial Granma publicó datos referentes a la vida y obra del fallecido General. En esa especie de breve biografía se leía lo siguiente:
“Durante una visita de Frank país a Guantánamo para organizar el Movimiento 26 de Julio, se incluyó a Montseney en la primera célula de ese territorio como jefe de acción y sabotaje”.
Es bien conocido que esas “acciones” iban desde poner bombas en cualquier lugar hasta “ajusticiamientos” de simpatizantes del gobierno de Fulgencio Batista en las puertas de sus propias casas. Y lo de “sabotaje”, no es necesario ni explicarlo, la propia palabra lo define. Todo eso no era otra cosa que terrorismo, no hay otro calificativo para ese tipo de actos.
Así que, por un lado condenan “cualquier forma de terrorismo” , y al día siguiente le rinden honores a un terrorista.
La realidad es que nuestros gobernantes no renuncian a su esencia, sólo que, para uso exclusivo en el exterior, tienen una licencia especial que les permite negarla y hacer cualquier tipo de declaraciones o firmar cualquier acuerdo que de antemano saben no cumplirán. Mientras, en casa, todo sigue igual, y continuamente manifiestan su verdadera naturaleza represiva y terrorista.
En gente así, es siempre un error confiar, sobre todo cuando tienen en sus manos los medios y el poder para hacer daño.