Fernando Alonso, uno de los fundadores del ballet cubano y el maestro de la escuela cubana de ballet falleció el sábado 27 de julio, a los 98 años.
Nacido en 1914, Alonso creció en un ambiente familiar rodeado de la música y el deporte, no por gusto cuando asistió a su primera función de ballet en 1931, quedó enamorado de este arte escénico porque decía que reunía la música y el ejercicio físico, sus dos grandes pasiones.
La familia Alonso fue uno de los mecenas de la Sociedad Pro Arte y del Teatro Auditorium, de la Habana. En las aulas de este coliseo se daban clases de ballets con profesores que venían de Rusia y Estados Unidos.
Fernando y su hermano Alberto, muchachones deportistas iban a ver las bonitas jovencitas que daban clase de ballet. En una de esas juveniles visitas, Fernando conoció a Alicia Martínez, hija de la costurera que hacía los tutús para las bailarinas. Se enamoraron. Alicia quedaría en estado de Laura que nacería en Nueva York.
En Estados Unidos, Fernando Alonso cursó estudios en la academia del bailarín ruso Mijail Mordkin y bailó con su compañía en giras por todo el país. Actuó en comedias musicales de Broadway. Luego Alicia y Fernando integraron el American Ballet Caravan, el Ballet Theater of New York y el Ballet de Montecarlo, entre otros.
Todos los años, Fernando y Alicia, regresaban a Cuba para colaborar con el Ballet de la Sociedad Pro Arte, y en 1948 fundó, junto a su esposa Alicia y su hermano Alberto, el Ballet de Alicia Alonso, con el apoyo del gobierno de Prío. En 1959, pasó a ser el Ballet Nacional de Cuba, que Fernando dirigió hasta 1974, en que se rompió su matrimonio con Alicia y pasó a formar el Ballet de Camaguey.
Fernando pasó varios años en México, adonde llevó a escena El Lago de los cisnes, en el lago del Bosque de Chapultepec, en una puesta que la prensa mexicana calificó de memorable.
El féretro fue velado en el Teatro Nacional capitalino, sede del Ballet Nacional. El sepelio se realizó el domingo por la tarde.