LA HABANA, Cuba, noviembre, www.cubanet.org -En las sociedades cerradas, donde no hay libertad de información, es preciso leer entre líneas, para quebrar el secretismo impuesto desde arriba. Secretismo que, entre otras, impide conocer la cuota de poder real de cada dirigente.
Cuando se informó la designación de Miguel Díaz-Canel Bermúdez como primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, no faltaron voces, tanto en Cuba como en el exterior, que afirmaban estar en presencia de la segunda figura del régimen cubano.
Pronto se convencieron de que no era así. Porque José Ramón Machado Ventura, en su posición de segundo secretario del Comité Central del Partido Comunista, continuaba siendo la sombra de Raúl Castro.
Díaz-Canel parecía el tercer hombre en el poder.
No obstante, en días recientes observamos un acontecimiento que podría darnos la verdadera ubicación de Díaz-Canel en la nomenclatura castrista. Se trató del recibimiento del vicepresidente de la India por el General-Presidente, reportada por Granma el 31 de octubre.
Tanto la nota oficial como la foto del encuentro, con las delegaciones de ambos países, el protocolo cubano se encargó de ubicar estrictamente a las personalidades de acuerdo con su jerarquía política.
Al lado de Raúl Castro se hallaba Esteban Lazo, miembro del Buró Político del Partido y presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular; después se encontraba Díaz-Canel, al que seguían Rodrigo Malmierca, ministro de Comercio Exterior y la Inversión Extranjera; y por último Marcelino Medina, viceministro de Relaciones Exteriores.
Es decir, que el señor Lazo ostenta en este momento una posición superior a la de Díaz-Canel en la nomenclatura. Este último es el segundo de Raúl en el Gobierno y el Consejo de Estado, pero su ubicación en el seno del Buró Político del Partido — que es lo que define la cuota de poder que se posee— parece no ser muy preponderante.
Incluso, es probable que prominentes figuras del Partido, como el ministro del Interior Abelardo Colomé Ibarra (Furry), el también vicepresidente Ramiro Valdés, y el ministro de las Fuerzas Armadas, Leopoldo Cintra Frías, aventajen también a Díaz-Canel.
Debemos de interpretar los pequeños detalles para descifrar el hermetismo de la Castrocracia. Un elemento que podría aportar luz sobre: el general Furry es el único autorizado a acompañar a Machadito al aeropuerto cuando recibe a Raúl Castro al regresar de un viaje al exterior.
Entonces el ascenso de Díaz Canel a la primera vicepresidencia de los Consejos de Estado y de Ministros, así como el relieve mediático que viene recibiendo últimamente, más allá de una escalada a la cima del poder, serían tan solo el recurrente “matar dos pájaros de un tiro”.
En primer término, se necesita dar la impresión de que algo se mueve en el anquilosado panorama político de la isla, en este caso mediante cierta “renovación” en la nomenclatura.
Por otra parte, Castro II prepara el relevo para el momento en que, de verdad, otras figuras deban asumir las riendas del poder. Pero para ellos ese instante llegará cuando desaparezca físicamente la generación histórica de la revolución. Antes, ni pensarlo.