LA HABANA, Cuba, agosto, 173.203.82.38 -En un mensaje escrito el día de su muerte, Antonio Conte me decía: Victoriano, diviértete y llora con el texto que sigue: “El poder de Macabia”. Nunca se debe mezclar la literatura con el resentimiento ni el odio político. Así no se construye el arte, sino el panfleto.
Así era y será Conte: Un intelectual independiente situado a la derecha de la izquierda y a la izquierda de la derecha, aunque nunca en el centro”, como se definía un personaje de Mempo Gardinelli en su novela histórica Santo oficio de la memoria.
A través de un lenguaje mezcla de magisterio y humor (para desalmidonar el coturno catedralicio), Conte nos guió por las controversiales variantes del periodismo ético, hacia miles de lectores interesados por la realidad de la isla.
“Con chispa, pero sin teque, y mucho menos sin amo”, fue su lema cotidiano; lo mismo en la revista Cuba, cuando residía en la isla, que allá en su cátedra colombiana, o en el último y más amado rincón (Cubanet) donde soñó tirar, y tiró, sus últimos cartuchazos.
Un editor que no discriminaba entre un tema y la amistad para soltarte un terno ante una pifia gramatical o un desliz ortográfico, supo multiplicar el afecto por sus acertadas críticas, más allá del tino y el tono en que las expresaba.
Esa virtud y el desenfado de bajarle los humos a cualquiera, siempre fue compensada con la buena intención de sus indicaciones, y sobre todo, con el elogio justo cuando se acertaba en el nivel de calidad que ha sido y es premisa en Cubanet.
Amigo donde los hay, consejero a tiempo completo, y jodedor criollo con un nivel de información y destreza periodística y literaria de alto vuelo, encontró en la poesía un escenario de guerra y paz para multiplicarse.
En el periodismo, sus artículos revelan esa inasible fusión entre lo culto y lo popular, lo informático y lo especulativo, en un juego de espejos escritura-lector donde la realidad fluye, a veces en un tono satírico, en otro humorístico, hacia la comprensión y el interés.
Artículos como ¡Textéame, papi chuli!, Musulungo and company, Mirahuecos y Virgen que a los tres Juanes apareciste, por sólo citar algunos de los que me envió, han sido publicados en diversos medios y constituyen ejemplo del buen periodismo para muchos de los que colaboramos con Cubanet.
En la narrativa, sus novelas La fuente se rompió y El asesino silencioso, además de los cuentos Midtown, Yo no quiero bailar con Isabel, y El poder de Macabia, entre otros, gozan de un creciente interés por parte de quienes hemos tenido el privilegio de leerlos.
Pero es en la poesía donde este hombre aparentemente pragmático y duro, revela su profundo humanismo y sensibilidad, a través de la vida que perdió, y que sin embargo, no termina.
Nada podrá definir mejor la vida, obra y muerte de Antonio Conte que éste soneto, descriptivo y premonitorio, recogido en su libro de poesía, Definición del humo:
Salmo No.1
Viéndome ahora con sesenta años
Y más canas que sueños en la testa,
Siento que el corazón no me molesta
Pero no alberga muchos desengaños.
No soy ni melancólico ni huraño,
Y tengo el alma lista, bien dispuesta,
Voy lo mismo a un entierro que a una fiesta
Y con agua dietética me baño.
Me adoró una mujer que ya ni nombro,
Y en general, he amado a mi manera
Sin demasiado peso sobre el hombro.
Voy a morir de infarto un día cualquiera,
Sin lluvias, sin caminos, sin asombro,
Con tus ojos, muchacha, en la cartera.
Amores, conflictos, reconocimientos, enemistades, exilio, y sobre todo, hijos que quiso como a nadie, nietos que conoció y amó por fotos, amigos a tutiplén, conforman las quince mil vidas de un caminante que las vivió todas en una sola, y que hoy se multiplica.
Contíbiri: Ayer me divertí y lloré con tu mensaje. Como cada martes, aquí te envió el mío. Espero tu respuesta.
Abrazos.