LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -El cantautor argentino Fito Páez ofreció un concierto público en La Habana, el miércoles 5 de diciembre, gracias a una invitación del comité organizador del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano. El espectáculo musical, realizado en el teatro Carlos Marx, se dividió en dos partes. En la primera se proyectó la grabación de un concierto que tuvo lugar en Buenos Aires el pasado 13 de octubre, para conmemorar los veinte años del disco más vendido en la historia del rock argentino, El amor después del amor, de 1992. Luego, en la segunda parte, el propio Fito cantó algunas de sus canciones más populares, acompañándose del piano.
Esa noche, en la periferia del teatro Carlos Marx había cientos de jóvenes que ostentaban ese espíritu bohemio que caracteriza los días del Festival: ropas elegantes, vestidos nocturnos, camisas que presumen de informal, bufandas, maquillajes, novios de la mano. Algunas personas estaban revendiendo los tiques. Un asiento en el segundo balcón, la sección más alta del teatro, podía costar 20 CUC. Una pareja tuvo suerte: pudo comprar dos entradas, separadas, a 5 CUC la butaca, y una en platea. El precio original de venta era de 50 pesos, moneda nacional (2 CUC). Afuera, los vendedores estaban con sus carritos llenos, vendiendo chocolates, caramelos, rositas de maíz. Uno de ellos, con una cajita en la mano, pregonaba, en un tono lujurioso: ¡Chocolatéate, chocolatéate; vamos, gomita pa’ que te pegues a la “jevita”! Creo que la gomita eran unos chicles o caramelos.
Como ya es normal en la época del Festival de Cine Latinoamericano, la multitud se aglomeró junto a las vallas, y pareció que iba a derribarlas. (Esa precaución existe porque muchas veces la presión del gentío ha llegado a romper las puertas de cristal de los cines, y de los teatros). El concierto, programado para las 8 y media, comenzó a las nueve.
Salió Fito, con un saco de color gris, y anunció el concierto-documental que habían filmado en la capital argentina hacía menos de dos meses. La película, que recogía el concierto gratuito para rememorar los veinte años del disco El amor después del amor, tenía fragmentos de conversaciones de Fito con los asistentes y amigos que colaboraron en la preparación del espectáculo. Las canciones fueron interpretadas siguiendo el orden exacto del exitoso disco.
La película estuvo producida por Sony Music, con la dirección y producción artística general de Fito Páez, y fueron invitados a actuar en ese concierto los artistas argentinos Fabiana Cantilo, Celeste Carvallo y Charly García.
Al terminar, salió Fito al escenario, bajo un estrepitoso coro de aplausos y chiflidos. Había dos pantallas altas (una a cada lado del escenario), que proyectaban por igual su imagen en vivo. Entonces, comenzó el concierto en que acompañándose con piano interpretó 15 canciones.
El concierto terminó a las 11 y 20. Salí contento del teatro. Afuera, conversé con Rai, un estudiante universitario, que estaba bastante decepcionado y se sentía “timado”. Decía que Fito se había aprovechado de nuestra pobre conectividad a Internet para poner un concierto grabado que podíamos haber visto en Internet.
Quizás tuviera razón. Yo pude disfrutar más el concierto porque no tenía expectativas. Y disfruté –incluso más que sus canciones– de la actitud espontánea de Fito Páez, alegre, desembarazada, extrovertida, y que me recordaba los años 80, cuando Cuba no había pasado por la amargura de un Período Especial, y todavía era una esperanza que palpitaba en los ideales de la izquierda latinoamericana.
Viendo a Fito Páez, reconocí a un espíritu libre, soñador, y jovial, de los que no se ven en Cuba.