MÉRIDA México -. Tres cortometrajes del importante cineasta cubano Nicolás guillén Landrián se podrán ver este domingo 26 de mayo en el festival Xcèntric, del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB).
Los cortometrajes Los del baile (1965), En un barrio viejo (1963) y Coffea Arábiga (1968) se proyectarán en la sección del evento “Alegoría africana”, junto a filmes de los estadounidenses Zeinabu Irene Davis y Ben Caldwell, informó Diario de Cuba.
Según dijo a este medio independiente el cineasta dominicano Diego Cepeda, curador de la muestra, su selección se pregunta: “¿qué tendrían que decirse entre sí algunas obras de esta mítica escuela afroamericana de la L.A. Rebellion, como las de Ben Caldwell y Zeinabu Irene Davis, y las de un cineasta afrocubano contrahegemónico como Nicolás Guillén Landrián?”.
“Pensar el cine desde el presente es interactuar con las huellas y heridas del pasado, y en este sentido, el cine de Nicolás Guillén Landrián es un cine que resiste”, agregó.
La exhibición de estas películas, restauradas gracias a los esfuerzos de Ernesto Daranas, tendrá lugar en el CCCB de Barcelona el domingo 26 de mayo, a las 6:30 p. m.
Landrián, de proscrito a rescatado
Nicolás Guillén Landrián fue uno de los tantos artistas repudiados por el régimen cubano en las décadas de los 60 y 70, a pesar de estar entre los más grandes documentalistas que ha dado Cuba.
Sobrino del poeta Nicolás Guillén, Landrián fue director de cortometrajes en el Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), de donde fue expulsado en 1971 por sus ideas “antisistema”.
Supervisado por el cineasta oficialista Santiago Álvarez, Landrián realizaba trabajos propagandísticos por encargo; pero el realizador imprimía su mirada transgresora en el aspecto técnico y mostraba la Cuba de esos años, que no le interesaba mostrar a las autoridades cubanas.
Según declaraciones del propio realizador, “trataba de hacer un cine que no fuese igual a lo demás, que no coincidiera con lo demás, que fuera un cine muy personal (…) La imagen era más importante que la palabra en sí. Me interesaba elaborar la imagen a través de un lenguaje nuevo, un lenguaje atrevido, interesante para el espectador”.
Tras la aparición de los documentales Reportaje (1965) y Retornar a Baracoa (1966), donde reflejaba los problemas del campesinado cubano, Landrián fue enviado a los campos de trabajo de Isla de Pinos.
Esta experiencia le desencadenó la esquizofrenia, por lo que fue internado en un psiquiátrico, donde recibió electrochoques. Luego de la recuperación y al haber cumplido su condena, volvió a su puesto en el ICAIC.
Al regresar al ICAIC dirigió Coffea Arábiga, uno de sus más grandes documentales, definido por la Enciclopedia Digital del Audiovisual Cubano (ENDAC) como “un ejercicio irreverente de creación, las más variadas técnicas (foto-fija, imágenes de archivo) combinado con un uso de la música donde no faltan ni siquiera Los Beatles, prohibidos por aquella época en la radio nacional”.
Sin embargo, Taller de Línea y 18 lo llevó a ser definitivamente despedido del ICAIC, acosado y repudiado hasta su exilio en 1989.
Su viuda, Gretel Alonso explicó que “los años 80 fueron una década particularmente miserable. Ya Nicolás sabía que no había retorno al cine, sino una lucha por la sobrevivencia y una persecución constante”.
Ya en Estados Unidos, Landrián filmó su último documental, Inside Downtown (2001), codirigido con José Egusquiza Zorrilla. El cineasta murió de cáncer en Miami en el 2003, a sus 65 años.
Muchos años después de su muerte, el Gobierno cubano ha dado indicios de intentar rescatar su figura; como ha sido el caso de algunas ediciones de la Muestra Joven, que preparó ciclos con parte de su obra. En la presente edición del Festival de Cine de La Habana, casi 20 años después de su muerte, se le rinde tributo con la presentación del audiovisual Landrián, realizado por el cineasta Ernesto Daranas.