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LA HABANA, Cuba.- Cuando ya estábamos casi convencidos de que los descalabros internacionales del béisbol cubano no nos sorprenderían, lo ocurrido recientemente en tierras norteamericanas confirma que la debacle aún no ha tocado fondo.
Todo transcurrió durante la gira de un equipo cubano por Canadá y Estados Unidos. En la primera nación la escuadra de la isla participó en la liga Can-Am, mientras que en tierras estadounidenses los cubanos sostuvieron el tradicional tope con el equipo nacional universitario de ese país.
En Canadá el equipo cubano perdió 16 de los 21 juegos disputados. Allí el pitcheo cubano fue vapuleado por los bateadores rivales. Después de tan funesta actuación, los cubanos esperaban recuperarse y ganar el tope frente a los universitarios de Estados Unidos. Sin embargo, también fueron derrotados en el enfrentamiento, al perder tres de los cinco juegos pactados .En esta ocasión, en general, el pitcheo norteño silenció a los bateadores cubanos.
Con excepción de seis o siete figuras que se hallan contratadas en el exterior —algunas de ellas en la propia liga Can-Am—, este equipo incluía a buena parte de los mejores jugadores con que cuenta el país. Y sobre todo talentos jóvenes con vistas a garantizar el ciclo olímpico que culmina en Tokio 2020.
La reacción de los técnicos y entrenadores del equipo cubano, y hasta del propio manager Roger Machado, no se hizo esperar. Comenzaron a escucharse frases al estilo de “nos hemos quedado atrás en el béisbol”; “en Cuba los bateadores no están acostumbrados a lanzadores tan rápidos, y aquí llegan al noveno inning tirando 90 millas”; y “esta es la peor versión internacional de nuestra pelota en los últimos 50 años”.
Por su parte, el manager Machado, en declaraciones formuladas al periódico Granma apuntó que “La responsabilidad la tenemos los entrenadores, empezando por mí y por los que están ahora aquí conmigo, pasando por los de cada provincia hasta la base. Hay muchas deficiencias, y estas llegan hasta una selección nacional como esta. Nuestros jugadores no saben correr las bases, ninguno realiza una asistencia defensiva donde le toca, los lanzadores tiran recta y curva, no tienen un tercer lanzamiento, ese que se dice que es para dominar”.
Pero Roger Machado fue un poquito más lejos al referirse a los percances sufridos por este equipo fuera del terreno de juego: “La pelota no puede quedarse sin guagua, sin gimnasio, sin hotel, todo lo cual le pasó a este equipo”. El manager no especificó si tales tribulaciones sucedieron en el exterior, o se debió a una mala atención de las autoridades deportivas cubanas durante el período de preparación para la gira.
De todas maneras resulta incomprensible que en un país con la tradición beisbolera de Cuba, donde antes de 1959 se jugaba una liga profesional con categoría de Triple A, solo superada en calidad por las Grandes Ligas de Estados Unidos, los actuales peloteros de la isla exhiban deficiencias técnicas como las expuestas por sus propios directivos.
En medio de la incertidumbre que invade a los aficionados, muchos de los cuales no hallan una explicación lógica a lo sucedido, un vecino de mi edificio solo atinó a expresar que “es como si el comunismo estuviese matando nuestro béisbol”.
