LA HABANA, Cuba, diciembre, 173.203.82.38 -Nuevamente la empresa pública de ómnibus urbanos cayó en crisis. Los pasajeros culpan a los choferes de los ómnibus y al personal administrativo del pésimo servicio que brindan y por el depauperado estado del parque automotor.
Los choferes y el personal administrativo culpan al gobierno por no comprar nuevos ómnibus y piezas de repuestos para mantener funcionando los que van quedando trabajando.
El círculo de culpa se cierra con el gobierno culpando a la administración de ómnibus urbanos por ineficiente y a la población la isla por no tener conciencia de que la escasez es impuesta por el “genocida bloqueo yanqui”.
Nuestra prensa nunca ha cometido el error de comentar, ni siquiera entre líneas, que posiblemente los suministradores extranjeros no quieran vendernos más ómnibus o piezas a crédito porque no tienen ninguna garantía de que paguemos lo que ya debemos, y mucho menos podamos cumplir con las nuevas obligaciones asumidas, porque estamos endeudados hasta el gollete.
Hace alrededor de tres años China vendió a Cuba con miles de ómnibus. Fue la última inyección dada a ese importante sector. El cobro del pasaje siguió costando 40 centavos, un mísero recaudo que apenas alcanza para amortizar el salario de los choferes, jamás para saldar las pérdidas en combustible y mantenimiento de los ómnibus. Por otra parte sería demencial, imposible y casi criminal, subir el costo del pasaje, teniendo en cuenta los paupérrimos salarios y pensiones que perciben los cubanos.
El martes 29 de noviembre Canal Habana, un programa de la TV cubana, habló sobre la crisis, sin entrar al meollo del problema. Al final del informativo sugirieron que los villanos de esta película son los transportistas particulares, que “se aprovechan de la crisis para cobrar precios exorbitantes por el pasaje”.
Desde mediados de los años noventa, cuando fue autorizada la transportación de personas a los propietarios de autos, la tarifa cobrada por esos taxistas se ha mantenido en torno a los 10 pesos en moneda nacional. Cierto, es un monto alto en relación con el ingreso promedio de la población; pero está totalmente en correspondencia con el precio del combustible que les vende el Estado a los taxistas particulares y con el precio de las piezas de repuesto que también les vende el Estado –único importador y monopolista del ramo- en sus tiendas.
Si hace más de medio siglo el mismo gobierno –en realidad, la misma familia- que continúa en el poder, se adjudicó el monopolio de todo en Cuba, y lo que vemos hoy es el resultado directo de sus acciones, ahora, en lugar de andar buscando culpables, debe asumir las consecuencias, y admitir sin rodeos que la culpa de toda la debacle nacional es suya.