MIAMI, Estados Unidos.- Sarah y John Wenham querían celebrar la boda de sus sueños en Cuba, y con 25 000 libras ahorradas durante años e invertidas en preparar la ceremonia, se fueron a un hotel del archipiélago caribeño junto a 24 invitados.
Pero lo que se suponía quedase como uno de los días más felices de sus vidas para la pareja de turistas, acabó en una escena horripilante cuyo trauma aún no concluye, según contaron al periódico The Sun.
El día antes de la boda, mientras ensayaban la cena de celebración, el techo del lobby del hotel Sol Río de Luna y Mares colapsó sobre muchos de los invitados, incluyendo la novia.
“Se sintió un ruido estridente y el techo colapsó y cayó sobre nosotros, atrapándonos debajo”, dijo Sarah, quien aún está asustada luego de meses de ocurrida la tragedia.
La novia dice que podía escuchar a sus niñas gritando horrorizadas luego de quedar atrapadas bajo el techo luego de que este cayó. Revive el horror contando que también los invitados de la familia quedaron aplastados. “Era tan pesado que no podía moverme, y estaba aterrorizada porque no podía llegar a mis hijas, que podía oír gritar desde alguna parte debajo de los escombros”.
“Vi que la sangre comenzó a manar de mi cabeza, y en ese momento pensé que iba a morir”, agrega.
La pareja presentó una querella a la compañía de viajes, Thomas Cook, que se ha disculpado por el incidente ocurrido el pasado agosto diciendo que ha hecho “todo lo que han podido” para apoyar a la familia afectada.
El novio, John, afirma que pudo ver la estructura deformándose antes de colapsar. Gritó a Sarah y a su hija Mia, de nueve años, empujándolas para que se quitaran. Mientras el resto del techo terminaba de caer, alcanzó a agacharse frente a su bebé de 20 meses, Penny, para protegerla de los escombros sosteniendo todo el peso que pudo.
“Fue horroroso”, afirma John. “Cuando eventualmente encontramos a Sarah, tomó dos personas sacarle los escombros de encima y tuve que deslizarme debajo para arrastrarla a ella hacia afuera”.“Luego del incidente, todos estábamos traumatizados”, añade. “No sabíamos qué era lo mejor que se podía hacer”.
John describe que “en menos de un segundo todo lo que habíamos planeado y ahorrado por tanto tiempo se había ido”. Y añade: “Nos sentimos terribles porque tanta gente había gastado tanto dinero y viajado tan lejos para estar con nosotros en nuestro día especial, y luego ocurre esto…”
No obstante, los británicos celebraron sus nupcias. “Cuando nos dijeron a último minuto que la boda podía aún celebrarse en otra instalación, sentimos que no teníamos otra opción que llevarla a cabo”.
“Por desgracia, ahora siempre recordaremos la boda como una distracción de los horripilantes eventos del día anterior”, debido a que “no pudimos disfrutarla y solo queríamos regresar a casa”.
“Así no es como deberíamos recordar nuestra boda”, concluyó.